Conor
Aunque no dormí mucho—más bien nada—me levanté temprano para comenzar mi trabajo con la mejor actitud, sí, conseguí un trabajo en parte resultaba...interesante.
Debía presentarme quince minutos antes de las ocho de la mañana en el supermercado, no era algo en lo que quisiera trabajar pero servía por el momento, no quería vivir siempre a costas de Derek, y aunque no lo pareciera quiero ser diferentes a los demás, pero más que nada diferente a él: mi padre.
No podía ni pensar en él sin que un sentimiento repugnante invadiera mi cuerpo, algo más fuerte que no podía controlar, necesitaba ayuda, la ayuda que solo mi mejor amiga puede darme pero para mi desdicha no la tenía conmigo, solo tengo cigarrillos.
No lo pensé dos veces antes de tomar uno.
—Te hará daño fumar tan temprano.—Derek habló entrando a mi habitación.
—Me da lo mismo—dije encogiéndome de hombros.
Él bufó y salió de la habitación.
—De verdad no puedo contigo—murmuró.
A veces sentía lástima por Derek, tenía que soportarme cuando ni yo mismo lo hacía, él es mi único amigo y si no fuera por él no se que sería de mí, con él entendí que los amigos no son aquellos que te dicen te quiero si no aquellos que te demuestran que realmente te quieren, que no importa si no suben una foto o una historia a Instagram porque están creando historias en la vida real...aunque creo que Derek más bien esta viviendo pesadillas por mi culpa.
Sería su momento de experimentar y de sentirse libre, llego a una ciudad lejos de sus padres con muy poca gente que lo conoce y en vez de salir y asistir a fiestas prefiere quedarse conmigo a matar el tiempo.
Me siento orgulloso de que mi mejor amigo nunca me ha tratado con indiferencia, no es como los otros chicos que conocí en el instituto que decían ser mis amigos y a la primera oportunidad que tuvieron de irse lo hicieron, los mismos que casi hacían reverencias cuando llegaba al instituto.
Es irónico que mi mejor amigo sea el hijo del mejor amigo de mi padre y las amistades de mi padres no son precisamente las mejores personas, pero los padres de Derek son honestos y se han encargado de transmitirle los valores a su hijo. Derek es el amigo que esta contigo en las buenas y en las malas, lo sé porque nunca me ha abandonado ni en mis peores momentos pero y si algún día lo hiciera lo entendería, el tiempo es corto y las ganas de disfrutar son grandes, al menos para la mayoría.
Le di una última calada a mi cigarrillo antes de apagarlo, me puse mi uniforme de trabajo y bajé a desayunar. Derek estaba abajo devorando sus hot-cakes.
—¿A dónde vas?—preguntó.—Nunca te levantas tan temprano.
—A trabajar—me miró aún más sorprendido, pero lo disimulo rápido.—¡Oh!, te guarde algunos—dijo señalando su desayuno—sabes que no es necesario que lo hagas, tú familia ayudo a la mía cuando lo necesitamos.
—Pero quiero hacerlo, y no quiero que me cuestiones—dije a la defensiva.
Negó con la cabeza luego lo acepto.
—Ok, ¿de qué trabajarás?
—En un supermercado, en atención al clientes—dije y él escupió su jugo.
—¿Tú? ¿Atención a clientes?—arquee una ceja—Lo digo porque sé que tu actitud para tratar a las personas no es la mejor. ¿Ya no recuerdas como trataste a la chica ayer?. —Si lo recuerdo—Pero bueno no soy nadie para juzgarte así que suerte—dijo tomando su mochila y saliendo del departamento.
Él salió y yo me quede solo, en mi cabeza solo podía escuchar la voz de Adam riéndose tan fuerte de mí y gritándome que sin él yo no soy nadie.
Y puede que tal vez tenga razón.
Pero debo hacer esto, no solo por mí debo demostrarle a él que no lo necesito, no necesito sus regaños, ni sus gritos, ni su dinero. Tan pronto como termine mi desayuno tome mis cosas y mire mi gafete con recelo, aún me causaba indignación ver que tenía el mismo apellido que él.
Tome el autobús para llegar a mi trabajo, le indiqué al conductor mi parada, caminé hasta uno de los asientos, me coloqué los audífonos y miré por la ventana aunque no veía nada maravilloso ni especial solo gente caminando a pasos largos evitando chocar unos con otros para poder llegar temprano a sus trabajos y esa se convertiría en mi vida diaria.
El autobús hizo un par de paradas antes de llegar a mi destino. Caminé al interior de la tienda dejando mis cosas en uno de los estantes en donde me indicaron.
—¿Ya estas listo?—pregunto una chica con una sonrisa agradable.
—Mhumm. Me da lo mismo
—Deberías estar emocionado, es tu primer día.
De verdad esa chica—Melissa según su gafete—me decía eso, ¿Qué hay de emocionante en atender y escuchar a personas egocéntricas y malhumoradas todo el día?
No lo se, Derek debería saberlo, siempre te soporta.
—Bueno Conor te dejo, suerte.
Me despedí de ella con un ademán.
...
Estaba a menos de una hora de terminar mi primer día, solo tenía que acomodar mi zona y reportarme con el gerente para poder irme o al menos eso creía antes de que José, el gerente, se acercara a mí y me pidiera que cubriera al chico de que se encargaba de la paquetería.
Todo el rato en paquetería fue tranquilo hasta que unos chicos entraron riéndose ruidosamente, por un momento pensé en pedirles que se callaran, pero ellos desaparecieron por uno de los pasillos; solo un par de personas vinieron a recoger sus cosas, detrás de ellos estaba una chica sosteniendo una botella de jugo de manzana.
—Hola, oye estos jugos ya caduca...¡ey! Yo a ti te conozco, eres Conor.
Resople al ver de quien se trataba.
—Si—dije fingiendo una sonrisa—puedes quejarte en otro lado, cómo te darás cuenta no soy nadie con autoridad aquí así que te recomiendo que vayas a otra parte y no le arruines el perfecto día a un chico que tenía todo en orden hasta que tu apareciste.
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Editado: 15.05.2022