La Chica Que Soñaba Con Alcanzar Las Estrellas

Capítulo 11

11. Llamada de media noche.

"La vida nos da lecciones continuamente, y a veces las cosas
que nos pasan no son por casualidad"

Julie.

Ya ha pasado una semana desde que asistí a la primera sesión. Y empiezo a notar algún cambio, me cruje menos la pierna cada vez que lo hago.

Josh, dice que lo estoy haciendo muy bien y que seguro que en menos de que cante un gallo me recupero.

Sus palabras siempre me reconfortan. Esta semana hemos intercambiado nuestros números de teléfono, y hemos estado llamándonos por las noches.

Cada vez que recibía una llamada y veía su nombre en la pantalla, me era inevitable no sonreír.

Justo como ahora. Me está llamando. Decido responder y me coloco el teléfono en la oreja.

—¿Hola?—pregunto sonriendo tumbada en la cama.

—Hola Julie, ¿cómo te encuentras?—pregunta desde el otro lado de la línea.

Sonrío. Me hace sentir bien que se preocupe por mí, y que me llame.

Es demasiado dulce y tierno.

—Bueno, estaba leyendo un libro. Nada nuevo.—río leve.

—¿Un libro? Tu si que sabes matar el tiempo—responde riendo.—¿de que trata ese libro?

—Es Divergente. Trata sobre personas que se dividen en diferentes facciones, según sus habilidades y tienen que pasar diferentes pruebas y...

No me da tiempo a terminar la frase porque me interrumpe.

—Ah, nunca lo leí. Pero, vi la película. ¡El libro tiene que ser flipante!—menciona.

Vaya, es aficionado a las películas.

—Si, lo está. Y te cuenta más detalles que la propia película.

—Sí, detalles fundamentales.

—La verdad es que sí. Me da coraje que se salten algunas cosas de los libros...—doy un leve suspiro.

—Te comprendo.

—¿Tu lees?—pregunto sin rodeos.

—A veces.

—¿Sobre que sueles leer?

—Me gustar leer sobre ciencia ficción,misterio y fantasía. Y escribo poesía en mi tiempo libre.

—¿Escribes poesía?—pregunto sin ocultar la emoción en mi voz.

Nunca he conocido a un chico que escribiera poesía. La mayoría los he visto en blogs de internet, pero, esta es la primera vez que me pasa.

—Ajá.

—Uau. ¡Que pasada! Espero que algún día me dejes leer algo de lo que escribes.

—Claro, algún día.

—¿Y desde cuándo escribes?—pregunto interesada.

—Desde que era pequeño y me enseñaron a usar un lápiz.

Ruedo los ojos y río para mis adentros.

—Me refiero, a cuándo empezaste a escribir poesía.

—Lo sé. —responde con un tono divertido. —Pues desde que estoy sin tiempo para jugar al baloncesto, y tengo esta discapacidad.

Mi boca se abre en forma de "o" y una lágrima se desliza por mi mejilla en cuestión de segundos.

—Oh...—respondo con voz apagada.

—No te preocupes, Julie. Adoro escribir. Es un nuevo hobbie, se que no es lo mismo que jugar al baloncesto. —dice resoplando. —Pero, me llena bastante hacerlo.

—Uau, Josh. La verdad es que te admiro bastante.—digo mordiendome el labio.

—Gracias. —responde. —Yo te admiro a ti, porque estás siguiendo adelante después de todo lo que has pasado.

—Pero, me cuesta. Y tú sigues adelante, nunca te quejas y ves lo bueno que la vida tiene. —respondo.

—Bueno, eso es cuestión de tiempo. Llevo demasiado, y si solo hubiera visto el lado malo, tal vez ya no estaría aquí hablando contigo...

Vaya, con que habían pasado cosas turbias por su cabeza también.

A veces, a mi me da por pensar en la muerte. Y se que eso es algo que no debería pasar por mi cabeza, pero, me cuestiono todo lo que pasa a mi alrededor.

Es extraño. Pero, así es... todo es inexplicable.

—Josh, me alegro de que estés aquí hablando conmigo. Cuándo entre al hospital el día en que tuve el accidente bailando, jamás pensé que volvería a ser feliz... la danza, hacía que todos los problemas desaparecieran. Pero, desde que llegaste tú... —me quedo sin palabras el corazón se me acelera demasiado rápido. —Tú, le has vuelto a dar sentido a mi vida.—le explico.—Gracias a ti, estoy luchando por seguir bailando algún día, y no me voy a rendir.

—Me alegra escuchar esas palabras Julie.—amo cuándo me llama por mi nombre.—Es todo lo que siempre quise, ayudar a las personas que pasaran por algo similar a lo que pasé.

—Josh, no sabes lo feliz que me hace tenerte a mi lado en estos momentos.

—Estarías bien, estuviera o no. Eres fuerte, Julie. —habla Josh con seguridad en su voz.

Cierro los ojos. Y niego con la cabeza.

—Aparento ser fuerte. —le corrijo. Él ríe leve. —¿De qué te ríes?—pregunto.

—Todos aparentamos ser fuertes Julie. Realmente, no he conocido a nadie en mis 17 años que llevo de vida, que no lo aparente.—exclama. —Solo que hay algunos que fingen demasiado bien, y otros que no lo pueden ocultar.

Sus palabras me dejan pensando durante un buen rato. Josh llevaba razón, todos cargamos con una lucha interna. Discutimos mentalmente con nosotros mismos, y damos demasiadas vueltas a la vida.

Mamá llama a la puerta de mi habitación y me dice que debería irme a dormir.

Asiento con la cabeza.

—Josh, tengo que colgar. Gracias por haberme llamado, lo necesitaba.

—No tienes que agradecerme nada Julie. Me gusta hablar contigo de cosas reales.

Sonrío. —A mi también. Buenas noches—digo antes de colgar la llamada.

—Buenas noches, descansa Julie— con una sonrisa en mi cara cuelgo la llamada y después de hacerlo suelto un suspiro.

¿Cómo hice para merecer que me llamen para darme las buenas noches? Y, ¿qué hice para tener a alguien a quién contarles mis penas? Sin que me juzgue.

Definitivamente. Cada día estaba más perdida, desde que lo conocí mi mundo empezó a cobrar sentido de nuevo.

Ese mundo que había dado por perdido, porque sin el baile la vida ya para haberse acabado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.