La Cita Perfecta

Capitulo 4

Antonia en ningún momento me dijo que debía viajar tantas horas, más bien solo compro el boleto de avión y tuvo la amabilidad de llevarme al aeropuerto. Me gustaría decir que que tuvimos una despedida emotiva, pero fue todo lo contrario, su despedida estuvo saturada de amenazas sobre lo que no debería hacer o mas bien decir y todas ellas se relacionaban con David, su primo y un tanto hacia las personas del pueblo, solo tengo permitido decir que vive en New York, que tiene un excelente trabajo, aunque las personas del pueblo no se deben enterar que somos amigas, así que esas respuestas son más bien para Eduardo y David, como si aquello no fuese suficiente me mandó un mensaje con lo mismo que repitió mil veces en la despedida. 

Lo unico que sabia con seguridad es que David llevaba un cartel con el nombre de su prima, eso le hizo sentir un poco dudas y no dudo en demostrarlo en la única llamada que habían tenido en años, pero Antonia solo le dijo que necesitaba el cartel porque no recuerda su rostro, al igual que él no se debe acordar de él de ella, por lo que alcanze a escuchar en su conversación, ahora Antonia tiene el cabello cobrizo a diferencia de cuando era una pequeña que su cabello era rubio. 

Luego de ocho horas de vuelo, soportar a un niño de seis años a mi lado, comer la horrible comida del avion y ademas que mis audífonos se quedarán sin bateria, al fin llegaba a Idaho, aunque ese no es mi destino, mas bien es McCall un pequeño pueblo de aquel estado y para llegar a él debo encontrar a David y subirme a su coche dos horas. Por suerte no fue tanto problema encontrar a aquel hombre y no puedo negar que me reí en su cara sin que se diera cuenta, pero me causo mucha gracias pasar por su lado mientras él levantaba un horrible cartel con el nombre de Antonia, me quedé un poco alejada de aquel hombre y le envie una foto a mi querida amiga que me ignoro por completo. 

-Hola- Dije al dejar de observar y acercarme, el chico me miró de pies a cabeza y se concentró en encontrar a su prima que nunca llegaría. 

-¿Qué quieres? ¿Estas perdida? Si te diriges a la cabina que dice Ayuda, responderán todas tus dudas- Tarde un poco en entender su tono de voz y no porque hable extraño, más bien por lo mucho que intenta sonar amable. 

-No estoy perdida, mas bien te estaba buscando, Antonia no vendrá, he venido por ella, un gusto- Extendí mi mano a pesar de que él aún no bajaba el cartel con el nombre de mi amiga- Melissa Rusty, tu debes ser David, el primo de Antonia. 

-¿Qué acabas de decir? ¿Esto debe ser una broma? Aunque Antonia nunca fue buena para las bromas, dejate de decir estupideces y dime donde esta esa chica- David al ver que mi mirada solo se contraba en el, bajo el cartel de sus manos, más bien lo tiró al suelo y se frotó las manos en su cara, centró su mirada en mi por bastante segundos y no ocultó su enojo, más bien su rostro se torno rojo y apretó sus manos dejando ver sus nudillos blancos a la perfección; En ese instante pude entender que aunque Antonia no tenía intenciones de vengarse lo había hecho, porque el rostro de David rápidamente demostró que algo iba mal, muy mal. 

-No se si deba repetirlo, pero Antonia no vendrá, será mejor que nos vayamos, tengo hambre, he viajado muchas horas y la comida del avión es horrible…

-No soy imbécil, entiendo a la perfección lo que acabas de decir- 

-De todas formas te ha costado pillarlo ¿Nos vamos?- David comenzó a caminar o mas bien correr hacia el estacionamiento del pequeño aeropuerto, sin ninguna consideración- Puedes detenerte un momento, creeme que tu enojo no sirve de nada, no entiendo porque tanto enfado,  no me vas a decir que Eduardo sigue enamorado de Antonia y todo era un plan para que ella volviera al pueblo, creeme que es muy romantico pero muy idiota- El chico se volteo y dio un paso hacia mi, quedando a un corta distancia, aunque no importaba mucho, porque a su lado soy muy pequeña y esa si que es una gran distancia. 

-No hables como si nos conocieras, ni siquiera Antonia nos conoce, ella deberia estar aqui, no tu, asi que no se que harás, porque no te necesitamos, vete, regresa a New York o has lo que quieras.- Me rei de inmediato y el solo siguio caminando hacia su camioneta, claramente debia ser enorme y de color negro, muy ruda para un tipo muy rudo, que estupides. 

-Creo que no sabes pensar con un poco de fiasco en la vida, puedo volver de inmediato a New York, pero te recuerdo que en tu maldito pueblo todos se conocen, la única opción que tienes para interrumpir esa estúpida boda, soy yo, así que abre tu maldita camioneta y llevame a comer algo delicioso.




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