La Cita que nunca Fue

Un paso

Los días trascurrian era poco lo que hablábamos hasta que un día dejamos de hacerlo.

Mi empleo no me daba tiempo de nada ya que llegaba cansada y así pasaba la semana, salía con mis amigas aún que siempre me repetía que una buena amiga ya no existía y por ello optaba por mantenerme alejada de todos, vivir en estos tiempos en que la falsedad reina es difícil, porque requieren de la mentira para creer estar bien y sentirse bien, yo en cambio parecía ser el bicho raro de esta tierra, sentía y pensaba diferente, lo cuál no me permitía interactuar con muchas personas por que olía aleguas su falsedad y prefería no estar en esa aura.

Cómo nunca la temperatura de mi pueblo cambió drásticamente, así íbamos a estar por lo menos tres meses muchas cosas pasarían y parecerían, me gustaba mucho la lluvia es algo que amo, estar debajo de ella y llenarme de su calidez, así que suelo mojarme de vez en cuándo, yo si he sabido que es aprovechar ese milagro divino y no me arrepiento.

Había caído la noche y quería cómo nunca sentarse en las viejas bancas del parque, el cuál estaba más deteriorado que las ganas de yo vivir.

Me sentía tranquila y sumamente en paz, había amado a más de un chico en mi mente y había sido sumamente feliz, había construido una pequeña familia y en otras ocasiones sólo había viajado y tenía mi casa llenas de muchos animalitos todas resumía felicidad absoluta.

Me senté en la vieja banca a mirar el cielo y las estrella sonriente y feliz porque podía admirar esa bella creación y ser yo quién tomara parte de mi tiempo para observar ese hermoso monumento, otro regalo.

Cerré mis ojos por un instante y al abrirlos vi pasar a Cris, el cuál correspondió a mi mirada, seguí sentada en la misma banca viendo cómo las almas se retiraban a sus aposentos y las voces de los niños ya eran sólo ecos.

— Hola, su vos tan educada llegaron a mis oídos, sonreí para saludarlo.

— Cris, ¿cuánto tiempo? Saludé moviéndome un poco para así brindarle un espacio de mi banca. 

— Hace frío, respondió mirando al frente, suspiré.

— Si, asentí mientras sus brazos me rodearon a la ves que un saco cubrían parte de mi cuerpo.

— ¿Cómo has estado? Preguntó está ves observándome.

— Bien Cris, respondí elocuente.

— ¿Cuéntame que ha sido de tu vida? Volvió a preguntar.

— Pues he estado bien, todo fluye de maravilla, respondí sonriente.

— ¿Tienes novio? volvió a indagar.

— No, respondí algo apenada — Cris eso no es lo mío, no hay tiempo para eso ya todo esta ocupado, y así me siento bien.

— Si tú lo dices así es, intervino sonriente.

— Y tú ¿que has hecho?  le pregunté quería saber de él y no por interés amorosa si no porque quería tener una buena platica.

 

 

 



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En el texto hay: vivencias relatos

Editado: 19.04.2023

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