Capítulo 8: Fragmentos de Verdad
El observatorio se llenó de un silencio expectante mientras Aleksa y Thorin se sentaban frente a Lyra, que parecía ansiosa por hablar, pero también cautelosa. El brillo tenue del orbe en el centro de la sala proyectaba sombras danzantes en las paredes, creando un ambiente casi surrealista. Aleksa, aún con la guardia en alto, fue la primera en romper el silencio.
—Dijiste que sabes cosas sobre el artefacto —comenzó Aleksa, su tono neutral pero firme—. ¿Qué es lo que sabes exactamente?
Lyra tomó una respiración profunda antes de hablar, como si estuviera reuniendo el valor para lo que iba a revelar.
—El artefacto que tienen aquí no es solo un simple nodo de energía. En el Distrito Arcano, se lo conoce como el Corazón de Vitria, una reliquia antigua que fue creada por los primeros fundadores de la ciudad. Según las leyendas, se suponía que sería el núcleo de una nueva era para la Ciudad de Cristal, una fuente de poder inagotable que combinaría lo mejor de la magia y la tecnología. Pero… algo salió mal.
Thorin frunció el ceño, intrigado.
—¿Qué fue lo que salió mal? —preguntó, inclinándose ligeramente hacia adelante.
Lyra continuó, su voz volviéndose más grave.
—Los fundadores subestimaron la naturaleza del Corazón. No se dieron cuenta de que el artefacto no solo era una fuente de poder, sino también una especie de… catalizador. Tenía la capacidad de amplificar los deseos y las intenciones de quienes lo manejaban. Y cuando los conflictos entre los primeros arcanos y tecnomantes comenzaron a intensificarse, esos conflictos se vieron reflejados en el Corazón, desestabilizándolo. En lugar de unificar a la ciudad, el Corazón de Vitria comenzó a fragmentarla desde adentro, corrompiendo a aquellos que se acercaban demasiado a su poder.
Aleksa sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras escuchaba. Había oído historias similares en su formación como arcana, cuentos de advertencia sobre el peligro de manipular fuerzas que uno no podía comprender completamente, pero nunca había imaginado que uno de esos cuentos podría estar tan conectado con la realidad.
—Si el Corazón es tan peligroso, ¿por qué nadie lo destruyó? —preguntó Aleksa, luchando por comprender la lógica de conservar algo tan volátil.
Lyra sacudió la cabeza.
—Lo intentaron. Pero cada intento de destruirlo solo lo hizo más fuerte. El Corazón se defendía, utilizando la energía liberada en los intentos de destrucción para aumentar su poder. Finalmente, los líderes arcanos y tecnomantes decidieron sellarlo, esperando que con el tiempo su energía se disipara o que alguien descubriera cómo manejarlo. Fue entonces cuando la ciudad comenzó a dividirse en facciones, cada una culpando a la otra por la creación del Corazón y por los conflictos que siguieron.
Thorin cruzó los brazos, procesando la información.
—Entonces, si lo que dices es cierto, el Corazón podría ser la causa principal del caos en la ciudad. Y si alguien lograra controlar su poder…
—Podría destruir la ciudad o remodelarla a su imagen —terminó Lyra, su voz baja pero llena de urgencia—. Es por eso que he venido aquí. Sé que no soy de confianza, pero si no hacemos algo para estabilizar el Corazón de Vitria, alguien más lo hará, y sus intenciones podrían ser mucho peores.
Aleksa y Thorin intercambiaron miradas. La situación era más grave de lo que habían anticipado, y Lyra acababa de añadir una capa de complejidad que hacía la tarea de manejar el artefacto aún más peligrosa. Pero, al mismo tiempo, parecía que había una pequeña ventana de oportunidad para hacer algo antes de que la situación se saliera de control.
—¿Tienes alguna idea de cómo podemos estabilizarlo? —preguntó Aleksa, dirigiendo su atención a Lyra.
Lyra asintió, aunque parecía insegura.
—Hay una teoría… pero nunca se ha probado. El Corazón de Vitria fue creado con la intención de unificar la magia y la tecnología. Tal vez, si se pudiera encontrar el equilibrio perfecto entre ambas fuerzas, podríamos contener su poder sin desestabilizarlo. Sería como recalibrar su propósito original, restaurar la intención de los fundadores.
Thorin parecía pensativo.
—Eso significa que necesitaríamos un control preciso tanto de la magia como de la tecnología. Pero sería extremadamente arriesgado. Un paso en falso, y podríamos desencadenar una reacción en cadena que destruiría no solo el artefacto, sino toda la ciudad.
Aleksa lo miró, viendo en su rostro las mismas dudas y temores que ella sentía. Pero también había determinación, una resolución compartida que les había llevado hasta este punto.
—No tenemos otra opción —dijo Aleksa finalmente—. No podemos dejar que el Corazón caiga en manos equivocadas. Si existe una posibilidad de estabilizarlo, debemos intentarlo.
Lyra pareció aliviada al escuchar esas palabras.
—Gracias. No puedo hacer esto sola, pero juntos… tal vez podamos lograrlo.
Thorin asintió, su mente ya trabajando en posibles soluciones.
—Será un trabajo delicado, pero si combinamos nuestras habilidades, podríamos encontrar el equilibrio que necesitamos. Pero debemos tener cuidado, y sobre todo, no podemos permitirnos fallar.
Aleksa y Lyra asintieron, sabiendo que estaban a punto de embarcarse en una misión peligrosa que podría decidir el destino de la Ciudad de Cristal. Con la decisión tomada, los tres comenzaron a planificar su próximo movimiento, conscientes de que el tiempo no estaba de su lado y de que los peligros acechaban en cada esquina.
Fin del Capítulo 8.