Capítulo 11: El Legado de los Guardianes
El interior del Templo de los Fundadores se volvió más sombrío a medida que Kaelen guiaba a Aleksa, Thorin y Lyra por pasadizos ocultos y cámaras antiguas. La estructura, aunque en ruinas, estaba impregnada de una energía ancestral que hacía vibrar el aire a su alrededor. Cada paso los llevaba más profundo en un laberinto de historia olvidada y secretos enterrados.
Finalmente, llegaron a una gran sala subterránea, el corazón del templo. Las paredes estaban adornadas con complejos relieves que narraban la creación de la Ciudad de Cristal y el Corazón de Vitria. En el centro de la sala se encontraba un pedestal rodeado de runas luminosas, emitiendo una suave luz dorada que parecía pulsar al ritmo de un corazón vivo.
Kaelen se detuvo frente al pedestal y se giró hacia ellos, su rostro serio.
—Este es el Núcleo de los Fundadores —dijo, señalando el pedestal—. Es aquí donde los primeros arcanos y tecnomantes unieron sus fuerzas para crear el Corazón de Vitria. Este lugar es más que un simple santuario; es una interfaz directa con el Corazón, un lugar donde los fundadores almacenaron su conocimiento y su poder.
Aleksa se acercó, fascinada por las runas que parecían resonar con la energía mágica que había sentido en el Corazón.
—¿Este lugar es una especie de enlace? —preguntó, intentando comprender la magnitud de lo que tenía delante—. ¿Podemos usarlo para estabilizar el Corazón?
Kaelen asintió lentamente.
—Esa es la idea. El Núcleo de los Fundadores fue diseñado para ser un punto de control, un lugar donde las energías del Corazón podían ser monitoreadas y ajustadas. Los fundadores lo usaban para mantener el equilibrio, pero con el tiempo, el conocimiento de cómo usarlo se perdió… hasta ahora.
Thorin, inspeccionando los alrededores, se acercó al pedestal, observando las conexiones entre las runas y la estructura.
—¿Qué necesitamos hacer para activarlo? —preguntó, su mente ya analizando posibles configuraciones.
Kaelen suspiró, como si lo que iba a decir requiriera una pesada carga de responsabilidad.
—Para activarlo, debemos sincronizar nuestras energías con el Núcleo, igual que hicimos con el Corazón. Pero esta vez, será aún más difícil. El Núcleo requiere no solo magia y tecnología, sino también un entendimiento profundo de la intención original de los fundadores. Debemos recrear su propósito, su deseo de unificar la ciudad. Solo así el Núcleo nos permitirá acceder al poder necesario para estabilizar el Corazón.
Lyra miró a Kaelen, su expresión llena de dudas.
—¿Y cómo hacemos eso? No conocemos los detalles de las intenciones de los fundadores, ni sus métodos exactos.
Kaelen asintió, comprendiendo la preocupación.
—Es cierto, no tenemos todo el conocimiento. Pero hay algo que podemos hacer: podemos dejar que el Núcleo nos muestre el camino. Si nos conectamos con él, si logramos sincronizar nuestras mentes y energías, podríamos acceder a los fragmentos de memoria que los fundadores dejaron atrás. Serán visiones, recuerdos, y debemos estar preparados para enfrentarlos.
Aleksa, recordando la visión que tuvo con el Corazón, sintió una mezcla de miedo y esperanza.
—Si lo hacemos, estaremos exponiendo nuestras mentes a una energía inmensa, una que podría abrumarnos. Pero si lo logramos, podríamos entender cómo estabilizar el Corazón de Vitria.
Thorin, siempre pragmático, dio un paso adelante.
—No tenemos otra opción. Es un riesgo que debemos tomar si queremos salvar la ciudad.
Lyra, aunque dudosa, asintió. Sabía que la situación era crítica y que este podría ser el único camino.
Kaelen extendió sus manos hacia el pedestal, sus dedos rozando las runas luminosas que comenzaron a vibrar con una energía más intensa.
—Entonces comencemos —dijo—. Conéctense al Núcleo, y dejemos que nos muestre el legado de los fundadores.
Aleksa, Thorin y Lyra colocaron sus manos sobre las runas junto a Kaelen, y de inmediato, una oleada de energía los envolvió, transportándolos a un plano más allá del tiempo y el espacio.
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Dentro del Núcleo de los Fundadores…
Aleksa abrió los ojos para encontrarse en un vasto salón, lleno de luz dorada. A su alrededor, figuras etéreas se movían en un patrón armonioso, arcanos y tecnomantes trabajando juntos en lo que parecía ser la creación del Corazón de Vitria. El ambiente estaba lleno de una sensación de propósito, una unidad que hacía que todo pareciera posible.
De repente, la visión cambió. Vio a los mismos fundadores en medio de un desacuerdo, sus voces alzadas en discusión mientras el Corazón, aún en proceso de formación, comenzaba a desestabilizarse. Los símbolos arcanos y las matrices tecnománticas alrededor del artefacto parpadearon peligrosamente, reflejando el conflicto interno de sus creadores.
—¡Debe ser más magia! —gritaba uno de los arcanos, su energía fluyendo con una fuerza desbordante—. Sin suficiente poder arcano, el Corazón no sobrevivirá.
—¡No! —replicó un tecnomante—. Necesitamos más control, más tecnología. Sin un equilibrio adecuado, todo lo que hemos hecho se desmoronará.
La tensión en la sala era palpable, y Aleksa pudo sentir cómo la energía del Corazón respondía al conflicto, volviéndose cada vez más inestable.
Fue entonces cuando una figura, una mujer de aspecto imponente con cabello plateado, se adelantó. Su presencia emanaba autoridad, y con una voz firme pero serena, intentó calmar la situación.
—¡Deténganse! —ordenó—. No podemos permitir que nuestros desacuerdos destruyan lo que hemos creado. El Corazón de Vitria fue concebido para unificar, no para dividir. Debemos encontrar un equilibrio, una manera de combinar nuestras fuerzas sin permitir que nuestros egos interfieran.
Las figuras en la visión comenzaron a calmarse, sus energías suavizándose mientras la mujer continuaba hablando.
—La clave no está en qué fuerza domina, sino en cómo se complementan. Magia y tecnología deben fusionarse, no en competencia, sino en cooperación. Debemos recordar el propósito original la cual es crear una ciudad que sea un faro de esperanza y unidad.