12 de mayo del 2019
12:56 pm
Después de lo sucedido con Santiago, Sebastián y yo fuimos de vuelta a la entrada de La Calle 27 para encontrarnos una sorpresa. La moto de Sebastián había sido destruida, la moto se encontraba tirada en el suelo con la mayor parte de su funcionamiento roto, y sabemos muy bien quienes son los responsables de esto, los tipos extraños que nos encontramos aquella noche. Pensé que me quedaría sorda por el grito de Sebastián cuando vio el estado de su moto, el solo quedo en pie poniendo sus manos en su cabeza para después escuchar las sirenas de la policía, lamentablemente como en toda emergencia la policía no llega a tiempo.
Le explicamos la situación a la policía, a principio no nos creyeron, pero luego se dieron cuenta que si era verdad por las cámaras en donde se veía a los tipos en moto y con la bolsa, iniciaron con la investigación, pero ahora mismo tienen el mismo problema que con Charlotte, las cámaras dejaron de grabar en cierto momento haciendo que los policías no lograran seguirle el paso a los tipos, debido a esto confirmaron que es posible que la desaparición de Charlotte y Santiago tenga algún tipo de relación, pero lo malo es que parece ser que la policía no solo está combatiendo con un solo atacante, sino más. No se ha dado más información acerca del caso, al igual que Sebastián, la policía me pidió que no me metiera más en el caso, siendo ya suficiente mi declaración de lo que paso ese día.
Han pasado dos semanas desde esa noche, llegué a mi casa ese día en taxi, nadie de la casa se dio que me salí a mitad de la noche, a excepción del mayordomo Michael, el siempre de entera de todo. Me encuentro ahora mismo en el supermercado comprando algunas cosas para un postre que quiero hacer junto a Lilia, quería incluir a Sebastián, pero el chico está ocupado atendiendo asuntos de su empresa, así que decidí no molestarlo.
Después de esperar en la fila por un buen rato, llego a la caja a pagar los ingredientes del postre, la joven muchacha me entrega las cosas dentro de una bolsa y yo le doy las gracias. Saliendo del supermercado saco mi celular para verificar si tengo alguna notificación importante, para mi mala suerte por mirar el celular no estoy mirando por donde camino, choco con una piedra y me caigo. Siento el dolor en mis rodillas y brazos, la bolsa se encuentra bien, la gente me mira con pena, pero eso es lo que menos me importa, una joven se acerca hacia mí.
- ¿Estas bien? ¿Te lastimaste mucho? - la joven chica me ayuda a levantarme y con una hermosa sonrisa levanta del suelo la bolsa, le sonrió a la joven.
- No te preocupes, son solo rasguños. Muchas gracias - la joven se calma con mi respuesta, pero ella ladea un poco su cabeza y alza una de sus cejas.
- Disculpa que te haga una pregunta extraña, pero ¿Nos conocemos de algún lado? - la sorpresa en mi cara tiene que verse muy evidente para que esta chica haya agrandado más su sonrisa como si le pareciera graciosa mi reacción, entre más miraba a la chica no encontraba respuesta, hasta que miro con atención su collar, mis ojos vuelven a encontrarse con los de la chica y con ello una sonrisa sale de mis labios, me cubro la boca con la mano sin creerlo aun ¡Que emoción!
- ¿Eres tú, Verónica? - la alegría me invade por completo mirando de pies a cabeza a la chica.
- No. Vieras que soy Cristina Aguilera - nos reímos las dos. Verónica me estrecha los brazos y yo la abrazo.
- ¡Cuánto tiempo sin verte! Te juro que si no tuvieras ese collar puesto no te reconocería - Verónica suelta una pequeña carcajada y se separa de mi tomando solo mis brazos.
- Lo sé, parezco otra persona. La magia de bajar de peso.
- Eso no fue solo bajar de peso, lo que te hiciste fue cambiarte hasta la nacionalidad. Por Dios Verónica ¿Qué te hiciste?
- Un cambio para mejorar, Emma. Eso fue lo que hice.
No tengo mucho que decir de Verónica. Verónica al igual que Sebastián, Lilia, Santiago y Charlotte, fue mi compañera de salón en la escuela, antes ella solía ser una niña gordita, siempre fue una chica que se tomaba las cosas de una manera muy literal y con comentarios algo sarcásticos. Después de la graduación no supe más de ella, pero ahora que la veo me doy cuenta que me perdí de varias cosas. Esa niña de trencitas negras ya no existe.
- ¿Qué fue lo que paso después de la graduación? - antes de que Verónica pudiera pronunciar alguna palabra, el grito de un hombre nos deja desconcertadas a las dos.
- ¡Tu! ¡Maldita, Verónica! - ¿Y este de donde apareció?
Un chico con rasgos asiáticos de la nada sale de su carro insultando a Verónica. Si yo ya me siento confundida viendo esta escena, ni decir de la cara que tiene Verónica ahora mismo.
La castaña a mi lado solo expresaba confusión y sorpresa, Verónica me miraba a mí y luego al chico que venía caminando hecho una furia, sin entender que estaba pasando solo decidí dar unos pasos atrás, sin embargo, Verónica me tomo de la mano, cosa que me impidió alejarme de la situación.
- ¿Qué tal, Hyun? ¿Qué tal tu vuelo? ¿Tranquilo? - dijo Verónica mostrando una sonrisa y tranquilidad ante la situación, como si lo que tuviera enfrente no fuera ni un problema.
- A mí no me vengas con tu falsa amabilidad, Verónica. ¡Eres una maldita descarada! ¡No me vengas con más falsedades! ¡Estoy harto de ti!
- Si dices estar harto de mi ¿Qué haces aquí entonces? - dijo Verónica de manera sarcástica, la voz de Verónica y su cara son dos cosas distintas. La voz de Verónica es súper tranquila y sutil, mientras que su cara era la representación de la diversión, pero de la buena.
El chico hasta se vería que le estaba saliendo humo de las orejas por la respuesta de Verónica
- ¿Eres o te haces la tonta? Merezco una explicación al menos ¿no? Dime ¿Qué clase de ovarios tienes para irte del país, terminarme y darme cuenta que estas saliendo con mi mejor amigo, Verónica? ¡Mi mejor amigo! De todas las personas ¿Por qué el? ¿Qué hizo el para que me dejaras? - el chico decía sus palabras con enojo y tristeza, mientras que el rostro de Verónica no mostraba ningún tipo de piedad hacia él.
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Editado: 18.09.2024