13 de mayo del 2019
4: 52 pm
- Esto es serio, Maly.
Le conté a Sebastián lo que había ocurrido anoche, luego de eso llego a mi casa una vez que yo ya había llegado del colegio. Lo primero que pensamos fue en hacer una revisión a las cámaras de la casa, pero la cara de Sebastián no me representa nada bueno.
- ¿Por qué lo dices? Tu cara no me dice nada bueno - me siento a lado de Sebastián.
- Es que no hay nada bueno que pueda decirte con respecto a esto, Maly - dijo decepcionado - quiero que mires esto, en la cámara uno y cuatro no hay nada sospechoso, pero lo más extraño es el error que ocurre después de las tres y media de la madrugada.
- Este mismo error se muestra en las otras cámaras que revise - Sebastián me mira por unos segundos y sus ojos vuelven a la Tablet.
- ¿Sabes a que me recuerda esto?
- ¿Te recuerda al mismo error de cámaras que ocurrió con Charlotte y Santiago?
El me mira y sonríe.
- Me gusta el poder que tienes para leerme la mente.
- No es ningún poder, te conozco desde que éramos niños, además es lógico que pienses en eso, es todo - él se ríe entre dientes y yo no entiendo el porqué. Alzo una ceja y cruzo mis brazos - ¿Qué es tan gracioso?
- Es curioso lo que dices. Si por conocerte desde pequeño ya me daría el poder de leerte la mente, entonces dime ¿Por qué no puedo hacerlo?
- ¿No puedes?
- No. Eres una caja de sorpresa, eres impredecible - me sorprendo por su respuesta - se te puede venir cualquier a la cabeza, desde la idea más estúpida hasta la más inteligente, no sé cómo seguirte el paso, tampoco no me ayuda el hecho de que sé que eres capaz de hacer lo que sea por una persona - esto último lo dijo en un tono más serio.
- ¿Un ejemplo?
- Saliste en horas de la madrugada para intentar salvar a Santiago, arriesgando tu vida en ir a un lugar peligroso.
- Fue un impulso, fue obvio que algo ocurrió ahí.
- Cuando te diste cuenta de las peleas de los padres de Charlotte y de cómo le afectaba a ella te la llevaste a tu casa y cuando los padres vinieron por ella tú le gritaste "Charlotte no se va ir a un lugar donde solo hay peleas"
- En mi defensa, Charlotte nunca tuvo que presenciar esas escenas y sacarla de ahí fue lo mejor.
- Cuando a Verónica la estaban molestando unos chicos por su físico y les terminaste dando unos buenos golpes.
- No me arrepiento de nada. Se lo merecía.
- ¡Oh cuando se me cayó el papel con las respuestas del examen lo ocultaste con tu zapato para que el profesor que venía caminando no lo viera! - Sebastián se ríe de lo que dijo mientras que yo solo ruedo los ojos al recordar eso.
- ¡Hubieras salido peor si te quitaban el examen! - exclame, cosa que solo hizo que Sebastián se riera más.
- Pero igual - se relaja de la risa - a lo que voy. Siempre haces un riesgo por una persona ya sea pequeña o grande.
- ¿Y eso es algo malo?
Se quedacallado.
Sus ojos dejan de ver los míos y solo se centran en la mesa.
- Es más preocupante de lo que crees, Maly - dice en voz baja, deja la Tablet en la mesa y se levanta - Hazme un favor - asiento con la cabeza - No salgas mañana de tu casa.
- ¿Que?
- Lo que escuchaste, no salgas mañana de tu casa.
Empezó a caminar hacia la puerta, yo corro desconcertada hacia él, colocándome enfrente de él.
- No puedo. Mañana tengo el ensayo para el aniversario del colegio, no puedo faltar.
Sebastián suspira.
- ¿Tengo que recordarte lo que paso en los últimos meses? ¿Tengo que recordarte que tu mejor amiga y su novio se encuentran desaparecidos y no sabemos ningún rastro de ellos hasta la fecha?
- No tienes que recordarme las desgracias que suceden cada día
- Entonces ¿Cómo te digo que te empieces a cuidarte porque hay una persona allá afuera que te tiene en el blanco?
Una gran fragancia llega a mi nariz cuando Sebastián se acerca a mí, es una fragancia fuerte, pero dulce y aun así no me alejo de ella. No aparto mi vista de esos ojos esmeralda que solo quiere mi protección, pero yo, yo no quiero esconderme.
- No. No Sebastián, entiendo tu preocupación, pero yo no puedo estar encerrada toda la vida, si el tipo ese logro entrar en mi habitación ¿Qué te hace pensar que voy a estar segura aquí en mi casa? - Sebastián permanece silencio - En lugar de dárselo fácil al tipo ese ¿Por qué no mejor me muevo en diferentes sitios?
- Ten cuidado con lo que dices, estás jugando con fuego.
- ¿De eso no se trata la vida? Vivimos en un mundo cruel, Sebastián. En un mundo donde tenemos que arriesgarnos nosotros mismos para ganar, sin importar las quemaduras, debemos seguir, porque la vida podrá ser un infierno en donde las mismas especies se matan entre sí, pero lo bueno, es que no somos inmortales - dije mirando fijamente sus ojos verdes.
- ¿Si sabes que no siempre los que arriesgan ganan?
Retrocedo cuando Sebastián da un paso más a tal punto que muy cerca de mí, pero el en lugar de parar, solo continúa dando cada paso hasta que mi espalda choca con la puerta y dejándome sin salida alguna por sus brazos.
- Y una cosa más, Maly. Aunque no seamos inmortales, el tiempo en el que permanecemos en este lugar es más que suficiente para sufrir - dijo con una maliciosa sonrisa.
Tener el corazón acelerado no ayuda mucho a calmar los nervios, mucho menos sentir la respiración de Sebastián.
- ¿Puedes apartarte? - dije molesta.
Apoyo mi mano en su pecho en un intento de apartarlo, pero ¡Este chico parece que es una piedra! No se mueve.
- ¿Y si no quiero?
¡Este idiota!
Esa maldita sonrisa...
Esos ojos verdes iguales a los de un gato...
Sebastián corta más el espacio que nos separa haciendo que nuestros pechos choquen y mi mano quede atrapada entre ellas, al estar tan presionados alzo mi mirara todo lo que puedo hacia arriba para encontrarme con cabellos de oro caer por sus mejillas y dichos ojos que están disfrutando lo que ven y sé que mis ojos reflejan todo lo contrario: disgusto.
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Editado: 18.09.2024