La Compañera Del Alfa. #1

Capítulo 4

 

Lycans

 

Cristian


 

—¿Hijo?

 

Levanto mi vista para encontrar a mi padre en el marco de la puerta de mi despacho. Reprimo un suspiro porque intuyo el por qué de su visita.

 

—¿Puedo hablar contigo? — Sin esperar respuesta se adentra al despacho y se sienta frente a mí. Observa los papeles esparcidos sobre el escritorio. —Veo que estás ocupado, pero prometo no quitarte mucho tiempo.


Simplemente asiento.

—¿De qué quieres hablar?

Que no sea lo que estoy pens…

—Sobre tu compañera. — ¡Mierda! — Ha pasado un mes desde que hablamos sobre eso y no veo algún interés de tu parte por encontrarla.

—Si no he empezado en buscarla es porque no tengo interés. — Hablo. —No quiero encontrarla, se lo prometí a Alicia.

—¿Estas poniendo a esa mujer primero antes que a la manada?

—No es eso padre, solo que no puedo dejar a mi mujer, es ella a quien amo. Debes entender que no debo, ni quiero serle infiel. Piensa en mí.

—¿Qué piense en tí? Entonces ¿Quién pensara en la manada? Porque veo que a ti no te importa lo que pasa con cada miembro de esta. ¡Eres el alfa! Cuando aceptaste el cargo te comprometiste a velar por ellos y ponerlos en primer lugar.

Permanezco en silencio porque sé que mi padre tiene razón, la manada tiene que ser primero, pero por la Diosa no quiero que Alicia sufra y tampoco quiero estar con una mujer que no sea ella.

—Si tu hermano no hubiese perdido a su compañera, juro por la Diosa Luna que te quitaría a ti del puesto y se lo cediera a él, pero como ves no se puede. Así que tú eres el único que puede hacerse responsable de esta manada y espero que no los defraudes. Y hablando de tu hermano, sé que perdió a su compañera, pero dile que lo necesito aquí y no en unas vacaciones tratando de superar la muerte de Caroline, así que localízalo y que regrese ya.

Mi padre sale del despacho azotando la puerta y yo me quedo inmóvil tratando de aclarar mis pensamientos, pestañeo un poco y salgo de mi trance. 

No quiero admitirlo, pero mi padre tiene razón, debo buscarla. Ante este pensamiento siento la emoción de mi lobo.

—No te emociones.—Le advierto a mi lobo. -- La buscaré, pero no dejaré a mi esposa. -- Siento el desagrado de parte de mi lobo antes mis palabras y no me importa.

No me importa que mi lobo no quiera a mi esposa, ni siquiera me importa que a mi padre y hermano les desagrade mi mujer. Lo único que importa es que yo, Cristian Harrison, el humano la ame por sobre todas las cosas.

Si, buscaré a mi compañera como lo demanda mi padre, pero esa mujer nunca tendrá mi corazón.


 

Londres


 

Emma.

 

Daniel: Te espero en la cafetería del centro.

 

Sonrío al leer el mensaje.

Camino con una gran sonrisa dibujada en mi rostro, mi corazón palpita más rápido al saber que voy a ver  a Daniel. No haberlo visto por días hace que lo extrañe demasiado. Tratar de escribir un artículo me ha dejado sin tiempo y no tenía más remedio que cancelar las citas con mi novio, pero no pudimos esperar más y quedamos en vernos hoy.

¿Qué pasó con el chico de la biblioteca?

Bueno, no quiso darme más información y repitió una vez más que debería ir a ese pueblo llamado Lycans si quería respuestas. Le pregunté donde estaba ubicado ya que dice que es un pueblo que no está en el mapa, muy amable me dictó la ubicación.

Emocionada por haber encontrado a alguien que cree en lo mismo que yo y asegura haber visto a hombres lobo le pedí amablemente que me concediera una entrevista, pero se negó rotundamente, solo me aconsejo que le creyera y por alguna razón lo hago.

Suspiro en medio de una sonrisa tonta, este día ha salido mejor de lo que pensé. Mientras sigo caminando decido revisar mi libreta de apuntes, solo llevo unas pocas líneas sobre el articulo… Bueno solo llevo el título… bueno en realidad no llevo nada, pero pronto tendré información.

Me detengo abruptamente al chocar con algo duro, tiemblo al sentir un aroma varonil en mis fosas nasales y una corriente eléctrica pasa por todo mi cuerpo, de manera apresurada me alejo y con la vista en el suelo pido disculpas.

—No te preocupes, al contrario, yo le pido disculpas. — Responde.

Madre mía qué voz.

Siento una sensación extraña. Niego con la cabeza y decido levantar la vista. Mis ojos viajan al rostro del hombre y jadeo sorprendida.

¿Alguna vez has sentido la sensación de haber encontrado algo que has buscado por mucho tiempo? ¿O que tu vida es un puzzle y que desde siempre te faltaba una pieza, pero ahora la has encontrado y todo encaja a la perfección?

Eso es lo que siento ahorita mismo al tener este hombre frente a mí, con mi boca y ojos bien abiertos no dejo de observar al hombre frente a mi; es de piel clara, con una barba que lo hace ver muy sexy, cabello castaño claro y ojos azules.

No puede ser.

Es casi idéntico al hombre de mi sueño solo que este es más joven. Desde lo más profundo de mi garganta sale un pequeño grito y niego repetidamente con mi cabeza haciendo que el hombre me vea de forma extraña, pero a la misma vez con una sonrisa divertida.

Debe de pensar que estoy loca.

Aun con los ojos bien abiertos hago un ejercicio rápido de respiración. Ok esto ayudará con mi respiración, pero el chico ahora me ve dispuesto a llevarme a un sanatorio mental.

—¿Se encuentra bien? —Siento millones de punzadas de placer al escuchar su hermosa voz.

¿Qué carajos?

—Y-o… sí. — Tartamudeo.

Mira de forma detallada mi rostro. —¿Segura? Se ve muy pálida.

Esa voz…

—Se-gura.

Asiente lentamente aun mirándome, siento sus ojos recorrer todo mi rostro.




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