Emma
—¿Entonces puedes transformarte en lobo como en mis sueños? — Pregunto sin ocultar mi sorpresa.
Cristian asiente totalmente divertido por mi cara mientras se sienta a mi lado metiendo también sus pies en el pequeño lago en el cual nos encontramos.
Hoy es un nuevo día, ayer desperté por primera vez con él y me había asustado. Después de haberse ido sin ninguna explicación luego de la pregunta de su hermano, no lo había visto hasta en la noche que llegó para dormir juntos. Ya hoy en la mañana recordé que tenía que haberle avisado a mi papá y a Daniel de que había llegado sana y salva, así que cargue mi celular y los llame, primero a mi papá y luego a mi novio.
Explicarle a mi padre del por qué estaré casi un mes aquí no fue difícil, más bien no me hizo preguntas sólo me pidió que me cuidara, con Daniel fue otra cosa distinta, esta de mas decir que se puso un poco histérico al saber que estaría más tiempo aquí, pero le dije que era necesario para mi artículo, eso lo calmó.
Me sentí mal por mentirle y serle infiel porque dormir con otro hombre que es no es tu novio aunque no hayamos hecho nada con solo dormir con Cristian y sentirme a gusto, es infidelidad hacia Daniel y aunque estoy plenamente consciente de que todo esto está mal, no dejaré pasar estos momentos con Cristian, mi cuerpo pide estar cerca de el.
También tenía que hablar a la universidad y reportar mi ausencia, pero todavía no lo he hecho, estoy segura que voy a reprobar la materia.
—¿Cuándo me dejarás ver a tu lobo? —Vuelvo a la conversación.
—Si quieres ahora. Mi lobo está ansioso porque lo conozcas, quiere sentirte.
—¿Tu lobo? ¿Son dos en uno? O sea ¿tiene pensamiento propio? —Cada vez me impresiona más su naturaleza.
—Si, somos dos seres en un mismo cuerpo, pero no escucho sus pensamientos, solo sus sentimientos y emociones. — Siento su mano entrelazarse con la mía, eso me provoca un tipo de calidez en mi pecho que hace poner mi cabeza en su hombro.
Mi mente me dice que a penas lo conozco de un día y que ni deberíamos estar así, pero mi corazón y cuerpo dicen otra cosa, es por eso que por el momento prefiero no hacerle caso a mi mente.
—Todavía no puedo creer que existan, estaba segura que sí, pero lo siento como un sueño.
—Ustedes los humanos ignoran muchas cosas. — Siento su cuerpo moverse acompañado de una risa.
Me alejo de su hombre para mirarlo. —¿De qué te ríes?
—Te daré un dato perturbador para los humanos sobre los hombres lobos. —La mirada que me dedica es de diversión total. —No somos inmortales como los vampiros, pero vivimos por mucho tiempo. Por ejemplo, yo en edad humana me veo de 27, aunque en realidad nací hace 70 años.
Brinco de la impresión. —¡¿Qué?! ¿En serio? —Simplemente asiente con una sonrisa divertida en sus labios—¡Soy la Compañera de un vejestorio!
—Soy un vejestorio, pero sexy. —De mis labios sale una estruendosa carcajada, aunque no le discuto lo de ser sexy porque realmente lo es.
—¿Tu hermano qué edad tiene? — Se tensiona ante mi pregunta, me he dado cuenta que no le gusta que hable de su hermano, no se cual es la razón .
—Aparenta 20, aunque en realidad tiene 50 años, también un vejestorio para nada sexy
—Tu hermano es muy sexy. —Le digo sin pensarlo. De un momento a otro me jala del brazo hasta sentarme en su regazo, grito un poco por la sorpresa.
—Otro dato sobre nosotros. —Tiemblo por su voz dura cerca de mi oído. —Los lobos somos muy territoriales con nuestras compañeras, en pocas palabras somos celosos, eso significa que no me hace gracia que llames sexy a mi hermano. —Gimo cuando lame el lóbulo de mi oreja—Me estoy conteniendo , Emma. Jamás en la vida había sentido estos celos, así que por favor no veas o te expreses así por otro hombre ¿Si?
Aun pérdida por la sensación que provocó su lamida en mi oreja, asiento a lo que me dice.
Quisiera besarle. Estoy tentada a darme la vuelta y estampar mis labios a los suyos, pero me contengo ya que aun es muy pronto.
—Ya aclarada la situación. —Me deja a un lado y se levanta. Yo sintiéndome todavía afectada subo mi mirada hacia él. —Te enseñaré mi lobo, sus emociones no me dejan tranquilo, me exige que lo deje estar contigo. Transformarme delante de ti sería mucho, así que me iré detrás de esos arbustos, ya vengo.
Mientras se aleja decido levantarme también, sacudo con mis manos mi trasero para retirar la suciedad , escucho algo romperse y a los segundos veo venir un enorme lobo negro que se acerca de forma cautelosa hacia mí. Lejos de sentirme con miedo, solamente doy un grito de emoción acercándome de manera apresurada al gran animal y sin pensarlo me lanzó para abrazarlo.
—¡Al fin! Después de verte tanto tiempo en mis sueños, ya puedo verte frente a frente. —Siento lágrimas salir de mis ojos, lágrimas de felicidad. Un sentimiento de amor me embarga, amor hacia el lobo que tengo enfrente. El lobo seca mis lágrimas con su gran lengua haciéndome reír. Con mis manos rasco detrás de sus orejas—¿Quién es el lobo más bello de este mundo? Si, ese eres tú. Mi lobito. —La posesividad me embarga mientras lo abrazo. —Eres mío, solo mío lobito bello. —Él lobo negro de ojos azules aúlla para después abalanzarse sobre mi sacándome un grito de sorpresa a la misma vez que río.
Otra vez el puzzle está completo.
……..
Observo a Cristian leer unos papeles mientras yo estoy acostada en el sofá que está frente a su escritorio. Nos encontramos en su despacho.
Después de estar por varias horas acostada en la hierba con mi lobo, tuvimos que regresar a la casa ya que tenía mucho trabajo, por lo que veo el puesto del Alfa es pesado. En la última hora no ha dejado de leer y firmar papeles tras papeles.
Sigo observándolo un poco embobada, porque ¡diablos! el condenado si está muy guapo y verlo en su escritorio concentrado con su ceño ligeramente fruncido lo hace ver muy sexy.
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Editado: 29.10.2024