La Compañera Del Alfa. #1

Capítulo 17

Emma.

Quisiera reír por la imagen que debo de estar proyectando; mi rostro rojo con los labios apretados signo de toda fuerza que estoy usando para abrir el dichoso relicario, pero creo que primero me parto en dos los dedos antes de que pueda abrirlo. Al parecer es tan viejo que de ninguna manera se puede abrir, pienso en pedirle ayuda a algún hombre lobo que me encuentre en el camino, pero también tengo miedo que lo dañen, ya que si bien es cierto este objeto le pertenece a mi persona menos favorita, es tan precioso que me apena que se eche a perder.

Así que con todo el pesar de mi alma lo dejo en la mesita de noche con la idea de ponérmelo ya que hace a juego con mi vestido color azul de Prusia que es sencillo, pero a la misma vez elegante. sonrío porque la emoción de ser presentada ante otros alfas como la compañera de Cristian crece cada vez más.

Tengo que verme muy hermosa.

Con ese pensamiento me dirijo al armario para sacar el precioso vestido sin mangas de cuello, largo con vuelos. Doy un gritito de adolescente mientras abrazo mi vestido con cuidado para no arrugarlo; jamás pude permitirme un vestido así de lindo, ni en mi fiesta de graduación, siempre fuimos de escasos recursos y no teníamos dinero para comprar vestidos para fiestas, ni siquiera iba a esos eventos.

Niego tratando de alejar esos recuerdos de adolescencia mientras dejo mi vestido en la cama, listo para la noche. Una vez ordenado todo saco de mi bolsillo trasero mi celular iluminando mi pantalla de bloqueo.

No tengo ningún mensaje, ni de mi padre, ni de Daniel, a pesar de que este último me haya llamado anoche siempre me deja un mensaje de buenos días.

Me veo tentada en enviarle un mensaje, tener la iniciativa, pero de inmediato lo descarto. Se supone que debo tomar distancias con él para que no sea tan difícil terminar nuestra relación cuando vuelva a Londres. Respiro hondo tratando de controlar mis ganas de llorar porque maldición, ha sido una hermosa relación de mucho amor…

Pero mi corazón ya no le pertenece.

Abro la app de Instagram que no ocupo mucho y lo primero que veo es una foto subida en el perfil de Sara donde sale dándole un beso en la mejía a Daniel, los dos salen sonrientes y en sus rostros se puede ver que están pasados de alcohol; me sorprendo porque Daniel no es de fiestas.

Con razón no me ha enviado algún mensaje. Les comento un corazón mientras me relamo los labios y la punzada de celos aparece.

Sé que soy estúpida, no debería de sentir celos es lo último que debería de sentir, yo que le he sido infiel con mi compañero. Creo que el tipo de emociones y sentimientos que estoy sintiendo me tienen muy mal, ya no sé lo que es correcto sentir.

Un pequeño quejido sale de mis labios cuando siento que me ahogo con toda esta situación así que sin pensarlo marco el número de la única persona que puede darme algún consejo.

1,2,3 pitidos.

—Mi niña. — sonrío al escuchar la voz que muchas veces me dormía escuchándolo contándome un cuento.

—Papi. —Siento que me tiembla la voz.

—¿Cómo has estado? Te extraño mucho y eso que no llevas ni dos semanas. — Hago un puchero porque yo también lo extraño.

—Yo también, pa. — Me siento en la suave cama. Observo el reloj de pared que tiene por hora las 11:00 am. —¿Estás ocupado? Necesito tener una charla larga contigo, eres el único que me entiende y se que me vas a creer lo que te voy contar. — Esto último lo digo en un susurro, pero sé que me ha escuchado.

—Siempre tendré tiempo para ti, así que soy todo oídos, mi niña.

Antes de comenzar con mi vomito verbal, respiro profundo y trago la saliva retenida. — Está bien, papi. Espero que tengas la mente abierta…— Y así procedo a contarle de cómo conocí a William en Londres, como llegué al pueblo de Lycans, de los lobos y sus compañeros y como resulte ser la compañera del Alfa de esta manada, Cristian. En ningún momento me interrumpe, solo puedo escuchar su respiración tranquila. Pienso que se volverá loco o me llamará loca, pero no, se mantiene en silencio incluso segundos después de terminar de hablar. La línea está en silencio.

—¿Ese Cristian al menos es un señor Darcy? —Rio por su pregunta.

—Bueno por el momento no me ha llamado fea, ni ha sido arrogante conmigo. —Respondo en medio de un suspiro. —Ha sido muy bueno conmigo y siento que me quiere como yo a él… Pero ¿No dirás nada más? Es que todo lo que te he contado es muy difícil de creer y también le estoy siendo infiel a Daniel. —Esto último lo digo con la culpa carcomiendo.

—Hija, todo lo que me has dicho lo creo porque ha salido de tus labios y se que mi hija no miente. —Por un momento se queda callado. —Referente a Daniel, no tienes la culpa que tu destino este unido a alguien más, eso sí deberías de ser sincera con él.

—Si, cuando vuelva hablaré con él. Te amo mucho y gracias por comprender. —Ok, creo que ahora soy una sentimental porque por tercera vez las ganas de llorar vuelven.

—Yo también te amo. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, un regalo que tu madre me dejó.

Pongo mis ojos en blancos porque tuvo que sacar a esa mujer en un momento emotivo. Quisiera que mi padre dejara de amarla y encuentre a alguien más, todavía es joven.

Hablamos una hora exacta, me despido más aliviada de que ya no le oculto nada a mi padre. Una vez la comunicación se haya cortado me acuesto totalmente en la cama con el celular al lado mientras pienso en la actitud de mi padre, se lo ha tomado con mucha normalidad el tema de que en realidad existen los hombres lobos no solo en mis sueños y que soy compañera de uno de ellos. Es raro, muy raro y eso me inquieta.

En algún momento de tanto pensar me quedo dormida, siento a Cristian entrar a la habitación, pero no hago el amago de despertar completamente, su calor está cerca de mi cuerpo y un beso es dejado en mis labios, luego escucho la puerta ser abierta y cerrada, se ha vuelto a ir.




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