La chica caminaba sin preocuparse por sus pies desnudos y que estos estuvieran comenzando a lastimarse por caminar por horas. Ella estaba consciente de que podía abrir un portal al lugar que quisiera sin embargo no le apetecía ya que pensaba que el dolor de sus piernas y pies podría contrarrestar el dolor de su corazón.
Porque si, tenía un corazón roto.
Ella era una bruja joven pero desde niña mostró más habilidades que una bruja promedio, es por eso que la habían asignado una de las mejores manadas del mundo.
La manada Crescent Moon.
Estaba muy orgullosa y emocionada, sabía que el Alfa de esa manada siempre pedía a una bruja poderosa para que pudiera ayudarles y ella fue la escogida. Lo que nunca le pasó por la mente a la joven bruja es que se enamoraría del hijo del Alfa, quien se convertiría en el próximo alfa de la manada, Cristian Harrison.
Desde la primera vez que lo vio supo que sería el amor de su vida y no se equivocó. Para suerte de ella Cristian no le fue indiferente y comenzaron a tener una relación o bueno eso es lo que ella pensaba que tenían, en cambio Cristian solo la veía como una fuente de placer.
El tiempo pasaba y Alaia se enamoraba cada vez más del ahora actual alfa, no puede evitar recordar el orgullo que sintió cuando lo nombraron Alfa lo miraba más guapo e imponente.
Conforme pasaba más tiempo ella se daba cuenta que él no la amaba como ella lo amaba a él, pero siempre se decía que ella tenía amor para los dos y que él la necesitaba ya que su magia reforzaba la seguridad de la manada.
Pero un día pasó lo que tanto temía.
Cristian la deshecho de su lado. Claro que estaba consciente de que inventarse un embarazo no era lo correcto, pero no lo pudo evitar, necesitaba retenerlo.
Todo le salió mal y ahora se encontraba caminando sin rumbo fijo, con el corazón partido en dos y su rostro mojado por las lágrimas.
Se detuvo frente a un pequeño lago y con ayuda de sus manos tomaba pequeños sorbos de agua. Contempló su entorno mientras pensaba qué hacer. No podía volver con su padres porque sabía que estarían decepcionados por sus acciones aunque pensándolo bien puede que no pensó Alaia.
Su madre pegaría un grito en el cielo, aún recuerda la satisfacción en el rostro de su madre cuando le había comunicado que tenía una relación con el Alfa Cristian. Su progenitora siempre ha pensado que merecen lo mejor en esta vida y si supiera que había perdido a Cristian puede que le echara un buen sermón y en estos momentos no estaba para eso.
Decidió mejor seguir con su camino sin rumbo, pero de algo está segura y es que su camino debe volver a unirse al camino de su amado.
Cristian
No sé porqué lo hago. Simplemente mi cuerpo actúa por sí solo, un segundo tengo a mi lado a Alicia y al otro segundo estoy marcandola como mía.
Escucho el jadeo de todos los presentes sin embargo solo cierro los ojos procesando lo que estoy haciendo en estos momentos.
Ni siquiera sé cómo explicarlo. En cuanto conocí a Emma y supe que era mi alma gemela, mi pareja, mis sentimientos por Alicia prácticamente habían desaparecido, pero ahora… ahora me siento dividido.
Han sido años de convivencia con ella, cuando la conocí me enamoré de ella, no lo dudé ni un segundo en hacerla mi mujer y al parecer todo eso no se puede borrar en un par de días en los que conviví con Emma.
Me separo lentamente de Alicia y paraliza mí corazón cuando veo a mi compañera inconsciente en el suelo, sin pensarlo me muevo para llegar a ella, pero mi padre se interpone.
Su rostro está lleno de rabia. Rabia dirigida a mí.
— Ni siquiera lo intentes, Cristian. Ya has elegido.—En su voz puedo detectar, tristeza mezclada con rabia.
—Pero padre…
—Pero nada. Retírate que no quiero verte y llévate a la mujerzuela.
Mis intentos de réplica mueren en mis labios al sentir la pequeña mano de Alicia tomar la mía, su rostro muestra felicidad absoluta.
—Ven, vámonos. No tenemos que hacer nada aquí, mi amor.
Le doy una última mirada de preocupación a Emma que ahora mi hermano la tiene en sus brazos, la chispa de los celos aparecen, pero lo único que hago es llevar a Alicia a nuestra habitación.
Siento mi lobo aullar en mi cabeza, sus garras rasgar dentro de mi, está furioso conmigo por estar con Alicia y no con nuestra compañera, aún así me mantengo firme al lado de mi esposa.
Al llegar a nuestra habitación, siento sus labios desesperados encima de los míos, me besa con desesperación al mismo tiempo que retira mi camisa.
—¡Espera!—La detengo.—Creo que debemos hablar primero.
Antes de seguir con nuestra relación debemos aclarar lo que ha pasado, confesarle todo lo que ha pasado y pedirle perdón por mi infidelidad.
Pero simplemente niega.
—No me interesa hablar de ella.—Toma mi rostro entre sus manos y nos miramos fijamente.—Tu eres mío, Cristian y ahora quiero que me hagas el amor.
Vuelve atacar mis labios y nos quitamos la ropa en cuestión de minutos, no hay juegos previos ya que nuestros cuerpos se han extrañado y se necesitan, así que sin esperar nos acostamos en la cama y la penetro de una estocada.
El recuerdo de Emma y el sentimiento de la situación está mal aparece en mi mente aunque desaparece en menos de un segundo y me dejo llevar las sensaciones de mi cuerpo.
Se va la noción del tiempo conforme le hago el amor a mi esposa, solo se que no nos detenemos hasta que alguien me saca de la cama y recibo un golpe en el rostro.
Me sorprendo al ver el rostro de mi hermano lleno de ira.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué entras así a mi habitación? Sal ahora mismo de aquí.—Grito.
—No me iré a ningún lado. No puedo creer que tu compañera estaba inconsciente y tu aqui revolcandote con otra.—Sus palabras me hieren aunque es la verdad. He dejado a mi compañera por elegir a Alicia.
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Editado: 29.10.2024