Lycans
William
Desde que tengo memoria he sido muy pegado a mi hermano, a donde él iba yo lo seguía, lo que él decía era la única palabra verdadera para mi, nunca lo cuestionaba y siempre lo vi como mi héroe, el lobo más fuerte de la manada y el mejor alfa que pudo haber en este mundo, nunca pensé que todo el concepto que tenía de él se iba a venir hacia abajo por sus acciones.
Cuando lo vi salir corriendo de la habitación, sabía muy bien que estaba sufriendo y que el arrepentimiento había llegado a él, sin embargo no sentí ni un poco de lástima por él y desde ese momento que me pregunte ¿Desde cuando he comenzado a tener sentimientos negativos hacia mi hermano mayor? Como ya he dicho nunca lo cuestione, ni siquiera cuando trajo a esa mujer por primera vez, aun recuerdo la reacción de mi padre; estaba furioso y a la misma vez incrédulo y yo por mi parte la había aceptado como mi familia porque siempre pensé que Cristian tomaba las mejores decisiones.
Me llevó solamente cinco minutos llegar a la conclusión de que mis sentimientos hacia mi hermano había cambiado desde que supe, que Emma era su pareja destinada, aunque solamente era un poco de envidia que tenía porque él estaba con la mujer que a mi me gustaba, ahora las cosas habían cambiado; él no la había valorado.
Desde el momento en que lastimó a Emma supe que Cristian y yo íbamos a ser enemigos, toda la admiración que sentía por él se había esfumado.
Se me escapa una pequeña carcajada al comprender que una recién aparecida que ni siquiera es mi alma gemela me importa mas que mi hermano, pero lo acepto. Acepto que esa mujer es muy importante para mi y que su felicidad es lo único que me importa.
Los días pasan y mientras Cristian sigue en el bosque consumiéndose por su tristeza, yo me hago cargo de la manada. Mi padre está tan decepcionado del actuar de su hijo que sin decir nada hizo sus maletas y se fue sin decir dónde, así que no me ha quedado otra que tomar las riendas yo mismo.
Las palabras de Eric las recuerdo perfectamente y se que era una amenaza directa que no hay que tomárselo con calma, trazó planes con los guerreros y superviso los entrenamientos tanto de los lobos ya experimentados como de los que son nuevos. Trato siempre de mantener mi mente ocupada y no pensar en la hermosa rubia que tanto extraño y anhelo, me digo a mí mismo que ella debe de estar bien.
Estoy firmando unos papeles cuando escucho que alguien toca la puerta del despacho, por su olor se que es la bruja llamada Eduvina.
—Adelante.
Su pequeña figura encorvada por la edad entra al lugar y toma asiento frente a mi.
—¿Me ha llamado, señor?
Apoyo mi mentón en mi mano derecha mientras la observo atentamente, a simple vista parece una señora inofensiva incluso tierna sin embargo se que ella es una de las brujas más ancianas y eso la convierte en una bruja sabia y que sabe mucho de magia. No puedo decir que desconfíe de ella, pero no se me olvida que fue traída por Eric y que le ha servido a Damian Evenson por años, así que no sé si la trajeron para perjudicarnos.
—Así es, Eduvina. Estoy seguro que estás al tanto de que Eric se ha ido, no sin antes dejarme una advertencia relacionado con los ataques a mi manada.—Espero alguna reacción por parte de ella, sin embargo se mantiene en blanco.—Él me ha dejado en claro que tú estarás de nuestro lado y quiero escuchar lo que tienes que decir. Quiero que me disculpes, pero en estos momentos no se si confiar en ti.
La bruja asiente por mis palabras.
—Comprendo que a estas alturas ninguno de ustedes confíe en mí, prácticamente soy una desconocida. Desde hace siglos le he tenido lealtad al rey de los vampiros aunque ahora mismo no estoy de acuerdo con sus acciones.
—¿Por qué?—Me apresuro a preguntar.
—Estoy en contra de las muertes de inocentes, los pobladores de esta manada no tienen porqué pagar por los errores cometidos por ustedes.
—¿Errores? ¿Qué errores hemos cometido que haya encendido la furia de Damian?
Las palabras de Eduvina no tienen lógica. Damian siempre fue amigo de mi padre, incluso amigo de mi hermano y mio. Si, siempre tuvo la fama de sádico y asesino, pero nunca hizo nada contra nosotros hasta ahora.
La anciana desvía su mirada hacia la ventana que tengo detrás, por su mirada perdida puedo deducir que no sabe que decirme o tal vez si sabe, pero no puede.
—Eduvina, si estás en contra de todo esto entonces debes decirme lo que trama. Por favor, es por el bien de mi pueblo.—Le imploro.
Puedo notar un nudo en mi estómago que reconozco como temor, siempre supe que jamás he servido para alfa ni siquiera para beta porque soy una persona muy sentimentalista y mis sentimientos me llevan a un estado de pánico. Respiro profundamente al mismo tiempo que observo a la bruja que sigue en su trance.
Por mi bien decido salir del despecho, así que me levanto de mi lugar y camino directo a la puerta aunque me detengo al escuchar su voz nuevamente.
—El alfa está por regresar, es su deber velar por la manada y luchar contra el rey vampiro.—Volteo en su dirección.—Usted debe encargarse de buscar a Emma, ella también corre peligro y es una vida inocente.
—¿Qué? No entiendo. Cristian es su pareja, el debe de buscarla.
Claro que me muero por buscarla, abrazarla… besarla y asegurarme de que esté bien, pero tengo los pies bien puestos sobre la tierra y estoy consciente de que ese no es mi papel, si no el de mi hermano.
—El alfa tiene un compromiso mayor que no puede dejar tirado y usted no, eso lo vuelve la persona indicada para cuidarla.
Mantengo a raya la emoción que está comenzando burbujear en mi interior.
—¿Usted sabe donde ella se encuentra?.—
Mi corazón comienza acelerarse con más intensidad al momento que la anciana asiente.
**********
Tal vez debí asegurarme de que la bruja Eduvina no estuviera mintiendo y que realmente mi hermano haya regresado para que se ocupara de nuestra manada, sin embargo decidí confiar. Estoy tan deseoso de ver a Emma que me pareció más fácil confiar en aquella mujer y ya no estoy para arrepentimientos.