Las doncellas abren las cortinas cuidadosamente, la luz que entraba tras los grandes ventanales era cálida. Hoy ha llegado el gran día... Después de todo lo ocurrido en palacio, me levanto de la cama y me estiro.
Me siento frente al tocador y observo como Katia abre la puerta.
La reina entra deslumbrante, su vestido es más elegante de lo habitual. Tiene ligeros toques rosados, las mangas que llegan a sus codos, estilizan su figura.
Cuando traspasa la puerta la observo incrédula. ¡Esta bellísima!
-Esta deslumbrante majestad- Sonríe y se dirige hacia mí.
-Sabes que debes de llamarme Elise, seremos familia en unas horas y aun me sigues tratando de usted- Nos echamos a reír.
Vuelvo mi mirada hacia el tocador y la reina me mira por el espejo. Comienza a jugar con mi pelo mientras me mira y la observó cómo toca con cariño mi pelo.
-Gracias por todo Sophie- Coge mis manos y me las aprieta con fuerza.Katia se sitúa detrás de mí, comienza a peinar mi cabello en un sutil recogido francés.
La reina saca el vestido del armario mientras lo observa con ternura, ella mandó a los sastres de la corte que lo hicieran. Tardaron tan solo dos semanas en terminarlo, después de mucho esfuerzo por su parte.
Tiene ligeros toques en color crema, sus mangas son de encaje. El vestido es apretado hasta la cintura, después comienza a caer dejando a la vista un hermoso vuelo de encaje unido a una falda pomposa.
Observo una manga de un vestido que sale del armario y un recuerdo inunda mi mente.
“Alec me tiró una taza de té caliente en mi vestido favorito. Fue en la cena de navidad, estábamos cenando en el gran salón todos juntos, al poco tiempo todo cambió.”
Ya no habrá más risas, todo serán lágrimas y gritos.
Las personas no son lo que aparentan ser, nunca debí confiar en ciertas personas, gracias a eso estuve metida en grandes problemas. Los días en palacio se me hicieron muy difíciles, cada vez que los rebeldes nos atacaban mi vida y la de mi familia se encontraban en peligro, las noches que pasamos en esas horribles y frías salas bajo tierra, sin apenas luz nos atemorizaban.
Temía por la vida de mis doncellas y demás conocidos de la corte, los cuales se habían convertido en grandes amigos para mí, hoy debo de estar feliz, ya que en tan solo unas horas me convertiré en reina.
Tendré que acostumbrarme a esta nueva vida.Hoy mi futuro cambiará por completo.
Nada ni nadie podrá evitarlo...