Meses antes
Había vuelto a llegar otro rumor sobre la muerte de la familia Collins, decían que los rebeldes habían acabado de una forma horrible con ellos, otros que el señor Collins había asesinado brutalmente a su familia.
Millones de rumores se divulgaban sobre las frías calles de Londres y ellos traían temor a las familias más cotizadas del norte de Inglaterra.
Mi familia se encontraba a las afueras de Londres, en un pequeño pueblo cercano a palacio.
Éramos una de las casas más reconocidas de la ciudad, habíamos asistido a grandes eventos en los cuales nos presentaban a grandes familias. Recuerdo en un baile
haber conocido a la princesa de España, su risa alocada y como se movía al son de la música bailando vals.
Pero, aunque la casa real había alertado a la nobleza del peligro que suponían los rebeldes, tras esos brutales ataques, temíamos incluso no estar seguros en nuestras mansiones.
Mientras, los campesinos se refugian con lo que tenían, en chozas, agrupados en un mismo salón y con una sola rebanada de pan para toda la familia, y los trabajadores se negaban a trabajar en las tierras de sus respectivos señores, deseaban cuidar de su familia y protegerla.
Mi padre deja la carta sobre la mesa, uno de sus amigos más cercanos había muerto junto a su familia.
Me levanto del sillón y me dirijo hacia él, pongo mis brazos en sus hombros y le abrazo. Pellizca mi mejilla y sonríe. Entonces él se aparta de mí y se sitúa en el centro del salón, aclara su garganta y comienza a hablar.
-Debemos de ponernos a salvo, los rebeldes están cada vez más cerca, ahora ha sido la familia Collins, pero la siguiente puede ser la nuestra. Tenemos que juntar provisiones suficientes para poder estar una temporada a
salvo en el refugio y ahora hay que estar más unidos que nunca. Colaborar con los campesinos y poder refugiar a los nuestros para que estén a salvo- mi padre continúa hablando, nos pone al corriente de lo que está sucediendo a nuestro alrededor, nos da varios nombres para poder contactar con ellos y que nos puedan ayudar. Al cabo de un rato se va con mi hermano mayor a su despacho.
Victoria comienza a hablar sobre lo genial que debería ser vivir en palacio, con sus lujosos vestidos o pasillos llenos de riquezas. Que estúpido de su parte.
-Tenemos cosas más importantes de las que tratar y solo piensas en lo genial que debería ser vivir en palacio. Cuando la familia real es la que corre más peligro- Todas las miradas se dirigen hacia mí.
-¿Cómo estás tan segura Sophie?- Rio irónicamente.
-Amy me lo dijo, me mantiene informada de todo lo que ocurre en palacio- Cuando termino de hablar me doy cuenta de que he hablado más de la cuenta.
-¿Amy?- Todas se preguntan incrédulas.
-Si bueno... Creo que no debía de haber dicho nada- Madre se levanta del piano y me mira.
-¿Qué sabes de ella hija?- Suspiro frustrada, era un secreto y no he podido mantener mi boca cerrada.
-Ella está trabajando ahora en palacio, sabe todo lo que está ocurriendo. Ya que las doncellas de la cocina no hacen nada más que hablar de lo mismo.
Los reyes tienen numerosos refugios dentro de palacio, es el lugar más seguro del reino, pero a pesar de ello viven con constantes amenazas- Suspiro.
-Debo de hablar con tu padre, quizás deberíamos de ponernos en contacto con la familia real- Mis padres tienen una relación estrecha con los reyes, mi madre y la reina jugaban juntas de pequeñas, ventajas de haberse criado en el mismo barrio. Han asistido a numerosas galas organizadas por la familia real, yo jamás he asistido a ninguna de ellas ya que he sido demasiado pequeña para poder hacerlo. Cuando levanto mi cabeza veo que una doncella entra al salón.
-Disculpe señora, el señor Bennett la está llamando- La doncella se retira, mientras que mi madre camina tras ella.
-Subiré a mi habitación a hablar con Ann de mis estúpidos asuntos- Victoria sale enfadada del salón. Lily y yo comenzamos a reírnos a carcajadas, ella y su mal humor.
-Solo se preocupa de ella Sophie, no la hagas caso- Lily me sonríe y se levanta ella también de su asiento. -¿Deseas dar una vuelta hermana?- Asiento con la cabeza y nos vamos.
Cuando llegamos al jardín caminamos en silencio.
-¿Te ha dicho algo más Amy?- Se para en seco y me mira.
Dudo en si decirle que me ha contado pero asiento, la miro a los ojos y lo pienso unos segundos más. La más apropiada para saber de ello es Lily, jamás me traicionaría.
-Prométeme que me guardaras el secreto ¿de
acuerdo?- Ella lo promete y le hago una seña para que me siga, nos escondemos detrás de unos árboles. –Me ha informado de todo lo que está ocurriendo en palacio, aparte de ello me ha contado algo más...-
-¿El qué?- Suspiro fuertemente.
-Los rebeldes quieren deshacerse de todas las familias que pertenecen a la clase alta- Lily se queda boquiabierta. – Tenía que reunirme hoy con Amy en el lago donde jugábamos de pequeñas- Mira mi rostro, coge mi mano y comenzamos a caminar hacia la casa.
Observa hacia ambos lados para comprobar que no haya nadie y echamos a correr hacia los establos.
Al entrar cogemos un caballo y nos dirigimos hacia el pequeño lago que hay en las afueras de Londres galopando.
Cuando llegamos a la entrada del bosque un escalofrío recorre mi cuerpo, el caballo comienza a caminar despacio. Algo se mueve tras un arbusto, me remuevo incómoda encima del animal y suspiro tranquila al descubrir que es un conejo lo que se encontraba tras él. A lo lejos diviso una sombra.
Al llegar desciendo del caballo, Amy corre hacia mí y me abraza, cuando ve a mi hermana repite el mismo procedimiento.
-Quién lo diría, pareces más joven que tu hermana, y eso que ella es la más pequeña de todos tu hermanos- Suelto
una carcajada. En realidad Lily me lleva un año y medio, mientras que Victoria y Edwin me llevan cuatro años. Ambos nacieron a la vez. -¿Como se encuentran vuestros padres?-
-Están demasiado ocupados con todo lo que está sucediendo, padre está pensando en comunicarse con el rey Andrew-
-Deberían de ponerse en contacto, si tu padre y él se unirían tendrían más hombres con los que luchar- Mueve su cabeza nerviosa y saca de su bolsillo un reloj. -Debo de irme ya, convence a tu padre de que se ponga en contacto con el rey y poneros a salvo- Nos abraza a la vez, se sube a su caballo y se marcha galopando rápidamente. Nos quedamos en silencio viendo cómo se aleja de nosotras.
-Debemos de regresar a casa lo antes posible y hablar con nuestros padres urgentemente- Nos subimos a nuestro caballo e intentamos llegar cuanto antes a casa. Nada más llegar nos apresuramos en bajar del caballo. Salgo corriendo hacia el despacho de mi padre y toco la puerta.
-Adelante- Mi padre se encuentra hablando con un hombre. -¿Que deseas Sophie?-
-Debemos de hablar de algo importante lo antes posible. Mi padre suspira y le mira al hombre que se encuentra junto a él.
-Hablaremos del asunto más tarde- El hombre asiente y se va, dejándonos a solas a mí y a mi padre. -¿De qué quieres hablar Sophie? Estábamos hablando sobre algo importante hija-
-Debe de hablar con el rey, ambos tienen hombres fuertes bajo su cuidado, si se unen tendrán más hombres con los que vencer a los rebeldes, se lo ruego padre. Hable con él, para así poder ponernos a salvo, a ambas familias, se lo ruego padre- Mira al frente y toca su barbilla.
Pasan unos minutos y todavía no me ha dado una respuesta. Tras un largo suspiro se levanta de su silla y sale del despacho. Me quedo quieta en la silla esperando a que vuelva.
Tras unos minutos regresa y le entrega al mayordomo una carta.
-Hazla llegar lo antes posible a palacio- El hombre asiente y sale apurado de la estancia.
-Espero que estés en lo cierto Sophie, nuestras vidas dependen de ello hija- Corro hacia él y le rodeo con mis brazos.
-Gracias padre- Beso su mejilla.
Unos días después...
Esta mañana hemos recibido una carta de palacio, pero no la hemos podido abrir porque padre estaba ausente.
-Ábrala ya padre- Grita Victoria expectante. Padre consigue abrir la carta, comienza a leer en alto.
Querido señor Bennett:
Tras unos largos días reflexionando sobre su propuesta he decidido aceptarla. En estos tiempos que corren debemos de unirnos todas las grandes familias para derrotar a los rebeldes.
Hablando con mi esposa, la reina Elisa, hemos pensado que lo más correcto era que se mudaran a palacio, para tener más controlados a nuestros hombres y proporcionaros más seguridad.
Debe de ser una dura decisión, pero deberían aceptarla, es la única manera de ganar esta guerra.
El traslado será el día 15 de febrero, dentro de tres días, les doy poco tiempo para guardar todas sus pertenencias, pero en palacio dispondrán de todo lo que necesiten.
Un cordial saludo.
Andrew Dankworth, rey de Inglaterra.