La Cosa Que Nos Hace Sentir Vivos

CAPÍTULO N° 2

Depués  de pagar al taxista subo a mi casa. 

La llave de mi casa la dejé escondida en un lugar cerca de la puerta. 

Vivo  en el último piso donde hay una terraza con plantitas en macetas que no están bien cuidadas. Mis familia no cuenta con mucho dinero por eso  mis padres consiguiron un lugar donde no tengamos que pagar mucho. Es una havitación grande, pero lo dividí por cortinas  en tres partes: uno es la cocina, la otra es la sala y el otro es mi dormitorio.

Después de lo que me pasó estuve pensativa y desanimada. No se si debo ir a la universidad y faltarme. ¿Qué hago? 

No pienso entrar en depresión solo por lo que me pasó, entonces decido  ir a la universiad, además debo apurarme no quiero llegar tarde.

Llego ala universidad y me dirijo a mi aula. 

Mis clases enpiezan a las 08:30 a.m. Suerte que llegué diez minutos antes.

Entro al aula, veo que algunos de mis compañeros ya están. Yo me siento al medio para tener una mejor vista y con mi mochila reservo un escritorio para  mi amiga Valeria, ya debe estar por llegar. 

El aula ya se enpieza ha llenar y mi amiga todavía no llega, miro a mi alrededor y hacia la puerta, justo ahí aperece  ella.

— Hola — me saluda miestras  retiro mi mochila de su escritorio. 

— Hola — le respondo — ¿por que te demoraste? — pregunte. 

— Es que no sonó mi despertador — dice 

— De seguro — digo pensativa por lo que me paso. 

— Mm a ti te pasá algo — dice mirandome. 

— ¿Tanto se nota? — preguto, pensé que no se iva dar cuenta. 

— Me pasó algo terrible, si te lo cuento te desmayaras al instante — bromeo un poco. 

— ¿Cómo? no creo — dice — debe ser impresionante ¿Qué te pasó? — pregunta.

— Te lo cuento en la tarde cuando finalecemos las clases —  digo y en eso entra el docente. 

— Okey okey a la tarde, ahora concentremonos en el docente — dice y luego sacamos nuestros cuadernos de apuntes. 

 

 

En la tarde después de que finalicen las clases le conté a mi amiga, todo lo espandoso que me sucedió ella se impresionó y me  recomendó. 

— No vuelvas ha caminar a esas horas de la noches esos lugares son peligrosos te lo dije el otro día y tu no me hisiste caso — dice y se nota preocupada. 

— Desde ahora no vuelvo a salir a esa hora — digo. 

— Okey ¿y le contarás a tus padres? — pregunta.

— Ni en mis sueños les cuento y si les cuanto ellos vendrán  de inmediato y estaría en peores problemas — digo con seriedad. 

Es al verdad, nunca les contaré a mis padres y además sería  vergonzoso.

— También eso pensé que dirías yo tampoco les contaría a mis  padres si me amenazan de esa forma — comenra  ella un poco desanimada. 

— Oye no comentes con nadie de lo que me pasó — le digo. 

— Bueno, será un secreo — dice. 

Después de la charla, cada una tuvimos que despedirnos e ir a nuestras casas. 

 

 

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.