La Debilidad Del Mafioso

04 - Valería

He cavado mi propia tumba- me lamente con una sonrisa sin poder evitarlo mientras me tumbaba en el sofa de mi habitación, aunque no podia negar que tambien me sentia feliz

Aunque temía que esto simplemente fuese un sueño o fantasía esto, temía que su hermana se enterara y le hiciera daño a Valentina,no podía soportar ver a su pequeña postrada en una cama de hospital viviendo a base de aparatos...

Escucho la puerta de su habitación sonar, momentos después entro ella en su peculiar pijama de conejo

Holis- murmuro acercándose a la mayor. La cual sonrió abriéndole sus brazos sin dudarlo, la sonrisa de la menor se ensancho y se sentó a su lado acomodando su cabeza sobre su pecho mientras ella le daba mimos en el cabello

Mi pequeña princesa- murmuro besando su frente, la menor rodeó su cintura con su brazo cerrando sus ojos con tranquilidad- ¿tuviste otra pesadilla?- pregunto, era tarde, la pequeña rubia aferro más a la mayor y asintió lentamente

¿Puedo dormir contigo?- murmuro de forma baja, en respuesta, la mayor beso su frente

Claro que si princesa, siempre que quieras.- aseguro sin dudar, la pequeña sonrió y subió a su regazo acomodándose con calma mientras está le llenaba de mimos en el cabello y espalda

Ahora que el regreso, ya no volveremos a mudarnos, ¿Cierto?- pregunto en tono bajo, algo adormilada por los mimos de su hermana. La pelinegra sonrió apenas

No puedo prometerte eso princesa, pero haré todo lo posible para que no tengas que dejar otra vez a tus amigos.- prometió, a lo que la pequeña hizo un puchero

Sería la tercera vez que prometes eso...- casi se quejo bostezando, no dijo nada más y a los pocos minutos quedó profundamente dormida aferrada a su hermana mayor

( ● ● ● )
 


 

Dejo su carta de renuncia en recursos humanos como si nada, para luego ir al ascensor e ir al piso donde quedaba la oficina que ocupaba, al par de minutos se acercó a su oficina con una caja en sus manos, rodando los ojos cuando aquel chico se acercó a ella empezando a hacer cientos de preguntas del porque recogía sus cosas.
 


 

La pelinegra miró todo, para luego dejar la caja de lado y solo tomar la foto que tenia sobre el escritorio de su pequeña hermana cuando ella tenía la edad de cinco años, en la foto se podía ver perfectamente a la pequeña rubia sentada en un inmenso charco de lodo jugando, su ropas y rostro sucio por el fango mientras que en sus manos tenia una bolita de lodo y justo al lado de ella Un pequeño castillo hecho de lodo, el marco se veía como si estuviese hecho de oro pulverizado 
 


 

La pelinegra sonrió dulcemente al ver la foto, se fue al perchero y tomó su chamarra y bolso, metiendo aquella foto en este para luego disponerse a salir de la oficina
 


 

Espera, ¿que haces?- se quejo mirándola, poniéndose en medio de ella y la puerta 
 


 

Dios, no me hagas perder más el tiempo Henrry, quítate de mi camino- pidió de forma seria y educada
 


 

No, anda. Dime, ¿que pasa?, ¿por que te vas?- dijo rápido mirándole con el ceño fruncido
 


 

Ya no trabajo aquí, puse mi carta de renuncia esta mañana.- lo aparto de su camino- por cierto, pueden conservar o tirar las cosas del escritorio, me llevo lo importante solamente.- dijo neutral para así salir de la oficina dejándolo solo, su chamarra y bolso cayeron al suelo cuando el la tacleo contra la pared del ascensor y beso de forma abrupta sus labios, la pelinegra intento forcejear con el negando, mordió de forma violenta el labio de él a tal punto en que sintió el sabor metálico de la sangre del contrario en su boca, aprovechando la oportunidad para empujarlo de ella y golpearlo con toda su fuerza a puño cerrado 
 


 

Eres un... Bastardo- gruño limpiando su boca de forma violenta, asqueada completamente, mientras sacudía su mano con la que le golpeó adolorida
 


 

¡Señorita!- corrió a ella una de las mujeres mayores que trabajaban ahí- ¿se encuentra bien?, Dios mío, lamento haber tardado en llegar, malinterprete la situación desde lejos.- se disculpo rápidamente revisandole preocupada. La pelinegra le sonrio calidamente a la mujer mayor
 


 

No se preocupe señora Miriam, estoy bien.- la calmo, recogiendo sus cosas del suelo apenas las puertas del ascensor se abrieron, entro a este y simplemente dejo a la señora Miriam que regañaba al joven y le aseguraba que se iba a encargar que lo despedirán 
 


 

La pelinegra suspiro pesado abriendo su bolso, maldiciendo entre dientes cuando noto el marco de la foto dañado, saco la foto de este con sumo cuidado soltando un ligero gimoteo cuando sintió uno de los cristales enterrarse en su dedo lastimandola, rápidamente pasó la foto a su mano sana para no mancharla y metió su dedo herido a su boca
 


 

Cuando las puertas del ascensor se abrieron camino directamente al auto que la esperaba fuera
 


 

¿Qué ocurrió?- pregunto preocupado al ver sus nudillos rojos
 


¿Uh?- miró sus manos apenas, para luego encogerse hombros- Henry me beso, tuve que quitármelo de encima de alguna manera.- suspiro pesado para así meter su bolso dentro del auto- sostenme aquí, ten mucho cuidado- pidió con total seriedad dándole la foto, entro al auto y busco en el tablero algunas venditas para así ponerla en su dedo con cuidado

《 ¿Todo bien?- pregunto al salir del auto y verlo mirando la entrada del edificio, no pudo evitar sonreír al reconocer su mirada- no, no tienes porque matarlo Aleksis.- beso su mejía, llamando la atención del contrario, el cual simplemente gruñó y asintió de mala gana

¿Nos vamos?- pregunto, devolviendo le con cuidado aquella foto, la pelinegra asintió sonriendo dulcemente cuando miró al contrario abrirle la puerta del auto y luego rodear este mismo para entrar a este también




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