«Uuuhhh, ¿Qué ha pasado?» gimió Sena
Sena abrió sus ojos, lentamente, desubicada y sin saber dónde estaba, cuando logró despertar por completo pudo reconocer una habitación muy familiar.
«¿Qué estoy haciendo en mi antigua habitación...?»
«¡Esto es imposible!»
Sena quiso gritar, pero se contuvo, aún no sabía que estaba pasando, ese lugar era idéntico a su antigua habitación hasta el último detalle, estaba aterrada porque lo último que recordaba era estar en medio de un partido en Estados Unidos, el terror se intensificó al mirar por la ventana, estaba en la casa de sus padres, Sena estaba empezando a hiperventilarse, porque no era posible que estuviese en Japón, y mucho menos en su antigua habitación.
Sena se acercó lentamente a la puerta, al tocarla era evidente que esta no estaba cerrada, la abrió lentamente y estaba a punto de bajar por las escaleras, cuando de pronto enfocó su vista en un espejo, que estaba medio escondido en una esquina, el espejo de medio cuerpo estaba cubierto por una toalla, y por ello no se había percatado de su presencia.
Al mirarse en el espejo, pudo apreciar su forma, y las imposibilidades parecieron aumentar, se veía más pequeña y joven, e incluso podría jurar que ese era su aspecto en los primeros años de su adolescencia.
Ella era bajita, su pecho aún no estaba desarrollado, era tan plana y se veía como una tabla de planchar, al igual que antes, su pelo era corto y lo tenía amoldado con laca debido a que las niñas de su edad la molestaban por su hermoso pelo castaño, y todavía escondía su bello rostro disfrazándose con un par de gafas de pasta gruesa y un poco de flequillo, tenía puesto su antiguo piyama, que consistía en una sudadera el doble de la talla que usaba y un par de pantalones deportivos que para colmo estaba lleno de agujeros.
«¿Qué demonios? ¿Cómo es esto posible?»
Sena estaba empezando a entrar en pánico, pero la voz de su madre logró sacarla de su trance, y brindarle un pequeño rayo de esperanza.
—¡Sena! El desayuno está listo, no puedes quedarte en la cama todo el día.
«Mamá, ella podría saber qué está pasando»
Sena bajo tan rápido como pudo para encontrarse con su madre, casi tropezando en las gradas.
Mihae Kobayakawa siempre ha sido una sencilla ama de casa. Cocina, limpia y realiza todas las actividades que una ama de casa promedio hace. Así que fue un poco chocante e inesperado el ver a su amada hija en un ataque de pánico.
Sena prácticamente había corrido a los brazos de su madre, y la abrazó tan fuerte como le fue posible, en todo su estado de pánico no había notado que su madre también se veía más joven.
—¡Mamá algo está mal! No sé qué está pasando.
—¡Sena-chan! ¿qué pasa?, ¿qué pasa? —Mihae estaba muy preocupada por su amada hija, solo podía mirar su cara llorosa sin saber que hacer.
—¿Co-cómo estoy en Japón en... este momento? —Mihae estaba confundida por la pregunta de su hija.
—¿Eh? ¿De qué estás hablando Sena?
El padre de Sena, Shuuma Kobayakawa, acababa de entrar a la cocina debido a todos los gritos que había escuchado, al entrar solo podía ver preocupado a su esposa e hija, su hija no solía hacer escándalos, y mucho menos tan temprano.
—¿Eh? ¿qué le pasa a Sena, Mihae? —Shuuma estaba preocupado por su hija, y rápidamente corrió a su lado para tratar de consolarla.
—Sena, querida ¿estás bien?
—Si papá, solo... tuve un sueño extraño, no es nada —les dijo tratando de recomponerse, para no seguir asustando a sus padres.
—Entonces, ven a desayunar eso te ayudará a tranquilizarte.
—No tengo hambre papá, voy a salir un momento.
—Tan temprano.
—No te preocupes papá, solo saldré a caminar un momento.
—Bien, pero ten cuidado.
Sena rápidamente subió a su alcoba, y haciendo honor a su título, se cambió y tomó un cronómetro y una cinta métrica, para salir calmadamente con rumbo a la orilla del río donde sabía entrenar con Riku.
Con rapidez marcó las cuarenta yardas y se posicionó para la carrera, todo se veía tan extraño y nostálgico, tomó aire para tratar de tranquilizarse, una vez que estuvo lo suficientemente tranquila, corrió, corrió como nunca antes en su vida.
Después de un momento vio con gran asombro su marca de las cuarenta yardas, 4.5 segundos, sabía que podía hacerlo mejor, pero su cuerpo le pasaría factura si hacía algo imprudente, no quería arriesgarse a dañar su cuerpo y no poder volver a jugar futbol americano.
Sena regresó a su casa, tratando de darle un sentido lógico a lo que estaba pasando, mientras caminaba pudo encontrar un periódico que se le había caído a alguien, ese periódico pareció darle la última respuesta que le faltaba.
«Esto es imposible, estoy a una semana de entrar en Deimon, de algún modo he viajado en el tiempo»
No sabía cuántas veces en ese día había dicho o pensado en la palabra "imposible", pero a medida que pasaba el tiempo, la idea que estaba en el pasado y que era más que un simple sueño se iban arraigando en su cerebro.
«Me esforzaré y volveré a ver a mis amigos, si todo sale bien podré ver de nuevo a todos»
Ahora con un nuevo plan de acción, Sena tuvo clara su misión, poco después Sena empezó a diseñar su nueva rutina de ejercicios, sobre todo si quiere conservar su título como la más rápida del mundo.
«Mi físico ha mejorado un poco pero aún no estoy en mi mejor momento»
Los nervios carcomían su interior, y ¿si algo salía mal y ellos no querían saber nada de ella? ¿qué iba a hacer si los perdía para siempre?
Editado: 07.08.2024