Los rayos de sol indicaban el inicio de un nuevo día, y con ello nuevos problemas que enfrentar.
Sena se arregló lentamente, primero se bañó y luego cepillo su cabello varias veces en un intento de tranquilizarse y darse ánimos por lo que estaba por venir, estaba lista para su primer día de clases. Esa mañana Mamori fue a recogerla para ir juntas al colegio.
—¿Estás lista Sena?
—No, pero daré lo mejor de mí.
—Así se habla, animo.
Mamori acunó entre sus brazos a Sena, la calidez que le transmitía hacía temblar el corazón de Sena. La charla entre ellas fue suave y mundana, sin nada relevante hasta que...
—Bajo ningún motivo te acerques a ese demonio.
—¿Eh?
—Si no tienes cuidado absorberá tu alma y no dejará nada, me oyes Sena, no te acerques a Hiruma —Sena ya sabía todo eso y aun así fingió prestarle atención y estar asustada, hasta que mencionó el nombre de Hiruma directamente
—Nee, Mamori-neesan, ¿Por qué este chico es tan peligroso? —le preguntó inclinando suavemente su cabeza, dándole un aspecto aniñado y adorable.
—Bueno Sena, él es un pandillero muy temido no solo en nuestra escuela sino en toda la ciudad, ha hecho cosas inimaginables y aún está suelto por la ciudad.
—¿Y cómo lo hace?
—Tiene un extraño libro que siempre anda a cargar, en él están todos los secretos de todas las personas, es realmente aterrador. Así que no debes acercarte a él, ¿está claro? —Mamori levantó la voz al final, enfatizando su declaración.
—Como el cristal, Mamori-neesan —En ese instante Mamori salió corriendo rápidamente hacia Deimon, puesto que tenía una reunión. Sena tomó aire en sus pulmones y gritó —¡Dijiste Hiruma ¿cierto?!
—¡¿Hiruma?! ¡¿Dónde está?! —El efecto fue inmediato, los gritos de terror la hicieron reír, casi había olvidado ese respeto y terror que era capaz de producir el demonio de cabellos dorados.
Sena decidió caminar tranquilamente, sin dejar de pensar en su amado equipo Los Devil Bats, y a medida que avanzaba lo hacían sus pensamientos.
Tenía que reunir nuevamente al equipo, aún no decidía si dejar que todo siguiera su curso o interferir. Es decir, sabía que más temprano que tarde todos estarían juntos de nuevo, pero los extrañaba demasiado, estaba tan metida en su cabeza que terminó chocando contra la espalda de alguien...
~~~~Saltó de tiempo~~~~
Después de haberse encontrado con su antiguo/futuro compañero de equipo estaba decidida. Ver a Yukimitsu había puesto muchas cosas en perspectiva, Yukimitsu se había disculpado en un susurro, aun cuando él ni siquiera tenía la culpa, se veía tan solitario y triste, ahora sabía qué hacer.
Aunque esto del viaje en el tiempo le estaba dando dolor de cabeza, es decir no sabía si debía pensar en ellos en pasado, presente o futuro. Pero ya había tomado su decisión iba a intervenir.
Cuando entro en su salón de clases los vio, los hermanos Ha-Haa, se veían iguales que la primera vez que los vio, aunque técnicamente está era la primera vez que los veía. Ellos giraron en su dirección y ella decidió sentarse en su lugar, las presentaciones de sus compañeros de aula eran iguales a las que lograba recordar, lo que le daba cierta nostalgia. Cuando llegó su turno cambió su presentación original.
—Hola con todos, mi nombre es Kobayakawa Sena, y mi sueño es ser la secretaría del equipo de fútbol americano y ayudarles a llegar al Tazón de Navidad —al terminar su presentación pudo oír algunas risas, las cuales ignoro, ya no le importaba ser la niña rara de la que todos se burlaban. Al acabar las primeras horas de clase con tranquilidad se acercó a los hermanos Ha-Haa, era ahora o nunca.
—Disculpen chicos, alguno de ustedes sabe ¿dónde está la sede del equipo de americano? — Los hermanos le quedaron viendo extrañados, sin saber que decir o hacer, así que Togano habló en nombre del grupo.
—Eres la chica rara de hace rato..., no lo sabemos, ¿porque crees que lo sabríamos? —Era una buena pregunta, ninguno de los tres tenía pintas de deportistas, se parecían más a pandilleros.
—Lo lamento, creí que chicos tan fuertes y varoniles como ustedes estarían en el equipo — les respondió con voz calmada, endulzándoles el oído, algo que había aprendido era el poder de las palabras, probablemente no le prestarían mucha atención ahora, pero estaba segura de que al menos había plantado una pequeña duda en sus cabezas y sin más se fue del lugar, dejando aún grupo de chicos muy confundidos.
Sin más Sena se dirigió al almacén del equipo, un extraño sentimiento se apoderó de su pecho, aún recordaba aquel pequeño almacén en el que se reunió con su equipo por primera vez, todos aquellos recuerdos la inundaron y una lágrima recorrió su mejilla. Al estar parada no noto la sombra que se acercaba a ella por detrás.
—Hola ¿estás bien? —al escuchar aquella voz se dio vuelta con rapidez
—Sí, gracias —frente a ella se encontraba Kurita, el cual estaba lentamente entrando en pánico al no saber qué hacer para evitar que Sena llore, no sabía si había hecho algo mal o tal vez era una de las víctimas de Hiruma.
—Disculpa, que te pregunté, pero qué haces aquí, no muchas personas vienen por este lugar —lo mejor que se le ocurrio fue desviar la atención.
—Me dijeron que esta es la casa club del equipo de fútbol americano —hablaba con tranquilidad a pesar de ver el obvio nerviosismo de Kurita, necesitaba dejarle clara sus intenciones.
—Si, aquí es..., ¿Puedo saber para que la buscabas?
—¡Quiero unirme al equipo! —Aquellas palabras tomaron por sorpresa a Kurita, estaba feliz de que alguien se uniera, pero no quería que esa chica se lesionara, era un deporte agresivo.
Sena pudo notar la duda en sus ojos, sabía que tratar de convencer a Kurita sería difícil, así que optó por cambiar de táctica, ya después se encargaría de convencer a Hiruma cuya opinión era la que más peso tenía.
Editado: 07.08.2024