CAPÍTULO 7: La Danza del Plasma y la Verdad.​I. Fuego en el Yermo.

​I. Fuego en el Yermo.
​El androide El Heraldo de la Riqueza no perdió tiempo. Su cañón de plasma doble se activó con un zumbido ensordecedor, lanzando dos proyectiles de energía caliente que impactaron justo donde Ramsés había estado un segundo antes. El polvo del desierto se vaporizó al instante, dejando un par de cráteres humeantes.
​«¡Ramsés! Su cadencia de fuego es alta. Su armadura es de aleación titanio-cobre, diseñada para absorber energía. ¡Solo un pulso electromagnético concentrado lo detendrá, pero necesito más tiempo!», gritó Nix desde el aerocar, sus pantallas parpadeando.
​Ramsés era ágil, esquivando el fuego cruzado, su propio plasma-caster devolviendo ráfagas que apenas raspaban la armadura del gigante. «¡No podemos dejar que se acerque a Aura! ¡Salvi, un pulso de distracción de los motores! ¡Ahora!»
​Desde el aerocar camuflado, Salvi encendió brevemente los impulsores, creando una columna de arena que desorientó al Heraldo por un instante crucial.
​II. La Estrategia del Equilibrio.
​Aura entendió el plan de Ramsés: mantener la distancia para darle tiempo a Nix. Pero la energía del Heraldo era caótica y destructiva, creando micro-distorsiones en el campo de estasis psíquica de la Fortaleza que amenazaban con contaminar su propia conciencia.
​«Ramsés, no luches solo con la fuerza. La armadura del Heraldo es fuerte, pero su lógica es la de la Corporación. Rígida y predecible», dijo Aura.
​Corriendo a través de la arena, Aura canalizó la reliquia del equilibrio. En lugar de atacar al androide con energía, proyectó una pulsación de datos puros directamente sobre el sensor óptico primario del Heraldo.
​El androide se detuvo a mitad de un disparo. Su voz sintética se interrumpió: «ERROR. DATO... CONFLICTO. LA RIQUEZA ES... DATO... CONFLICTO.»
​Aura había introducido en el sistema binario del Heraldo el concepto de la Primera Ley de Conciencia: la redistribución equitativa. Su simple programación de "Riqueza = Orden" se enfrentó a la lógica de "Equidad = Orden", causando una parálisis de código.
​III. El Hackeo de Nix.
​Ese instante de parálisis fue todo lo que Nix necesitó. Sus dedos volaron sobre el datapad, conectándose al obsoleto código fuente del Heraldo, que ahora estaba inundado de errores binarios.
​«¡Entrando! El código es como el barro. Lento, pero vulnerable. ¡Ramsés, prepárate para el ataque final!», advirtió Nix.
​El Heraldo se recuperó parcialmente, su lógica de "Riqueza" ganando brevemente la batalla. Levantó el cañón para un ataque de área.
​«¡La Riqueza es la Eterna Verdad! ¡La Democracia debe morir!», gritó.
​Ramsés corrió hacia el Heraldo, deslizándose por debajo de sus piernas. El androide disparó, pero el plasma se estrelló contra la arena detrás de Ramsés.
​«¡Ahora, Nix!» gritó Ramsés.
​En ese momento, Nix logró su objetivo. En lugar de un virus, inyectó un comando de desconexión total del núcleo energético.
​El Heraldo se congeló. Su cañón de plasma cayó al suelo con un estruendo. El gigante de metal se desplomó en la arena, inerte. La batalla había terminado no con una explosión, sino con un silencio súbito.
​IV. La Puerta Abierta.
​Ramsés se acercó a la compuerta de acceso al búnker, que ahora se abría lentamente, revelando un túnel de ascensores oscuro.
​«Lo hemos logrado, pero la batalla solo acaba de empezar», dijo Ramsés, su respiración agitada. «Los líderes exiliados sabrán que venimos. Aura, ¿puedes atravesar la estasis psíquica del búnker?»
​Aura sintió la barrera. «Es potente, pero no está diseñada para la defensa. Solo para el aislamiento. Si uso la energía de la reliquia para concentrar un pulso de luz, puedo crear una fisura en el campo de estasis, pero no será permanente. Tendremos menos de un minuto.»
​Ramsés asintió, su plasma-caster listo. Salvi se acercó con el aerocar, preparándose para el escape rápido.
​«Vamos, Diosa del Sol. Es hora de llevar la verdad a los que creen que aún pueden vivir de la mentira de la Corporación Sol.»