La Disputa Perfecta

CAPITULO IX " DOS CORAZONES ROTOS"

Bruno:

Observo como la mujer que ame se va de la habitación, siento como mi corazón se parte en dos y algo en mi se destroza, camino hacia la cama, me siento mientras pongo mis manos en mi rostro; porque diablos volvió a mi vida, esta mujer no se cansa de dañarme y meterme en líos, estoy seguro de que Olivia debe odiarme en este punto, y ahora como le pediré que no renuncie luego de que consiga el contrato, con que cara le puedo pedir que se quede luego de lo que le hizo mi familia y ahora mi ex prometida, mi mente vaga por diferentes pensamientos, el principal es el como me voy a disculpar con Olivia por semejante lío, el segundo se enfoca en saber cómo es posible que Camila supo la habitación en la que me encontraba, mis pensamiento son interrumpidos por la voz de Olivia.

  • Ya se fue – escucho mientras ella toma su maleta, observo que se encuentra mojada y que su camiseta blanca se transparenta, dejando observar su ropa interior de color rosa, desvió la mirada e intento hablar – se nota que estás loco, ¿Quién en su sano juicio sale con una loca como esa?
  • Yo – digo mientras la observo dirigirse al baño – lo siento, me disculpo por lo ocurrido, por mí culpa tú
  • Entiendo – se limita a decir mientras cierra la puerta del baño, me recuesto en la cama para tranquilizarme un poco, pues el pecho duele, me siento miserable y debido a eso me acuesto en la cama, con él pensamiento de lanzarme delante de un auto – vamos por unos tragos.
  • Tragos – digo mientras me incorporo.
  • Por supuesto, por tú rostro se nota que lo necesitas - se acerca a la cama y se acuesta a mi lado – vayamos a un bar.
  • Que sea en la habitación, siento que si abandonamos la habitación nos encontrara mi ex y nos hará un escándalo, peor que el de hoy.
  • Está bien, pero primero vayamos a un super mercado a comprar las cosas – dice mientras se pone de pie – así que levántate, quita tú cara de lamento y vamos por unas cervezas y papas, también helados.
  • Para que salir si puedes pedir que nos traigan todo a la habitación – digo mientras me siento en la cama.
  • Vamos a salir – dice mientras me toma de la mano y toma su billetera – ambos salimos y siento el sol en mis mejillas.

Ambos caminamos en silencio y entramos a un supermercado, ella toma un carrito y empieza a caminar por los pasillos en silencio, la observo con detenimiento y veo lo hermosa que se ve con su cabello ondulado y suelto hasta la cintura, su rostro serio cuando observa los precios, y siento que mi corazón empieza a latir con más fuerza, es bastante atractiva, ella voltea y cambio mi vista hacia uno de los estantes, ella se vuelve hacia mi y me sostiene de la mano, esta vez el tacto se siente diferente, estar con ella me trae paz.

Olivia:

Me encuentro confundida al recordar las palabras del idiota que me rompió el corazón, necesito despejarme, hablar con alguien de lo sucedido, y creo que no soy la única, mi jefe esta igual o peor que yo, lo veo observando el estante de comida para perro, lo veo absorto y perdido, lo tomo de la mano y lo atraigo más cerca de mí para apresurarnos al lado de las golosinas, camino agarrada de su mano y empujo con lentitud el carrito, llegamos al pasillo de dulces lo suelto y me pongo como una niña pequeña y empiezo a agarrar gomitas, chocolates y otras cosas más, una pequeña risa me devuelve a la realidad y me acuerdo con quién me encuentro.

  • Te ves muy tierna – dice mientras sonríe.
  • Eso no es cierto – sonrió nerviosa - solo soy una adulta responsable con una pequeña adicción a los dulces.
  • Eres una niña pequeña con una sonrisa inigualable – se acerca y retira uno de los mechones de mi cara – nunca espere ver a la líder de los tres grandes portarse como una niña, que dirían ellos de ti.
  • Me chantajeas – digo mientras me acerco más a él y retrocede – no soy la líder de esas personas, solo soy una trabajadora que quiere ser responsable con su trabajo – y volteo para tomar unas gomitas.
  • Te ocupaste de la empresa de mi familia, a pesar de lo que mi hermana te hizo – me da una pequeña sonrisa que me pone nerviosa – eres muy buena.
  • Nadie es realmente bueno – digo mientras empiezo a caminar hacia la caja registradora – no lo hice por tú familia, sino porque nadie quería contratar a una aprovechada, novata, interesada que podría robarles los novios o maridos, así que tome y me aferre a la única empresa que quiso darme un trabajo.
  • Pero – dice mientras se acerca a mí y siento que mis ojos se llenan de lágrimas – de todas maneras, gracias, y realmente lamento haberte dicho eso cuando te conocí, y me disculpo por mi hermana, aunque no se lo que paso entre ustedes, pues no debió exponerte así y humillarte.
  • No puedo disculpar a quien no me ha pedido perdón, y no lo haría si me lo pidiese – siento que una lagrima corre por mi mejilla y la limpio con rapidez – no perdonaría a la persona que me arruino por completo -  camino con más rapidez para llegar a la caja registradora e intentar calmarme en el trayecto, pero siento como alguien me toma de la muñeca y me atrae hacia él, me abraza con fuerza y las lagrimas empiezan a salir, quiero calmarme y no llorar, pero, por algún motivo no puedo hacerlo, me siento segura a su lado.
  • Vamos a pagar las cosas – dice de que hayan pasado unos minutos y por fin me haya calmado – ya habrá tiempo para que hablemos de nuestros problemas.

Luego de pagar las cosas recibo una llamada del hotel, se supone que mi habitación la tengo hasta medio día, como pude olvidar eso, lo miro nerviosa.

  • ¿Qué sucede? – dice mientras camina hacia mí.
  • La habitación – bajo la cabeza – me olvide que solo la reserve hasta medio día, ya que mi vuelo sale en la tarde y me llamaron para desocuparla.
  • Estas diciendo que no tenemos donde quedarnos por hoy – dice incrédulo – creo que puedo solucionar eso, saca su teléfono y se aleja de mí, empiezo a caminar nerviosa mientras lo observo estar en una llamada.
  • Tenemos donde quedarnos y un auto – volteo confundida.
  • ¿Como conseguiste un hotel tan rápido?
  • No es un hotel, es una pequeña casa a las orillas de una playa – dice mientras me quita las compras de las manos – le pedí un favor a un viejo amigo, y dijo que si casa esta disponible si queremos quedarnos está noche, así que ve por las cosas al hotel, yo llevare esto a la casa de mi amigo y te pasare a buscar.
  • Está bien – digo mientras aun estoy confundida, lo observo subir a un taxi y yo me dirijo caminando hacia él hotel, ahora que lo pienso debimos ir juntos, pasan los minutos y por fin llego al hotel, subo al cuarto y alisto mi maleta y la de mi jefe, recorro la habitación buscando que no haya dejado nada, luego de buscar y buscar no encuentro nada.



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En el texto hay: amorodio, rivalidad, viejo amor

Editado: 12.08.2023

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