Al llegar a casa llamé a Jackson y le mentí diciéndole que no podría asistir a mi último día de trabajo en el bar.
—Lo… lo siento— fingí una tos que esperaba que fuese lo suficientemente creíble como para que él se lo creyera— Supongo que me debo haber pescado un resfriado por haber ido a esa entrevista en un pedazo de tela que a duras penas cubría mi cuerpo y no me abrigaba demasiado.
—Oh, eso es una pena— respondió y podía notar que no le importaba en lo más mínimo lo que le estaba diciendo— Al menos dime que conseguiste el trabajo.
—Lo hice, ¿pero a que costo?— dije y no sabía si esa pregunta se la estaba haciendo a él o a mí misma.
Las palabras de Jossie no habían dejado de reproducirse en mi cabeza. A que se refería específicamente con eso de las tareas que Tyler tenia preparadas para mí no estaban relacionadas con las que debía desarrollar en una oficina.
¿No se supone que para eso había ido hasta allí? ¿Para ofrecerme a ser su secretaria, doblegando mi espíritu y dignidad a ser su fiel sirviente?
— ¿A qué te refieres?— contestó Jack algo confundido. Tal vez creyó que yo estaría un poco más feliz ante la idea de no tener que vivir como una indigente.
— ¿Por qué no me dijiste cuales son las cosas que hace Oken con las chicas que trabajan para él?—le reproché.
Sabía que Jackson me había recomendado a Tyler para salvar mi pellejo, él solo quería lo mejor para mí, sin embargo no podía evitar molestarme por el simple hecho de que no me había contado la verdad.
—Porque pensé que si lo hacía tu no querrías ir y no soportaría saber que yo fui cómplice en ese cruel destino que te espera si tu no pagas las rentas adeudadas. Velo por tu futuro, Kyra y lo sabes.
Mis ojos se llenaron de lágrimas. Algo completamente extraño en mí ya que no era una chica que llorara por todo. Lo había hecho en el pasado, pero luego de hacerlo por tanto tiempo me prometí a mí misma que esa faceta de llorona quedaría atrás una vez que escapara de casa. Y me mantuve esa promesa, hasta este momento, en el que no sabía si eran producto de cansancio o por lo impotente que me sentía.
—Habría sido de gran ayuda que me lo dijeras. Al menos sabría[G1] que me esperaría a partir de ahora. Dices velar por mi futuro pero en este momento, no puedo dejar de pensar que el mismo es una hoja en blanco, y quien tiene el derecho de rellenarla es solamente Tyler Oken. Quien al parecer es mi dueño—suspiré resignada— Creo que dejé bastante en claro que no tendría sexo con él.
—Podrías dejar de ser tan exagerada…por un minuto—exclamó del otro lado— Hice esto porque no quería que nada malo te pasara.
—Claro—respondí y fui incapaz de ocultar el sarcasmo en mi voz— Y es por eso que decidiste entregarme a los lobos. Una tierna y dulce ovejita ahora está a la merced del gran lobo feroz que no dudará ni dos segundos en devorarla solo para saciar sus ansias—comencé a caminar por toda la sala— Un lobo, si me dejas recordarte que intentó propasarse conmigo en tu sucio bar.
Era consciente de que estaba siendo sumamente desagradecida con él. Jackson había hecho muchas cosas por mí desde que nos conocíamos, no obstante la rabia me invadía y no lograba pensar con claridad.
—Te estás pasando de la raya, ¿y sabes qué? No estoy de humor para soportar tus estupideces, Kyra. Por una vez en tu vida no te mataría ser un poco más agradecida con la gente que intenta ayudarte a salir de ese pozo que día a día cavas y donde pareces que inconscientemente quieres enterrarte— masculló.
Sus palabras eran como dagas que se clavaban en mi pecho sin piedad, una tras otra, generando un dolor casi insoportable, que generó que una descarada lágrima se derramara por mi mejilla.
—Debo irme, tengo que entrevistar a la próxima chica que ocupara tu lugar—hizo una pausa— Tengo que reconocer que a pesar de este pequeño intercambio que hemos tenido, extrañaré tenerte cerca. Fue divertido lidiar contigo, Patterson. Divertido y desafiante. Espero que Oken piense de la misma manera. Adiós, Kyra,
Pasé el resto de la noche navegando por internet, buscando toda la información que pudiese encontrar sobre Tyler Oken. Necesitaba hacerlo para así saber a quién me estaba enfrentando.
Lamentablemente para mí y afortunadamente para le impecable e intachable reputación de Tyler Oken, lo único que pude encontrar en el Internet fueron todos los logros que había adquirido desde que había comenzado en el mundo de los negocios.
Al parecer venia de una familia humilde, eran dueños de una granja en alguna parte de Alabama y Tyler era el mayor de 5 hijos, así como también el único hombre, por lo que las tareas más duras recaían sobre sus hombros.
Su padre murió cuando él era tan solo un adolescente s y a partir de ese momento, Oken se convirtió en el hombre de la casa. Las causas de la muerte eran poco claras. Algunos periódicos decían que había sido muerto en un accidente vial, luego de ser arrollado por un camión en la ruta que llevaba a su casa, otros afirmaban que el verdadero señor Oken, fue asesinado por un grupo de mafiosos como un ajuste de cuentas.
Pero eso fue todos los detalles sucios que pude conseguir sobre su vida. El resto de las páginas mencionaba lo buen negociador que era, las contribuciones que había hecho a orfanatos, era, aparentemente un gran fanático de los Lakers y disfrutaba tanto del café, tanto que podría ser considerado un adicto a él.
Era uno de los candidatos más jóvenes para ganar un premio Nobel debido a las contribuciones que su empresa había hecho a la ciencia. Con casi 40 años, era el hombre más importante en nuestra ciudad y todo el mundo lo sabía, él en especial.
Lo único que no sabía era de donde había sacado Jossie todo eso que me había dicho sobre él. Tal vez debería investigar en la “deep web” para conseguir esa clase de datos.
—Prr…— Rufus se refregó contra mis piernas y eso era un claro mensaje de su parte: Debía dejar de hacer lo que estaba haciendo para ir a la cama.
Editado: 10.09.2021