Año 158. 22° luna de Fjōrõa.
SINEFU, Ilustración.
1300 hrs.
Frederick van Rousbell.
Durante una de las revisiones semanales a los satélites de Neneari dispersos por la galaxia, aquellos que ayudan a monitorear el sistema, los planetas y las múltiples colonizaciones, una de las alarmas de emergencia sonó anunciando registro de movimiento.
El problema es que el satélite que inició la alerta es miembro de una tropa enviada a vigilar las zonas muertas del sistema, los sectores P-12 a Z-1. Se llaman “zonas muertas” por una razón muy obvia que ni siquiera vale la pena mencionar. Son las partes peligrosas de la galaxia, y en uno de esos sectores se encuentra el paso para llegar a la Vía Láctea y, por ende, a la Tierra.
Cuando los primeros humanos, lo más brillantes de todos, arribaron a Neneari para escapar de la inminente catástrofe que destruyó la Tierra, crearon cuatro reglas inquebrantables que aún seguimos en nuestros días:
1. Recordarás a los héroes que dieron la vida por nosotros. Y ello se cumple en la Plaza de la Esperanza y la Capilla de los Héroes.
2. No destruirás el planeta que habitas. Así que las extracciones de recursos se realizan, en su mayoría, en otros planetas, en cientos de ellos, procurando no destruirlos ni afectar su naturaleza. También, las miles de construcciones humanas se realizan en favor del medio ambiente, con recursos no contaminantes y/o tóxicos para la vida y con cultivos amigables con la naturaleza y la tierra.
3. Velarás por el bien de la humanidad. Por eso se realizan cientos de proyectos todos los días y se impulsa e invita a la investigación y la exploración. Se crearon tratos con las bestias hostiles de Quimérica, se construyeron centros de rehabilitación para enfermos mentales y físicos, y se castiga cualquier incumplimiento de la ley.
4. Y, finalmente, no volverás, bajo ninguna circunstancia, a la Tierra.
Mucho se ha indagado y especulado respecto a la verdadera razón del origen de la cuarta regla, y a pesar de la disconformidad respecto a ella, nadie se ha atrevido a buscar el planeta azul. Algunos dicen que, por el contexto de las otras reglas, el planeta fue destruido a causa de catástrofes naturales, y que volver ahí sería derrumbar lo que hemos construido en estos años.
Otros señalan la posibilidad de que haya sido por una guerra, de acuerdo a la regla 3, pues se piensa que los conflictos políticos y económicos que se enviaron hace años a Neneari, junto con los primeros hombres y las primeras mujeres, son prueba del despliegue de armas nucleares y atómicas que terminaron con la vida del planeta. Aunque el resto de reglas da pie a que tanto la primera teoría como la segunda sean igual de probables.
Sin embargo, aún existe otro grupo, más pequeño, de pensadores que plantean la hipótesis de que fue una colonización extraterrestre, que alguno de los avances tecnológicos de la Tierra molestó a una raza superior que decidió erradicarla, y que por ello los habitantes del planeta enviaron sólo a los humanos más brillantes y sobresalientes de todos, junto con piezas de arte, música, cine y decenas de libros de física, matemáticas y el conocimiento del mundo entero en ese entonces.
Las tres teorías son completamente válidas, teniendo en cuenta que nadie sabe porqué se abandonó la Tierra, y que los únicos registros que quedan de ella apuntan la posibilidad de cualquier teoría. Los reportes de huracanes, tornados, olas de calor y deshielo de los polos a gran escala apoyan la primera teoría. Los conflictos globales, las diferencias políticas y los altos índices de pobreza y violencia dan peso a la segunda teoría. Y los últimos reportes de las fuerzas espaciales de la Tierra, que anuncian el inicio de las colonizaciones a Marte y Luna, puede que concuerden con la última teoría.
Aún así, lo que se sabe como cierto es que la civilización que vivió en ese planeta era inestable, iracunda y altamente violenta. Por ello, se incluyó el paso para la Vía Láctea en las zonas muertas de la galaxia, aquellos sectores a los que está prohibido acceder y los cuales son constantemente monitoreados y vigilados.
Cuando la alerta se activó, el SINEFU reportó movimiento en las proximidades de las zonas muertas, en los sectores P-13 y Q-3, indiscutiblemente cerca de las coordenadas de los arzupianos, el planeta recién colonizado y al cual Jacob tiene problemas para someter.
Al parecer, el objeto es una nave de tecnología precaria a la nuestra que navega entre los límites de los sectores cercanos al planeta Arzupian. Es posible que sea la civilización que mantiene tratos con los arzupianos y del que al parece no tenemos registros.
Cuando se sellaron las zonas muertas, se recomendó no volver a entrar en ellas y tan sólo mantener la vigilancia, pero entre la inmensidad del espacio en continua expansión es posible que el desarrollo de las fuerzas espaciales de un mundo hayan pasado desapercibidas.
Frunzo el ceño y cruzo los brazos. Saber que hay una zona en la galaxia en la cual no tenemos control me molesta, sobre todo cuando es mi trabajo mantener información de todas las formas de vida inteligente.
El SINEFU, Sistema Interplanetario Neuro Espacial de Funciones Universales, es básicamente la organización que registra, almacena, analiza y compara la información de todas las civilizaciones conocidas, las colonizadas y las que mantienen negocios con nosotros. Aunque el nombre puede sonar pretencioso y sin sentido, la verdad es que es el centro de despegue y aterrizaje de naves espaciales, el lugar donde se controlan y guían las entradas y salidas del planeta. Es el sitio donde se investigan los especímenes de diferentes planetas, en el que se hacen pruebas para identificar propiedades en las distintas atmósferas, donde se almacenan datos y muestras y, básicamente, el lugar donde se realizan todos los procedimientos respectivos a nuestra influencia en el espacio.