La Élite

Un Trabajo Poco Agraciado

Año 158. ??? ???

En algún lugar del universo

Greenish Gray

El pesado ambiente de esta celda es monstruoso, y la oscuridad que lo acompaña es aún peor.  La soledad que me abriga me atormenta, y el conteo del tiempo se me hace vulgar. No hay espacio para cavilaciones dentro de la celda de alguna prisión en el universo.

Las cadenas erosionan mis muñecas; con los hombros agarrotados y los músculos expuestos, siento los dedos fríos y la piel magullada. Tengo los labios resecos, rotos; grandes manchas secas de sangre cubren mi rostro, apenas hidratadas por las perlas de sudor que caen por mi frente. El cabello, húmedo por el sudor, se agrupa en mechones cuyos extremos gotean hasta el suelo. El cabello se me pega al rostro y a la nuca, regando el sudor por todo el cuerpo..

Con las piernas contra el suelo, y los talones pegados al suelo con unos grilletes, siento el hormigueo en los muslos, el trasero y la espalda baja. El calor dentro de la celda es abrasador, intenso e incesante. Es una suerte que aún sea capaz de abrir los ojos en medio de este aire caluroso. Y aunque  soy consciente de la situación, no estoy seguro si es verdad o una ilusión. No sé si estoy muerto.

Pero escucho el goteo del agua cerca, mi respiración pausada, los pasos de seres detrás del denso manto de oscuridad. Percibo el dolor de mis heridas abiertas y la comezón de las zonas afectadas. Siento el dolor, aquella seguridad que me susurra una y otra vez <Estás vivo>. Yo lo siento.

Este trabajo es un asco, sin duda alguna. Las misiones especiales no son para novatos, ni para veteranos. Este es el pináculo de la tortura humana. Por supuesto que nunca se han expresado de esta manera. Si describieran las misiones especiales como lo que realmente son, nunca hubieran sido permitidas. Siento como la sangre se desliza por mi mandíbula desde mis sienes, goteando al suelo, Sonrío con sorna.

¿Sería aceptado si dijeran lo que tiene que hacerse verdaderamente? Por supuesto que no. Ir a un planeta desconocido, sin compañía ni información; totalmente solo con un deficiente equipo de sabotaje y a merced de cientos de criaturas no registradas, con habilidades no identificadas; y obligado a seguir órdenes ridículas o permanecer indefenso en un ambiente hostil. ¿Entregarme? ¿En serio? Por supuesto que nunca habría sido capturado, ni en este absurdo planeta ni en ninguno de los anteriores. Pero es lo que siempre tengo que hacer, tengo que someterme a las cientos y miles de torturas y encierros que existen para que Ilustración pueda hacer un informe detallado y anticipado para preparar a las tropas que van a encaminarse hacia el planeta.

Por supuesto que tienen que saber cómo escapar en el remoto caso de ser atrapados, saber a lo que se enfrentan una vez hayan llegado al planeta. Y para que esos estúpidos novatos sepan cómo deben actuar, tengo que asesinar a decenas de criaturas y entregarme una y otra vez como un prisionero de guerra. Tengo que soportar la humillación de sus ridículas torturas hasta que los desgraciados técnicos decidan que ya han aprendido suficiente. Sólo entonces puedo escapar. Pff, escapar. Como si yo temiera permanecer encerrado en este lugar.  

Aunque esta vez está demorando demasiado, lo difícil de este precario confinamiento es la inmovilización, la inutilización de los miembros y el tortuoso sonido del agua cayendo. Es una suerte que no esté cayendo directamente sobre mi. 

La celda es extensa y, a excepción de mi, está completamente vacía. Debo esperar en un silencio abrumador hasta escuchar su voz en mi cabeza, dándome lo único productivo que puede dar desde cientos de millones de años luz de distancia: instrucciones, recibidas por la más reciente pieza de ingeniería humana, los neuroprocesadores. 

Pero debo esperar pacientemente hasta que me indiquen lo que debo hacer. Estoy a su suerte, por lo que sólo puedo quedarme quieto, sintiendo el hambre arañar mis intestinos, la sed invadir mi boca; siento como la sangre se esfuerza en llegar a mis dedos, como las heridas queman y el cansancio aplasta mis párpados.

Y a pesar de ello, sé que estoy lejos de llegar a mi límite. 

En medio del dolor de mi cuerpo y la oscuridad de la celda, escucho el sonido de pisadas del otro lado de la puerta, acercándose. Por el peso, el ritmo y el tiempo entre una y otra puedo intuir que son, al menos, dos guardias, y en conjunto alrededor de 300 libras de peso. El planeta entero está habitado de gusanos y lagartos obesos, quién podría adivinar que estas cosas llegarían a ser los seres más inteligentes en la escala evolutiva de su risible mundito.

- ¿An dev’el etch um Dämrge?-. La primera voz es rasposa, gruesa, y siseante. Además de que el idioma local no le ayuda mucho, pues la fonética debe hacerse guturalmente y en tono alto, como si estuviera gritando.

- Dervïnça art dan celt-. Responde la segunda voz, que suena muy nasal, gangosa, como si tuviera una docena de mocos atravesando sus cuerdas vocales.

La celda se abre estrepitosamente, y una luz de dudosa procedencia ilumina las siluetas irregulares de aquellos que hacen las veces de guardias. Por supuesto que no es tan difícil adivinar a quién corresponden las voces.

El primero es grande y robusto, de patas anchas y cortas con garras largas. Tiene una rojiza mirada y la tonalidad de su piel es de los musgos de las costas de Primitiva. Posee dos enormes cuernos retorcidos a los costados del cráneo, muy parecidos a la cornamenta de los venados, y una larga -muy larga- cola que sobresale desde algún lugar de su espalda hasta varios metros arrastrándose en el suelo, moviéndose como si tuviera vida propia. Y, porqué no, con grandes púas. Que excelente y jodida broma de la naturaleza.

¿En una palabra? Aberrante.

El segundo es una masa amorfa y sosa con protuberancias de dudoso contenido. Tiene llagas en todo el cuerpo que segregan algo parecido a la pus en un tono verde asqueroso, con unos enormes ojos naranjas. Creo que perfectamente podría ser el aborto fallido de una kappa acuática preñada por un ent, o un guardián del bosque. Es semejante a un pedazo de intestino de caballo, chorreando sangre y otros líquidos que es mejor no saber de dónde vienen. Su cara es horrorosa, y tiene toda la pinta de tener la peor existencia del cosmos.
Podría intentar describir las formas que componen su figura o las mutaciones marcadas que muestra en su anatomía, pero sería como tratar de describir la forma irregular del excremento de dragón. Sólo dos palabras: "asqueroso" y "oloroso".

-Arse kan yæľ- responde el reptil, con un ligero siseo al final y dejando escapar su lengua viperina de su hocico. Su tono es hosco y las palabras que dice parecen ser escupidas con odio.

Digo, si así se ven me parece perfectamente razonable que odien su existencia. Los guardias me miran con sus penetrantes ojos un par de segundos y cierran la puerta con pesadez. Escucho un poco de estática dentro de mi cabeza, en el fondo, como si algo estuviera vibrando. Muevo la cabeza negativamente tratando de evadir el zumbido proveniente del neurotransmisor. <Dirección General a S-53. Misión completada. Salida noroeste a mil doscientos metros de distancia, coordenadas aplicadas A-1. Discreción>. Indica una voz mecánica directamente en mi oído.




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