Nyx strugle.
-Si no me esperaban, ¿Cómo creías que iban a reaccionar Alexandro?- habló contundentemente Nyx-.
El Sr. Sokolov solo escuchó las palabras de su hija y negó ligeramente con la cabeza. Esperaban a que el doctor saliera de la habitación principal para saber el estado de Amelia. Francis salía y entraba de la habitación, apenas abriendo la puerta para que su cuerpo pudiera pasar. Tras esperar poco más de una hora, el doctor abrió la puerta e hizo una señal para que Alexandro ingresara a la habitación. Nyx decidió quedarse afuera, después de todo, su madre estaba así por su culpa, de nuevo por su culpa. Un rato después de que entró Alexandro a la habitación, salió Irina para recibir a Nyx.
-¿Por qué no me dijeron que estaba embarazada?- preguntó Nyx consternada, casi susurrando-.
-Si tan solo hubieras respondido cada una de las llamadas o mensajes que hicimos… Por ahora solo queda decir, que el bebé nació bien- respondió Irina entre un suspiro de alivio- ¿por qué no dijiste que vendrías?
-No lo decidí hasta hace un par de días, Alexandro me dijo que viniera, y lo obedecí.
-No quieres estar aquí entonces.
-La última vez que estuve aquí solo hubo miseria, como ahora; parece que es mi única función- con un nudo en la garganta mencionó Nyx- no esperaba la mejor bienvenida, pero tampoco esto.
-¿Y qué esperabas? ¿Qué te recibiéramos como si nada hubiera pasado?- casi gritando dijo Irina- puedo ver que no has cambiado nada, sigues siendo la misma víbora egocéntrica que hace 4 años. No puedo creer que incluso te llegué a venerar.
-No hables como si me conocieras, porque no es así. No sabes nada más que de tu asquerosa vida- con un tono de voz más alto respondió Nyx-.
-¿Ahora se supone que tengo que llorar por lo que me dices?- burlonamente musitó Irina- jajaja, no me pidas compasión que ni siquiera la mereces, lo único que provocas en mi es lástima, el más asqueroso sentimiento.
-Veo que tú sigues siendo exactamente la misma, una chica que solo vive detrás de mi sombra, donde el resto de tu vida siempre intentarás superarme, ¿y adivina qué? Nunca lo lograrás, porque eres incompetente, inmadura y poco realista. ¿Pero por qué sigo aquí? Si mi sola presencia sigue abrumándote. Me voy, y esta vez no volveré por la miseria de “cariño” que recibo.
Nyx bajó las escaleras y salió por la puerta solo con su teléfono y bolso en mano. Subió a su auto y se fue. Saliendo del fraccionamiento se detuvo en el primer cajero ATM y sacó un tanto de efectivo. Se dirigió a alta velocidad hacia un hotel, pagó una habitación y subió.
Estuvo hospedada ahí ocho días, donde solo comía lo que le llevaban del room service y se duchaba cada que lo sentía necesario. Vivió su más arrebatada depresión en esos días. “VIAJA AHORA A CUALQUIER DESTINO…” estaba decidida, no quería estar más allí. Estaba revisando la página de viajes para comprar un boleto de tren, de pronto, tocaron la puerta, era hora de la cena. Nunca había pasado el primer amanecer del sol tan sola en una habitación de hotel, brindando con una malteada de fresa y cenando una desabrida ensalada.
-Sigues huyendo, creí que eras lo suficientemente madura ahora para seguir haciendo lo mismo que una chica de 18.
-Lo siento- cabizbaja y con ojos cristalinos respondió Nyx- esto es tan abrumador, no creí que me conmocionara de esta manera.
-Tu madre está tan emocionada de que hayas venido, enserio- con mirada tierna habló Alexandro- pero sí, la sorprendiste; después de cuatro años, lo más natural era esto. Y disculpa por no haberte dicho sobre el embarazo, pero después de la última vez; queríamos estar ciento por ciento seguros de que fuera a darse, después de los cuatro meses, el tiempo pasó volando.
A Nyx se le hizo un nudo estruendoso en la garganta, lo único que hizo fue mirar a su padre directamente a los ojos y asentir con ellos.
-¿Vamos a casa?
-Claro.
Alexandro ingresó a la habitación y se sentó en el filo de la cama. Nyx fue al baño a ponerse su vestido, aquel con el que había huido el día del nacimiento del bebé; todo ese tiempo solo se estuvo vistiendo con la poca ropa que había comprado por internet. Salió del baño, vestida exactamente igual que ese último día fuera del hotel.
-Quien hubiera dicho que Nyx Sokolov se vestiría igual que en una pasada festividad- entre pequeñas risas, habló Alexandro- vamos.