06-Enero-1986
Habían pasado ya seis días desde que el año inició, pero Nyx no lo veía así. Para ella, tenía 6 días desde su pesar. Últimamente estaba más sensible de lo que jamás había estado, solo había visto una vez a su recién nacida hermana. Inventaba excusas para no salir de su habitación “…tengo gripe…”, “…podría contagiar a la bebé…”, “…aún me siento débil…”, “…prefiero quedarme aquí…”.
-Señorita- del otro lado de la puerta preguntó Sandy- le he traído la cena.
-Adelante- desganada respondió Nyx-.
-Hot cakes con licuado de fresa- Sandy sabía a la perfección el remedio para el pesar de Nyx- coma, se pondrá mal si no lo hace. No me iré de aquí hasta que termine todo.
-Gracias por guardar el secreto- o al menos eso se entendió que dijo Nyx, pues estaba comiendo un pedazo de panqueque- esto es muy impactante para mi, aún me estoy acostumbrando a todo esto de nuevo.
-Señorita, por favor salga de su habitación- mientras le dirigía una mirada con ternura- ha provocado mucha nieve por su confusión. Debe reponerse ya, le prometo que todo estará mejor cuando decida salir de aquí.
Nyx no dijo nada, solo observaba a través de la ventana, los árboles llenos de nieve, nieve que ella había provocado. Hacía mucho tiempo desde la última nevada en la ciudad, Nyx lo recordaba a la perfección; fue cuando su padre le dijo que su madre estaba embarazada, como podría olvidarlo, si las ventiscas provocadas hicieron que varias casas se derrumbaran y dejó varios heridos, además, Alexandro la había obligado a pagarle con trabajo todo lo que él le había dado a las familias afectadas.
-Puedes irte ya Sandy- dijo Nyx mirándola directamente a los ojos-.
-No intente eso conmigo- respondió entre pequeñas risas la cocinera- se cada uno de sus trucos y hechizos, no funcionan más conmigo, me he vuelto inmune a ellos.
Nyx y Sandy rieron con voz casi susurrada. La cocinera se levantó, tomo la pequeña mesa y le dio a Nyx un beso en la cabeza. Se dirigió a la puerta casi de puntas, pues el ruido de los tacones en la duela a las 2.00 a.m. se escuchaban como cañonazos en concreto. Después de salir, dirigió una última mirada hacia Nyx y le sonrió, cerró la puerta y se dirigió a la cocina. En el camino hacia su puesto de trabajo, se topó de frente con Irina; quien parecía esperarla en la puerta de su habitación.
-¿Cómo sigue Nyx?- preguntó casi como si supiera lo que ambas tramaban-.
-Mejor señorita, le he llevado un poc…-las palabras de Sandy se vieron interrumpidas por una bofetada de Irina.
-¿Por qué la tratas como niña indefensa?- entre susurros habló Irina, aunque a pesar del volumen, se notaba lo exaltada que estaba- sé a la perfección que mi querida hermana a estado ocultándonos algo.
Sandy no hacía más que retener las lágrimas detrás de sus ojos, tocando suavemente la mejilla que obtuvo el impacto respondió:
-No sé de qué habla señorita, yo solamente le lleve la cena.
-No intentes manipularme como lo haces con los demás, sé que intentas formar parte de la familia, pero no eres más que una maldita criada.
-¿Qué está ocurriendo aquí Irina?- preguntó un tanto somnoliento el señor Sokolov, pero aún mantenía el tono firme de siempre-.
- Nada padre, simplemente le preguntaba a nuestra querida Sandy como seguía Nyx-.
Irina le dedicó una mirada dulce a Sandy, como si nada hubiera sucedido.
-¿Sandra que dice usted? ¿Todo bien?- Alexandro preguntó a la cocinera, pues tenía una cierta duda de lo fidedigno de su hija-.
-Si señor- Irina había cambiado la suave mirada por una casi tan penetrante como la de una bala en seco- todo bien.
-Entonces ¿Qué hacemos aquí parados en la madrugada? Irina, entra a tu cuarto, señora Sandra, quedan terminadas sus actividades, le permito despertar media hora más tarde. Hasta el amanecer.
Irina solo le dijo a Sandy que tuviera buena noche y se encerró en su habitación.
A la mañana siguiente, se preparaba el desayuno un poco más tarde de lo habitual, pues la cocinera había tomado la palabra del señor Sokolov.
-Buen día padre, buen día madre- dando un “cariñoso” beso en las mejillas de sus padres habló Irina-.