Después de aquella travesía hasta la puerta del elevador, la mente de Nyx se vio confundida cuando recordó en donde estaba; a pesar de que su corazón le decía que fuera detrás de su ex mejor amiga, su cabeza le repetía que ya no tenía 18 años, si Zarina quería hablar, lo haría, si no, su vida seguiría como hasta ahora. Al regresar por el pasillo se percató que el resto de las solicitantes se le quedaban viendo con mirada de extrañeza, pues su futura jefa corrió tras una desconocida, ¿Qué les esperaba a ellas?
-¿Quién sigue?- pregunto agitada Nyx- pase por favor.
Una chica de cabello corto y rizado se paró de un solo movimiento, acomodó su falda y entró a la oficina. Tras varios minutos salió la chica de nombre Marie; siguieron así otras 3 chicas, ninguna era lo suficiente buena para Nyx ¿o era más bien que su mente estaba ocupada aun con Zarina? Cuando terminó de entrevistar a la última persona, llamó por teléfono a la secretaria de su padre, pidiéndole que hiciera acto de presencia en su oficina.
-¿Qué se le ofrece señorita?- amablemente preguntó la secretaria-.
-Quiero mañana mismo en la oficina a Marie…-dudando del nombre, o tratando de recordarlo, hizo un poco de suspenso Nyx- ¡Ah! Marie Dunhann, a ella la quiero.
-De acuerdo señorita, entonces ¿le digo a la chica de afuera que se vaya?
-No, déjala pasar, no le haré perder su tiempo.
-Con permiso.
La secretaria salió y le comentó a la última chica que podía entrar, Nyx acomodaba unos papeles y escuchó…
-Lamento lo de hace un momento, fue mi primer instinto… Huir de ti.
-Zarina…- con voz susurrada para ella habló Nyx, ¿su amiga le temía?- me alegra verte, hace tiempo no lo hacía.
-Me imagino, tenemos el mismo.
Cuando su amistad florecía, los silencios se sentían hermosos, pero en esta ocasión, parecían dagas afiladas clavadas lentamente en la espalda de Nyx, como si le doliera el simple hecho de intercambiar palabras con Zarina.
-¿Cómo has estado?-amablemente preguntó Nyx-.
-Muy bien gracias ¿y usted?
-No tienes que hablarme de “usted”, no te comportes como si no me conocieras- bromeando habló Nyx-.
-Vengo aquí por el empleo, en un principio pensé que era para asistir a Irina, no me imaginé que a ti. Si te incomoda mi presencia, me voy.
-No, no es eso; solo que, pensé que podríamos hablar de lo que sucedió.
-No hay nada de qué hablar más que de trabajo. Solo vengo para eso.
-¿Por qué tu padre no te contrata?
-Quiero trabajar por mi cuenta, y… adquirir experiencia laboral, nunca he trabajado en serio.
-Yo también lo deseo- con una pequeña sonrisa, habló Nyx.
-La diferencia es que tú empiezas siendo directora, mientras yo, verdaderamente empiezo desde cero.
Mientras Nyx llenaba el formulario con la información de Zarina, el silencio absorbía la energía del lugar. Mientras tecleaba, Nyx pensaba si era buena idea contratar a Zarina, pues no podía fingir como si no tuvieran un pasado, pero aparentemente, Zarina estaba dispuesta a hacerlo, no solo sería incomodo, también muy triste. Pero si la rechazaba, probablemente Zarina no volvería a su vida ni de casualidad, así que solo se le ocurrió una idea.
-Lamentablemente, el puesto ha sido ocupado por alguien más, pero si lo deseas, puedes ser mi asistente personal, vivirás conmigo cada momento del día. Manejarás mi agenda y serás mi mano derecha, con el doble de sueldo. Solo debes de tener disponibilidad de horario de lunes a viernes y, en ocasiones, viajarás conmigo durante un par de días o semanas, donde todos los gastos serán cubiertos por la empresa.
-¿Puedo pensarlo? No esperaba esa propuesta.
-Tienes el resto del día, si lo aceptas, te espero aquí mañana a las 7.00 a.m. en punto. La secretaria del Sr. Sokolov te explicará todo lo relacionado con el puesto.
-Muchas gracias, hasta luego.
-Zar…
Nyx no terminó de decir el nombre cuando Zarina había salido de la oficina, realmente todo eso la sacaba de sus casillas, por más que lo intentaba, no podía dejar de sentirse culpable, pero ¿por qué? Si lo único que ella hizo fue irse a estudiar, ir a superarse. El resto del día se le fue en escribir un par de informes y pensar. El área de la que ella era directora “Departamento de Estrategias Comerciales Privadas” había sido su idea a los 18, y ahora, era jefa de su propuesta. En realidad, si su vida personal estuviera bien, su existencia en ese preciso momento sería exitosa, pero no puedes estar bien en las dos, debías arriesgar una, y ella ya lo había hecho casi sin darse cuenta.