La Elvaruare

La Anduirath/ Parte VII

Fue un instante extraño.

Elvara, algo anonadada, observó cómo la imponente figura, pese a sus heridas, se incorporaba con esfuerzo mientras ella trataba de ayudarlo. De la nada, la figura hizo un gesto, como indicándole que se apartará. Hizo caso. La figura de extraña armadura, usó su enorme espada como bastón, clavándola en el suelo metálico con un sonido seco y resonante. Cuando la figura se alzó por completo, la elfae se hecho para atrás. Nada mas alzarse por completo, su altura se volvió evidente; aquel ser medía cerca de 1.92 metros, casi dos cabezas más alto que ella. La luz azul que emanaba de su armadura brillaba débilmente, pero aún lograba imponer una sensación de poder absoluto.

Desde su posición, Elvara no podía evitar examinarlo con más detalle. Los contornos de su armadura, decorados con líneas geométricas que parecían pulsar con energía, daban la impresión de ser una obra de arte y una máquina de guerra al mismo tiempo. A su alrededor había un aura de peligro, un recordatorio constante de que, en combate cuerpo a cuerpo, aquel individuo podría aniquilar a una escuadra completa de los Altos Elfae de Andurith. Incluso a temibles Magii del Reino de Eryndor o las fuerzas conjuntas de Ithrenya, quizá varias de aquellas facciones y Reynos lejanos, tendrían dificultades para enfrentarse a una criatura tan letal.

El pensamiento la hizo estremecerse, pero el guerrero no mostró hostilidad. Al contrario, parecía buscar comunicación, aunque sus palabras no tenían sentido para ella. Emitió una serie de sonidos graves y guturales que parecían una lengua desconocida.

----¿Qué…? No te entiendo,---- respondió Elvara, llevando la mano al pecho, un gesto instintivo de disculpa.

El guerrero inclinó la cabeza, como si estuviera pensando. Luego, con movimientos lentos y deliberados, señaló el bolsillo de Elvara, como si el individuo supiera que ella llevaba algo perteneciente a al coloso de hierro. Ella lo miró con desconfianza, pero algo en su actitud no parecía hostil. Dudó por un momento, pero finalmente metió la mano en su bolsa, sacando el pequeño dispositivo circular que había tomado en su recorrido por el.interior de aquel coloso de hierro y fuego.

Los ojos del guerrero, apenas visibles a través del resplandor de su casco, se fijaron en el artefacto. Levantó una mano y comenzó a hacer señas, indicando que debía colocárselo en la garganta.

“¿Esto? ¿Quieres que me lo ponga aquí?” preguntó Elvara, tocándose el cuello con el dispositivo en la mano.

El guerrero asintió lentamente, mientras su otra mano activaba algo en un panel situado en su muñeca izquierda. Las luces azules de su armadura se intensificaron ligeramente, y frente a él apareció una serie de imágenes flotantes: símbolos que parecían representaciones de un lenguaje completamente ajeno al de Elvara. Las figuras brillaban y giraban en el aire, mientras él manipulaba las proyecciones con movimientos precisos de los dedos.

Finalmente, el guerrero la señaló nuevamente y con un gesto insistente le indicó que hablara.

Elvara vaciló. La idea de confiar en un extraño, y menos en uno tan enigmático como este, no era algo que aceptara con facilidad. Sin embargo, algo en su actitud le decía que no tenía malas intenciones.

----Hola…---- Murmuró, insegura.

El guerrero negó con la cabeza y con más gestos le indicó que continuara.

---- ¿Qué quieres que diga?---- Preguntó Elvara. ---- Esto no tiene sentido. No sé quién eres ni qué estás intentando…..

Mientras hablaba, los símbolos proyectados comenzaron a cambiar. Al principio, se movían de manera errática, pero poco a poco tomaron una forma más coherente. Los glifos iniciales, incomprensibles para ella, comenzaron a transformarse en formas que se parecían vagamente a las runas de su propio idioma natal. Era como si el dispositivo estuviera aprendiendo, adaptándose a sus palabras.

El guerrero observaba el proceso con atención, y cuando los símbolos finalmente dejaron de cambiar, levantó la vista hacia ella. Pulsó un último símbolo en el panel de su muñeca y luego, con algo de esfuerzo, volvió a hablar.

----Ahora me entiende,---- dijo con voz grave y cansada, pero clara y perfectamente comprensible para Elvara.

La elfa retrocedió un paso, incapaz de ocultar su sorpresa.

----¿Cómo…? ¿Cómo puedes hablar mi idioma?---- tartamudeó, su mente luchando por comprender lo que acababa de suceder.

El guerrero inclinó levemente la cabeza, como si entendiera su confusión, pero no respondió de inmediato. Sus movimientos eran lentos, cada respiración parecía costarle más esfuerzo. Finalmente, se apoyó contra la pared, dejando que su espada descansara a un lado, mientras continuaba mirándola.

----Necesito… tiempo para explicar,---- dijo, su voz aún marcada por el agotamiento.

Elvara, aunque aún desconfiada, no pudo evitar sentirse intrigada. Aquel ser de las estrellas, había cruzado no solo el espacio, sino también las barreras del lenguaje para hablar con ella.

----Entonces habla, ----respondió ella, sosteniendo firmemente su espada mientras lo observaba con una mezcla de temor y fascinación.



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En el texto hay: fantasia, ciencia ficcion

Editado: 01.01.2025

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