Los pasos resonaban en los estrechos pasadizos de la nave, donde el eco de sus botas parecía competir con el leve zumbido de la maquinaria circundante. Elvara mantenía su atención dividida entre las estructuras que la rodeaban y la figura imponente de Reinhard, quien caminaba a su lado como una sombra envuelta en metal y energía. La luz tenue de los corredores realzaba los relieves de su armadura recién reforzada, dándole un aire aún más majestuoso y, al mismo tiempo, aterrador.
—Reinhard.—Comenzó Elvara, rompiendo el silencio con cautela—, me has hablado de muchos nombres y eventos, pero hay algo en particular que sigue rondando mi cabeza. Bortar. ¿Quién era realmente? Cada vez que lo mencionas, siento… —titubeó un momento, buscando las palabras adecuadas—, siento que lo haces con una especie de reverencia y cautela, como si su nombre cargara un peso especial.
Reinhard se detuvo de súbito. Elvara, sorprendida, casi chocó contra él. Las rendijas de los visores de su máscara dracónica brillaron ligeramente mientras la miraba. Por un instante, el silencio fue absoluto, como si la nave misma contuviera el aliento. Finalmente, Reinhard habló, con una voz que parecía arrastrar siglos de historias.
—Es un tema complicado —admitió—. Hablar de Bortar significa hablar de la Era de la Segunda Gran Expansión Intergaláctica… y, más aún, de los Reyes Dispares.
Elvara frunció el ceño, desconcertada. Las palabras resonaron en su mente como ecos de algo antiguo y misterioso.
—¿Reyes Dispares? —repitió, alzando las orejas en un gesto de clara extrañeza—. ¿Qué significa eso?
Reinhard inclinó ligeramente la cabeza, como si decidiera cuánto de esa historia podía revelar.
—Es complicado de explicar, pero haré lo posible por darte el contexto. Antes de que existiera la expresion de Sangre Oscura tal como lo conocemos ahora, había un concepto que dominaba la política del Imperio: sobre todo, con la necesidad de unir razas dispares. Siempre se había fomentado la unión entre razas con características anatómicas semejantes, por ejemplo los Lirianos con mi raza los humanos, pero un Maximus Eridanus: un representante directo del Emperador en una galaxia, decidió ir más allá. Creía que la diversidad extrema podía ser la clave para algo más grande.
Hizo una pausa, permitiendo que Elvara asimilara sus palabras antes de continuar.
—Fue entonces cuando surgieron los Aviares, aquellos nacidos de la mezcla entre dos razas completamente diferentes, o creados mediante ingeniería genética. Algunos nacían de uniones naturales, como por ejemplo; un miembro de tu raza y un Urmah o alto felidae, de esa Unión podian nacer descendientes con rasgos combinados: tal vez alguien con orejas de león en un rostro humanoide, o piel con patrones felinos.
Elvara asintió lentamente, imaginando las combinaciones.
--- Entonces, los Sangre Oscura eran comunes al principio.
—Sí —continuó Reinhard—, pero había un problema con ellos. Eran excepcionalmente dominantes, no solo en lo físico, sino también en lo mental y social. Sus capacidades cognitivas y receptivas estaban fuera de la norma, y su mera presencia podía cambiar el curso de la historia… casi siempre a su favor. Era como si los hilos del destino jugaran en beneficio de ellos. Esto alarmó a las castas dominantes del Imperio, especialmente a los Kingu’adam y a los Kingu'Anatharuh, la castas nobles más puras del Imperio de Albion. Muchos pensaron que, quizá en un momento dado podrían rebelarse, así que empezaron a pensar en una forma de controlarlos o crear alguna manera de mantenerlos a raya sin necesidad de llegar a un conflicto
--- ¿Tu Imperio se llama Albion?
Reinhard asintio haciendo una pausa, observando la reacción de Elvara antes de proseguir.
—Si. Pero bueno, En si, el Emperador decretó que los Aviares debían estar bajo el control de alguien con un destino igualmente fuerte, alguien que pudiera equilibrar su influencia. Para ello, ordenó la unión de dos linajes absolutamente puros: un Kingu’babar de la casta draconiana albina más pura y una humana de linaje impecable. De esa unión nació un niño extraordinario, con características que lo marcaban como un líder supremo para la casta nuevo de los Sangre Oscura. Incluso su fisionomia representaba esa superioridad, Tenía escamas plateadas que brillaban bajo la luz y que se contorneaban alrededor de su mandíbula, su rostro era humano, de hecho se parecía mucho a los nuestros, con escamas, claro, pero el parecido era innegable. Este niño fue Bortar.
Elvara sintió un escalofrío al escuchar el nombre, como si cada sílaba estuviera cargada de un peso intangible.
—Entonces, ¿Bortar fue creado para liderar a los Sangre Oscura?
—Exacto. Fue criado no solo por sus padres, sino también bajo la tutela directa del Emperador. Su adiestramiento militar y su adoctrinamiento psicosomático fueron meticulosos. Cuando cumplió los 300 años, su influencia política comenzó a expandirse rápidamente. Los Aviares Sangre Oscura, tanto los nacidos como los creados mediante ingeniería genética, lo veían como un líder natural. Logró unirlos bajo una sola causa, creando un brazo político y militar que superaba a todas las demás facciones del Imperio.
Elvara lo interrumpió con una mezcla de curiosidad y preocupación.
—Pero, ¿qué pasó? ¿Cómo terminó todo eso en la Guerra Oscura de la que me hablas?
Reinhard suspiró, su voz adquiriendo un tono sombrío.
—Eso es lo que nadie sabe con certeza. Todo iba bien, hasta que ocurrió algo en la galaxia Primus Septuguinta. Algo que cambió a los Aviares y a los Serep’lapta, llevándolos a rebelarse contra el Imperio. Ahí fue donde inicio de la Guerra Oscura, un conflicto que casi destruye todo lo que conocíamos.
Elvara lo miró fijamente, intentando descifrar lo que no se decía.
—¿Y tú crees que Bortar fue responsable?
—No lo creo, Elvara. Lo sé. —Reinhard hizo una pausa antes de añadir, con una voz cargada de gravedad—: Pero el cómo y el porqué… esas son preguntas para las que aún no tengo respuestas, pues hasta donde se era Leal, demasiado Leal al Imperio, eso fue lo que conmocionó a varios de altos mandos. En cuanto al por que inició su revuelta, tal vez, nunca tengamos respuestas para ello. Pero yo percibo que algo debió pasar en ese lugar. Algo que hizo que se alzará en armas cuando el Emperador y el Imperio.