Al fin llegamos a la entrada, la puerta del castillo había sido derribada por la primera ola de caballeros, era el turno de nosotros de adentrarnos a sus fauces.
Pasamos el primer escombro y el fulgor de la batalla se empieza a escuchar, gritos de agonía salen del corredor, a nuestro paso caballeros muertos y moribundos decoran la entrada, ¿con qué nos encontraríamos?, ¿estábamos preparados para vencer semejante fuerza maligna?
Nos miramos los tres, equipados con nuestras esplendidas armaduras, para ver si alguno titubeaba, empezamos a avanzar al salón desde donde se escuchaban los ruidos de la batalla, vemos al ingresar casi toda la primera ola de caballeros esparcida muerta o por ser asesinada, por esos engendros... El hechicero que los había conjurado era extremadamente poderoso, las bajas de nuestros hermanos, podían llegar hasta poner fin a nuestra orden de caballería.
Simplemente no sabíamos cómo combatirlos, los monstros tenían forma arácnida, eran un conjuro que nunca habíamos visto, ni enfrentado, nuestros hermanos parecía que no los pudieron vencer ni uno de ellos, la derrota iba a ser aplastante.
Y ahí lo veo como uno de esos engendros se transforma en un caballero negro, el cual me apunta con la espada y avanza a enfrentarme. Debo responder al combate, así lo dicta el honor, con el cual jure morir.
Empezó el enfrentamiento, su espada rechinó contra la mía, por debajo de su yelmo solo había oscuridad, mis dos hermanos esperaron mi señal de ayuda, pero seguí el reto del combate singular, ellos fueron a buscar otros contendientes. Estaba solo contra él, y a mis compañeros los perdí de vista. Mi espada y escudo chocaban contra el imponente contendiente, sus ataques y fintas eran de un hombre bien entrenado, si es que era un humano. Eludo una finta de él y con el mango de mi empuñadura lo golpeo de lleno en su yelmo, el cual sale volando para rebotar contra la pared, su cabeza queda al descubierto, sin dudarlo lanzo un corte para decapitarlo, la espada pasa de lado a lado y caigo al suelo, una risa siniestra de su parte se escucha, su forma espectral era inmune a la armas, ¿qué haría para vencerlo?
El combate siguió, mientras su risa retumbaba en mis oídos, una risa demencial que provenía del averno, me susurraba miles de cosas perturbadoras, algunas en un idioma desconocido. Pero un caballero nunca pierde su fe, pronuncio una palabra sagrada lo embisto con el escudo, y en el momento de su desequilibrio le corto su mano diestra para así desarmarlo, cae al suelo y cuando estoy por rematarlo, su maligno espíritu abandona la armadura.
Pero era solo uno de cientos de ellos...
Busco a mis dos hermanos pero no los encuentro. De la nada un fulgor de luz aparece cerca mío, se materializa un poderoso mago blanco, con una especie de artefacto que despedía un humo verde, y empieza a ir envenenando a esos malditos engendros, en su mayoría arácnidos, despavoridos huyen hacia otro sector del castillo.
-Corre Jack, el veneno no podrá matarlas a todas- me dice el mago mientras los arácnidos se retuercen envenenados.
Veo venir a mis dos compañeros corriendo hacia nuestro sector, les hago la señal y empezamos a salir de castillo, el caballero negro ya re armado, nos persiguió hasta la puerta, en la cual se detuvo y no salió del castillo.
Nos habían expulsado de nuestro reino. Nos quitamos los cascos de realidad virtual.
-¡Que buena batalla!, ¡este juego esta alucinante!
-No lo puedo creer Pablo, como no morimos fue de pura casualidad, si no fuera por ese mago que apareció, nos mataban a todos, ¿sabes quién era?
-Ni idea, vamos al patio para ver si hay mas conectados, al juego-
Salimos al patio de mi casa y vemos a los otros invitados que estaban allí y sus cascos los tenían sobre la mesa.
Al llegar nos felicitaron, éramos los últimos tres en sobrevivir, y el misterioso mago que no sabíamos que jugador era. Empezamos a tomar unos tragos, con los invitados de la virtual party. El patio estaba completamente soleado, nos empezamos a olvidar del mago y la fiesta siguió.
La mesa estaba repleta de frituritas, gaseosas y alcohol, algunos estaban bastante alegres ya. Miro mi casa desde el patio, esperando que salga el jugador mago, posiblemente todavía estaba conectado. Y era uno de los invitados, amigo de amigos, el cual no conocía.
Pero cuando veo mi casa..., se me interpone una escena del juego en la mente. La pared se agrieta, así con la misma semejanza a como se agrieta la puerta del castillo del juego, antes de entrar. Y veo del otro lado al caballero negro con cientos de arañas, el terror me invade. Me toco la cabeza para ver si tenía puesto el casco, pero no lo tenía...
Una mano se me apoya en el hombro desde un costado y me dice -Tu casa ya está tomada Jacobo...-