Capitulo XVI

Todos regresaron al pueblo, Saras les pidió que se reunieran en el cuartel y sin cuestionarla todos obedecieron. El comportamiento de cada uno era normal, pero, repentinamente Sara tomó a Jesús de los brazos y lo pegó contra la pared, luego saco un cuchillo de su cinturón y se lo coloco en el cuello.

—¡Sara! —Gritó Abigail— ¿Que estás haciendo? —Se acercó a su hermana para tratar de separarla de Jesús pero Abigail extendió su brazo para impedirle avanzar.

—¡El conoce al hombre que llegó en el vehículo del Olimpo! —Dijo Williams con una expresión de ira y frustración— ¿Como es que te conoce? ¿Acaso eres un expía de las personas que nos atacaron?

David, Clara, Hanna, Leo, Octavia, Elizabeth y Abigail eran las únicas personas presentes que al parecer no se habían dado cuenta de que el hombre con el que se encontraron momentos antes le había dirigido sus palabras a Jesús.

—Conocemos a Jesús desde Niños el no es una mala persona —Exclamó Clara mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

—Ella tiene razón, Jesus no haría nada en contra de las personas del Eden —Añadió Hanna apoyando a su amiga.

—Bueno, entonces que responda las preguntas de Williams —Hablo el Teniente con un tono muy serio e intimidante.

Jesus se mantenía inexpresivo ante todas las palabras de sus amigos y de los que lo acusaban, era como si no le importara morir por no hablar, pero, luego de ver la preocupación de sus amigos decidió responder a las preguntas que William y el resto de los Altos Mandos le hacían.

—Me conocen porqué me crié con ellos —Jesus comenzó a responder las preguntas que previamente le habían hecho—. Y esas personas si fueron las que atacaron el pueblo.

Williams, Sara, y El Teniente Sander parecían molestarse por las respuestas de Jesús. Mientras David y el resto parecían haber quedados mudos luego de las respuestas de su amigo.

—El hombre dijo que tu padre estaría feliz por saber de ti —Mencionó el Teniente mientras cruzaba sus brazos—. Así que ¿Quien es tu padre?

—Puedes soltarme ¿sabes? no iré a ningún lado —Jesus le pido a Sara que lo liberara—. Responderé sus preguntas.

Sara accedió a la petición de Jesús pero aún así mantenía su cuchillo en sus manos y solo con su mirada se podría imaginar que deseaba clavarlo en Jesús. El teniente y Williams también permanecían como en un estado de alerta a cualquier movimiento de Jesús.

—Mi padre... —Comenzó a responder luego de respirar con profundidad—. Mi padre es el Lider de las personas que atacaron el pueblo.

—¡¿Entonces porque motivos te envío hasta este pueblo?! —Pregunto Sara manteniendo su mirada amenazante.

—Ellos me enviaron a buscar o recuperar algo, pero aún no se lo que es...

—¡La nota! —Exclamo Abigail—, recuerden la nota que encontramos cuando atacaron el pueblo, decía que entregáramos lo que habíamos robado ¿Será que lo que debías de recuperar era a lo que se referían en la nota?

— Puede ser...

Sara llamó al resto de sus compañeros para hablar lejos de David, Jesús y de los  otros. Fueron a una sala apartada a la sala en la que se encontraba los chicos y comenzaron su charla:

Nota: Los compañeros de Sara son Los Altos Mandos, integrado por Sander (El Teniente), Abigail, Williams y Adán.

—Bueno ya sabemos suficiente por ahora —Hablo Sara.

—Si... —Afirmó Williams— ¿Creen que deberíamos dejar al chico tranquilo?

—Creo que eso estaría bien —Recomendó Sander—, El ha vivido en este pueblo por muchos años y ha logrado hacer buenos amigos así que no creo que quiera que a ellos les pase algo.

—Tienes razón, si hubiera querido hacer algo en contra de este pueblo lo hubiera hecho hace mucho tiempo —Abigail tomó la palabra—, además sus amigos parecen confiar mucho en el.

—Bueno Sara —Dijo el Teniente— Tu eres la líder así que eres la que debes decidir qué hacer con el chico.

Después de eso Sara no dijo nada más, su mirada daba a entender que estaba pensando mucho para tomar una decisión. Mientras tanto con los chicos la situación no era muy diferente, los subordinados del Teniente Sander miraban con odio y desprecio a Jesús el cual los miraba a todos fijamente sin bajar su mirada en ningún momento.

—Jesús... ¿Las personas que atacaron el pueblo crearon al Híbrido serpiente? —Pregunto Leo.

—Si —Afirmó—. Pertenezco al grupo que creó al Híbrido que mató a Kent.