Luego del amanecer se dirigieron al Cuartel, había pasado un tiempo desde la ultima vez que hablaron con Los Altos Mandos. Esta vez tenían algo que les podría ayudar a descubrir que quieren los Progenitores y a descubrir más sobre el pasado de la madre de David y Clara. Al llegar a la entrada del Cuertel fueron recibidos por uno de los subordinados de Sander.
—Ha pasado un tiempo desde que nos vivos —Dijo de forma amigable, luego procedió a abrir las puertas—. Si buscan a Los Altos Mandos están reunidos en su oficina, pero, últimamente han estado ocupados con algo así que si no tienen nada importante será mejor que no los molesten.
—Tranquilo... —Habló Elizabeth pasando por su lado—, lo que tenemos que decir es importante.
—Espero que así sea —Finalizó y cuando todos habían entrado al Cuartel cerró las puertas.
Los chicos comenzaron a dirigirse a la oficina de Los Altos Mandos, desde que son parte del E.R.E han pasado mucho tiempo en ese lugar y con Los Altos Mandos. Al llegar a la entrada no se detuvieron ya que la puerta no estaba cerrada así que entraron en silencio y notaron que Los Altos Mandos hablaban con unas personas que aún no conocían excepto por Dianna.
—¡Hemos esperado mucho! —Exclamó Sander con brusquedad—. Necesitamos encontrarlos y atacarlos antes de que ellos vuelvan con más fuerza y nos aniquilen por completo.
Sara estaba de pie mirando fijamente hacia la pared, parecía frustrada, no solo ella sino que todos los que estaban en esa mesa parecían estarlo.
—Sander no podemos salir y arriesgarnos a que nos ataquen —Dijo un hombre de una edad similar a la del teniente—, si al menos supiéramos en donde se ubican podríamos si quiera ir preparados.
—¡No! —Habló una mujer joven— Al hacer eso también nos exponemos a ser aniquilados, no sabemos cuantos son y si han logrado controlar más Híbridos sería peor. Además, no podemos llevarnos todas las Armas a un ataque y dejar sin protección al Edén.
—Estoy de acuerdo con Lorraine —Dijo Dianna con ambas manos sobre la mesa—. Aún nos estamos recuperando. Reforzamos el pueblo y aumentamos nuestro numero de Armas así que estamos más seguros aquí que saliendo a cualquier sitio por ahí.
—¡¿Entonces que?! —Exclamó con frustración un hombre que aparentaba cerca de la edad de Sara—. ¿Esperaremos a que nos ataquen? Yo opino que tenemos que salir y buscarlos para atacarlos antes que ellos a nosotros.
Parecía que no se percataban de la presencia de más personas en esa sala. Sara no pronunciaba Palabra alguna y solo permanecía parada dándole la espalda a todos, quizá pensaba en las posibilidades de lograr lo que Sander y los demás estaban planteando hacer o quizá simplemente estaba frustrada y no quería estar ahí.
Hanna tosió falsamente para llamar la atención de Los Altos Mandos.
—Creo que tenemos información importante —Hablo David sin titubeos mostrando el libro y el mapa que habían encontrado, se acercó a la mesa donde Los Altos Mandos estaban reunidos y colocó el libro sobre ella deslizándolo hacia Sara.
—¿Que es esto? —Preguntó confundida, luego abrió el libro y comenzó a ojearlo.
—Es un libro que me dio el hombre que enviaron conmigo cuando llegue al pueblo —Dijo Jesus con seriedad—, me había olvidado de él y Clara lo encontró hace poco.
Pasaron varios minutos y ella continuó pasando de pagina en página, pero llegó un momento en el que se detuvo en una página. Su expresión cambio completamente.
—¡No puede ser! —Exclamó y le pasó el diario a su hermana—, son las coordenadas del pueblo.
—Dice qué hay algo debajo... —Agregó Abigail luego de leer lo mismo que su hermana— una especie de búnker..., no entiendo bien, el tiempo ha ido borrando las letras pero estoy segura que la entrada está ubicada en el bosque cerca del Río.
Cómo habían dicho fueron a buscar ese "Búnker". Reunieron a los subordinados de Sander y a algunos otros soldados del E.R.E para facilitar la búsqueda. Él área de búsqueda comenzaba en el río cerca del pueblo y culminaba casi en el límite del bosque.
Pasaron varios días para poder encontrar la entrada al búnker; la entrada del búnker estaba oculta entre un par de piedras muy grandes, de unos dos a tres metros del alto aproximadamente. Era una puerta metálica muy sólida, el tiempo había hecho que la vegetación la cubriera ocultándola de la vista las personas. Luego de despejar todas las lianas y hojas de la puerta Sara fue la primera en acercarse a la entrada.
—Bien —Comenzó a analizar la puerta. Había un teclado y una pantalla por lo que pensó que era para introducir alguna contraseña—, Abigail ven y coloca el código para entrar.