¿la esposa del Ceo mudo?

Capítulo 22: Reconciliación familiar

El duelo por Luz fue un proceso doloroso, pero el apoyo de Alexander y sus padres ayudó a Kiara a sanar. A medida que el tiempo pasaba, ella se dio cuenta de que no podía vivir con remordimientos. Tenía que honrar a su hermana y vivir una vida que valiera la pena. Un día, después de una semana de luto, Kiara se acercó a sus padres.

—Mamá, papá... quiero que hablemos —dijo Kiara, con la voz suave—. Siento mucho que haya pasado tanto tiempo, y que no haya sido la hija que ustedes merecían.

Sus padres la miraron, conmovidos. Su madre se acercó a ella y la abrazó con fuerza.

—Hija, no digas eso. Te amamos. Nos sentimos tan orgullosos de ti. Y estamos tan agradecidos de que tengas a un hombre como Alexander en tu vida.

Kiara se sintió abrumada por el amor de sus padres. Alexander se acercó a ellos, y por primera vez, se comunicó sin usar su teléfono. Con un gesto de su mano, les dio un abrazo, un gesto de amor que era más fuerte que cualquier palabra.

Más tarde, mientras la familia cenaba, el abuelo Volkov se unió a ellos. El abuelo, que se había recuperado, se sentó al lado de Kiara.

—Me alegro de que estés aquí. Quiero hacerles una propuesta —dijo el abuelo, su voz grave y autoritaria.

El padre de Kiara, con una expresión de asombro, lo miró.

—Señor Volkov, no entiendo.

—Mi nieto me ha hablado de tu talento, de tu dedicación a tu trabajo y de tu empresa —dijo el abuelo, mirando al padre de Kiara—. Quiero proponerte una sociedad. El Grupo Volkov invertirá en tu empresa, y mi nieto te ayudará con la tecnología.

El padre de Kiara se quedó sin palabras. El abuelo le estaba ofreciendo una oportunidad que cambiaría su vida para siempre.

—Señor Volkov... yo no sé qué decir. Es un honor.

—No tienes que decir nada. Solo dime si aceptas —dijo el abuelo, con una sonrisa sincera.

El padre de Kiara, con los ojos llenos de lágrimas, asintió. Se levantó y le dio la mano al abuelo.

—Acepto. Y gracias. Gracias por darle a mi familia una oportunidad.

Esa noche, Kiara se sintió más feliz que nunca. El pasado, con todas sus heridas y dolor, había sido borrado. El futuro, sin embargo, se sentía brillante y lleno de esperanza. Un futuro que ella, junto a Alexander, había construido.