Imaginemos una novela de misterio perfecta. Este tipo de relato presenta todos los datos y pistas esenciales y nos impulsa a descifrar el misterio por nuestra cuenta. Siguiendo la trama cuidadosamente, podremos aclarlo nosotros mismos un momento antes de que el autor nos dé la solución final de la obra. Esta solución, contrariamente a los finales de novelas baratas, nos resulta perfectamente lógica: parece el preciso momento en que es esperada.
¿Podremos comprobar al lector de semejante libro con los científicos/as, quienes generación continúan buscando soluciones a los misterios del gran libro de la naturaleza? Solo en parte y superficialmente. En realidad, esta comparación no es válida y tendrá que abandonarse luego.
El gran misterio permanece aún sin explicación. Ni siquiera podemos estar seguros de que tenga una solución final. La lectura nos ha hecho progresar mucho; nos ha enseñado los rudimientos del lenguaje de la naturaleza; nos ha capacitado para interpretar muchas claves y ha sido una fuente de gozo satisfacción en el avance a menudo doloroso en el campo de la ciencia. A pesar del gran número de volúmenes leídos e interpretados, tenemos consciencia de estar lejos de haber alcanzado una solución completa, si en realidad existe,
En cada etapa tratamos de encontrar una interpretación que tenga coherencia con las claves ya resueltas. Provisionalmente se han aceptado teorías que han explicado muchos hechos, pero no se ha encontrado aún una solución general compatible con todas las claves conocidas. Muy amenudo, una teoría que parecía perfecta, resultó más adelante inadequada a la luz de nuevos inexplicables hechos. Cuanto más leemos, más apreciamos la realización del libro, aún cuando la solución completa parece alejarse a medida que avanzamos hacia a ella.
En casi todas las novelas policíacas, existe un momento en el cual el investigador/a ha reunido todos los datos que cree necesarios para resolver al menos, una parte de su problema. Estos datos parecen, a menudo, completamente extraños, incoherentes y sin relación alguna entre sí. Pero el gran detective se da cuenta de que no necesita por el momento acumular más datos y de que llegará a su correlación con pensar con la investigación que le preocupa.
Por lo tanto, se pone a tocar su violín o se recuesta en un sillón para gozar de una buena pipa, y repentinamente exclama ¡"Por fin, ya está"¡. Ahora ve claramente la relación entre sus distintos hechos y los ve vinculados a otros que no conocía y que deben haberse producido necesariamente. Tan seguro está el investigador/a de su teoría que, saldrá a resumir los datos previstos, los cuales aparecerán como él los preevió.
Para tener una solución parcial, se deben reunir los datos disponibles y hacerlos comprensibles y coherentes por medio de pensamiento creador. En las páginas siguientes, nos ocuparemos del papel de los pensamientos e ideas en la búsqueda aventurada del conocimiento del mundo físico.