La Fea y la Bella

2. BEVERLY

Hoy es mi primer día de trabajo y no puedo estar más emocionada... y nerviosa... y un poquito mareada, la verdad, pero no es nada que una buena taza de café no pueda solucionar. Mi hermana, Malibu, trabaja en la misma empresa y se ha ofrecido a enseñarme el lugar. Eso debería tranquilizarme, pero viniendo de Malibu, no estoy segura si me va a hacer un tour o me va a inscribir en un maratón de cinco kilómetros por cada una de las oficinas.

Entro al edificio en el corazón de Florida con el sol brillando tan fuerte que siento que podría derretir el asfalto. El aire acondicionado dentro del edificio es un alivio instantáneo, aunque el cambio de temperatura me da un mini escalofrío. Justo cuando estoy ajustando mi chaqueta para disimular el sudor en mis axilas, veo a Malibu acercándose con su característico andar alegre y despreocupado, como si cada día fuera una fiesta cuando yo en verdad estoy que me muero de la tensión.

—¡Beverly!—grita, haciendo que todos en el vestíbulo volteen a mirarnos. Claro que los hombres guapos de la recepción se le quedan con los ojos fijos en ella, es la costumbre. Claro que a Malibu le encanta hacer sus actos de presencia llamando siempre la atención, pero la parte lamentable es cuando debo compartir la atención con ella lo cual siempre la hace destacar. Como dice el dicho, júntate con gente más fea que tú y serás el centro de atención.

Yo sonrío nerviosa y trato de devolverle el saludo con la misma energía, aunque probablemente parezca más un espasmo que un saludo entusiasta.

—¡Malibu!—respondo con una sonrisa—. Gracias por venir a recibirme. ¿Vamos a dar ese tour?—le pregunto ansiosa por salir de este sitio del ingreso.

—¡Claro que sí!—dice mientras me da un abrazo que casi me quita el aliento mientras mi cara se hunde en su cabello rubio enmarañado—. Vamos, te voy a mostrar dónde está el café porque parece que lo necesitas urgentemente.

—¿Bromeas?

Me sonríe y niega.

Okay, lo primero que hace es enseñarme la cafetería del edificio, esto definitivamente supera con crecer la expectativa de productividad que aguardaba con mi hermana.

Nos dirigimos a la cafetería, que parece más bien una estación espacial con todo tipo de máquinas para café, té y quién sabe qué más. Mientras Malibu me prepara un café con una mezcla de ingredientes que parece más una pócima mágica, yo intento no parecer demasiado desconcertada por la cantidad de botones y luces parpadeantes.

—Así que... ¿qué tal la entrevista con Ridge? Me alegra que haya salido todo excelente—pregunta Malibu de repente, dándome una mirada de esas que solo las hermanas pueden dar, una mezcla de curiosidad y ligera sospecha.

Solo le di la pauta de que conseguí el trabajo, pero apenas pudimos hablar ya que tuvo una cita ayer luego del trabajo y apenas la vi.

—Estuvo bien, la verdad es que lo creía como los jefes gruñones de las novelas y es todo lo contrario. Super amable, sin perder la elegancia, claro.

—¿Y te gustó?

—¿Qué?

—Que si te gustó. ¿No te dije que es fabuloso? El verdadero “qué hombre”.

—Oh…

—Es magnífico—suspira—. Heterosexual y soltero. ¿No te parece perfecto?

Ahí está. La pregunta que estaba esperando, temiendo y planeando evitar lo mejor posible. Ridge es nuestro jefe y, sí, es tan atractivo que parece sacado de una novela romántica o del anuncio de perfumes de una nueva línea de Paco Rabanne. Pero Malibu tiene un enamoramiento gigantesco con él y yo no quiero complicar las cosas.

Conocerlo en persona estuvo bien, es increíblemente guapo, pero no es mi tipo, es la clase de hombres con una belleza tan incómoda que todo el mundo voltearía a verlo de seguro al pasar.

—Oh, estuvo... interesante —respondo, intentando sonar casual y tomando un sorbo de mi café. Claro, el café está hirviendo y casi me quemo la lengua, pero eso es un detalle menor—. Ouch.

—¿”Interesante”? —pregunta Malibu levantando una ceja—. ¿Qué significa eso? 

—Ya sabes, preguntas de trabajo, un poco de charla informal, cosas así. Nada fuera de lo común.

Malibu me mira fijamente por un momento y luego se ríe.

—Vamos, Beverly. ¡Tienes que darme más detalles! ¿Dijo algo sobre mí?

Yo intento mantener una sonrisa relajada mientras recuerdo cómo Ridge mencionó que Malibu es una de las mejores empleadas y que siempre trae energía positiva a la oficina. Pero también recuerdo cómo sus ojos parecían sonreír cuando hablamos sobre mis experiencias pasadas, como si yo le hubiese agradado de verdad o si le pareciera graciosa. ¡Ja! Graciosa yo, ni modo, la gente por lo general presta más atención al kilometraje de mis dientes cuando hablo que a mis palabras en sí mismas. ¿Me estaba imaginando cosas? Probablemente sí. 

—Dijo que eres una gran trabajadora y que la oficina no sería la misma sin ti—digo, exagerando un poco las cosas, pero tampoco es que quiera romperle el corazón a mi hermana.

—¡Ay, qué lindo! —Malibu parece sinceramente feliz con eso y el alivio de que me crea es asombroso. Menos mal. Decido cambiar de tema rápidamente antes de que las cosas se pongan más complicadas.

—Entonces, ¿qué más necesito saber sobre el lugar? ¿Vamos ya a conocerlo?—pregunto, intentando sonar entusiasta—. Realmente estoy ansiosa de ir a ver mi oficina.

Malibu ríe y empieza a caminar, llevándome por los pasillos mientras me señala las diferentes áreas.

—Bueno, tienes que conocer al equipo. —Empieza a enumerar nombres y departamentos, pero sinceramente, es difícil seguirle el ritmo. Entre las anécdotas de las personas y los detalles sobre la distribución de las oficinas, todo se siente como una ráfaga de información que intento memorizar en un flash.

Finalmente, llegamos a la zona de mi nueva área de trabajo. La oficina es moderna, con grandes ventanales que dejan entrar mucha luz. Me gusta el ambiente, aunque sigo un poco nerviosa. Malibu me presenta a algunos de mis nuevos compañeros de trabajo. Todos parecen agradables y simpáticos, aunque noto algunas miradas curiosas. Supongo que es normal cuando eres la nueva. 




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