La Fea y la Bella

3. BEVERLY

Entro a la oficina de Ridge y él me indica que tome asiento. La habitación es elegante pero acogedora, con plantas y algunos cuadros que le dan un toque personal. Ridge se sienta frente a mí y su sonrisa se vuelve más profesional.

—Quería darte la bienvenida personalmente y asegurarme de que te sientas cómoda en tu primer día—dice con voz amable.

—Gracias, Ridge. La verdad es que Malibu ha sido de gran ayuda—respondo, tratando de mantener el tono como de que no estoy tannn impresionada con sus intensos ojos azules ni con los hoyuelos en sus mejillas.

—Lo sé. Malibu es una de nuestras mejores. —Hace una pausa y me mira—. Tengo grandes expectativas para ti, Beverly. Estoy seguro de que harás un gran trabajo aquí.

Mi corazón late un poco más rápido, pero mantengo la sonrisa.

—Haré mi mejor esfuerzo, gracias por la oportunidad.

Terminamos la charla y me dirijo de nuevo a mi escritorio, pero ¡caray! Malibu está ahí, con una sonrisa pícara en el rostro.

—¿Qué te dijo? —pregunta inmediatamente.

—Solo me dio la bienvenida y me dijo que tiene grandes expectativas para mí—respondo, sin ser tan condescendiente.

—Hmm, interesante... —dice Malibu, con una sonrisa que me hace pensar que no me cree del todo—. Bueno, mejor nos ponemos a trabajar. Para empezar, tienes que ayudarme con unos pendientes.

Me resulta extraño que ella sea quien me de órdenes cuando en lo jerárquico se supone que no es mi superior, pero esto es mucho mejor que ponerme a mirar reels.

Asiento y me siento en mi escritorio, intentando concentrarme en mi trabajo. Pero no puedo evitar pensar en Ridge y en lo complicado que podría volverse todo esto. Solo espero que Malibu no se dé cuenta de que también me gusta. Eso sería un desastre.

Ella me enseña algunas planillas con pendientes por completar dentro del estado de trabajo que hay para la agencia de publicidad y suelta de un momento a otro:

—¿Quién quiere otro café?

—Aún tengo—le señalo mi vaso.

—Debe estar tibio. ¿Quieres otro café, Gunter?

—Ajá—dice el asesino de teclado.

—¿Con crema o solo?—me pregunta ella, sacando mi vaso y se levanta.

—Ejem, solo está bien.

—Oki.

Se levanta y sale, dejándome a cargo de completar los espacios vacíos que realmente con su responsabilidad, pero no entro en debate ahí.

No puedo concentrarme plenamente en mi trabajo. Cada vez que levanto la vista, veo a Ridge hablando con alguien o caminando por la oficina y mis ojos no evitar echarle vistazos furtivos. 

En medio de mi distracción, Ridge se acerca de nuevo, esta vez acompañado por un grupo de personas. Mi corazón da un brinco de sopetón y rápidamente intento parecer ocupada y profesional.

—Beverly, quiero presentarte al equipo con el que estarás trabajando en nuestro próximo gran proyecto—dice Ridge, con esa sonrisa deslumbrante que ya empieza a ser mi perdición—. Este es Jeff, nuestro coordinador de logística; Amelia, encargada de la comunicación; y Sarah, nuestra diseñadora gráfica.

Todos me saludan amablemente y yo les devuelvo la sonrisa, tratando de no parecer una tonta total. Jeff es un tipo alto y delgado con gafas y una sonrisa amigable. Amelia es menuda y tiene una energía contagiosa, parece del tipo de personas que no puede quedarse quieta ni un segundo. Sarah es más tranquila, pero se nota que tiene un ojo increíble para el diseño con su atuendo cuidadosamente seleccionado y su tableta de diseños bajo el brazo.

—Estamos organizando el Festival de Libros y Cultura de Florida este año—le dice a sus colegas—y quiero que Beverly se integre rápidamente al equipo. Va a ser un evento enorme, con autores famosos, talleres, expositores, jornadas profesionales, influencers y muchas actividades culturales. Beverly, confío en que tus habilidades nos ayudarán a llevar esto al siguiente nivel.

—¡Wow! Eso suena increíble—respondo, genuinamente emocionada por el proyecto. Me encanta la idea de trabajar en algo tan grande y significativo—. Me encantan los libros, gracias señor Ridge—me vuelvo a él y me distraen los botones desprendidos en la parte superior de su camisa con unos vellos dorados asomando con elocuencia—. Me encanta la lectura… y leer… Leer lectura… Digo, los libros… más gordos y grandes mejor… ¡Digo! ¡Lo hagamos!

Tierra: trágame. Posdata: no me quejo si te tragas a Ridge conmigo.

—Sí, va a ser un desafío, pero también es muy divertido el evento—añade Amelia quien parece tener experiencia en dicho espacio—. Tenemos mucho trabajo por delante, pero con tu ayuda, estoy segura de que lo lograremos.

Ridge nos guía a una sala de conferencias donde hay un enorme tablero lleno de post-its de colores y diagramas. Cada uno de los miembros del equipo empieza a explicar sus roles y los planes que ya tienen en marcha. Yo intento prestar atención a cada detalle, pero mi mente sigue desviándose cada vez que Ridge habla. ¿Por qué tiene que ser tan condenadamente guapo? Y sus ojos... Dios mío, esos ojos. Cada vez que me mira, siento que me derrito un poco más.

—Beverly, ¿qué piensas de esta idea para la inauguración? —pregunta de repente, sacándome de mis pensamientos.

—Eh... —Miro rápidamente el tablero, intentando recordar qué idea era—. Creo que es genial. Podríamos agregar un poco más de interacción con el público, tal vez un concurso literario o algo así. En diferentes categorías: más grande, mejor.

—¿Qué?

—La gente mayor tiene un premio mejor, puede ser un viaje. También categorías para adultos jóvenes y chicos.

Sí, justamente he de ser la vergüenza de todas las lectoras del mundo que deben de estar hartas de los clichés de la chica que se pone boba cuando tiene a su jefe guapo en frente, pero ahora que lo estoy presenciando en la vida real me coloco del bando de las que son más realistas y reconocen que no saben cómo actuar precisamente ante el hombre más bello que jamás se haya visto.




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