Es un nuevo día en la oficina. El día en que Ridge finalmente caerá en mis redes, lo tengo decidido.
Me miro en el espejo mientras aplico una capa extra de rímel y pongo brillo en mis labios que podría reflejar las señales de tráfico, así que me obligo a suavizarlo un poco. Beverly, por supuesto, está en la cocina terminando con sus labores matinales mientras intenta rastrear algo de ropa limpia.
—Buenos días, Malibu—dice Beverly, con esa serenidad que tiene siempre, como si la vida fuera una eterna partida de ajedrez y ella siempre estuviera pensando diez jugadas por delante.
—Buenos días, hermanita. ¿Lista para otro día en la jungla corporativa?—pregunto, lanzándole una sonrisa, intentando que hoy las bromas no nos lleven al sarcasmo y de ahí a la pelea. Hoy quiero tregua.
—Sí, claro. Hubiera necesitado un par de horas de sueño extra, sería fabuloso, pero se vienen días de interesante trabajo—responde, mordiéndose el labio de forma nerviosa. Parece que la reunión de ayer con Ridge la tiene un poco tensa. Excelente.
—Más que lista—digo, con confianza, mientras lanzo un guiño a mi reflejo en la ventana, batiéndome un poco el cabello con las manos. Hoy es el día.
Llegamos a la oficina y ahí está Ridge, como siempre, pareciendo una mezcla entre un dios griego y un CEO. Lleva una camisa azul que resalta sus ojos y me esfuerzo por no babear. Me acerco a él con mi mejor sonrisa y un andar que he perfeccionado viendo videos de supermodelos.
—Buenos días, Ridge—digo, con voz seductora y noto que mi hermana pone sus ojos en blanco.
—Buenos días, Malibu, Beverly—responde Ridge, con esa sonrisa que hace que mi corazón se ponga a latir más rápido. Beverly apenas murmura un saludo, probablemente ocupada pensando en el listado de tareas pendientes para hoy o algo así.
Decido que es hora de pasar a la acción. Sigo a Ridge hasta su oficina y entro con una excusa que viene a mi mente y que vengo maquinando hace un tiempo considerable, de hecho, desde ayer.
—Ridge, tengo una pregunta sobre el presupuesto del festival—digo, acercándome a su escritorio y asegurándome de inclinarme un poco más de lo necesario—. También sobre nexos institucionales.
—Claro, Malibu. ¿Qué necesitas saber? —responde él, manteniendo la mirada profesional, aunque noto un leve brillo en sus ojos probablemente por la nueva manera en la que he empezado a usar el escote de mi camisa. ¡Señuelo captado!
Le explico mi "pregunta" mientras él me escucha atentamente. Cada vez que Ridge asiente, su pelo se mueve ligeramente y yo me pierdo en mis pensamientos. ¿Qué estaría pensando si supiera lo que realmente quiero preguntarle? Por ejemplo, ¿qué le gusta para el desayuno? ¿O si alguna vez ha considerado un viaje romántico a las Bahamas o recorriendo juntos los puentes más lindos de Italia?
—Realmente me parece fabulosa la idea de un certamen de dramaturgia que luego se interprete a las ganadoras y cuente con publicaciones. ¿Me lo enviaste también?
—Por supuesto, ¿lo revisamos?
—Creo que… Sí… Podríamos…
Entonces, Beverly entra en la oficina. Su expresión es una mezcla de enojo y desconcierto. ¡Ni siquiera pide permiso! Debería haber cerrado la puerta al menos.
—Ridge, perdona, pero necesitamos revisar las propuestas de los patrocinadores y quedan quince minutos para la reunión con las autoridades estatales—dice ella, con ese tono eficiente que a veces me da ganas de meterle un pastel en la cara—. Temo que no lleguemos a tiempo y hay puntos que debemos cerrar aún.
—Claro, Beverly. Lo revisamos en un momento—responde Ridge, sin dejar de mirarme. Beverly frunce el ceño y sé que estoy tocando una fibra sensible.
A Beverly le hierve la sangre y puedo verlo en sus ojos mientras se retira. Esto se está poniendo interesante.
—Malibu, debo felicitarte porque si todas tus propuestas son tan buenas como esta, creo que serías de un aporte grandioso a nuestro trabajo con la feria. No implica mucho presupuesto, es un nexo institucional interesante y que no tenemos antecedentes reales dentro del estilo al menos en la historia del evento, lo checaré igual si reviso el estado del arte inicial.
—Gracias, Ridge. Es que, en serio, me apasiona todo lo que tiene que ver con los libros—. Si mi hermana está escuchando del otro lado de la pecera, ha de estar queriendo meterse en el submundo.
—¿Quisieras sumarte al equipo junto a Beverly y los demás?
—¡Cielo santo! ¿En serio lo dices, Ridge?
—Claro, Malibu. Lamento no haberte considerando antes, es que no sabía que tanto tu como Beverly son excelentes profesionales en los aspectos culturales y labores intelectuales.
Detesto que me compare, aunque en otros contexto puede que me haya sentido halagada. No es el caso.
—Me entusiasma mucho, entonces, ¡la reunión con las autoridades!
—¡Cierto! Enviame todo esto por mail, ¿sí?
Caramba, otra vez lo del mail.
¿Acaso no me va a llevar a la reunión, pero a mi hermana sí?
Se pone de pie, toma sus cosas y sale a la velocidad de la luz. Mi hermana le espera al final del pasillo.
—¡Dile que estamos en camino!—le pide Ridge mientras me quedo con el corazón por el suelo mientras ellos se marchan.
Quisiera deshacerme ahora mismo de la tristeza de que no me haya llevado, pero haber conseguido que me involucre en el proyecto es ya un logro increíble.
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Editado: 19.07.2024