La felicidad no domina el mundo

4. Los tres cabaineptos

Tres personas se encontraban sentadas en una de las mesas del comedor de la universidad. Tenían tiempo antes de su siguiente clase por lo que aprovecharon para comer. Lis, que todavía no terminaba de masticar su sándwich de jamón, pregunta.

-Espera un minuto, ¿de verdad te dio su número?

-Yep -muestra su mano aún con el número apuntado.

-Viste compañero, el plan funcionó correctamente -responde el chico de ojos rasgados.

-De la que te salvaste Mochi, te iba a meter una putiza por engañarme.

Mochi abraza su gigantesca mochila en busca de protección. Lis comienza a reír.

-No es mi culpa, eres fácil de engañar -dijo Mochi, aún pegado a su mochila.

-En eso le doy la razón -afirma Lis, todavía riéndose. Una vez deja de hacerlo, pregunta- .Oye, ¿cuándo vas a invitarle esa dona?

-No lo sé -contesta, sus palabras se sienten con un aire de desánimo.

-¿Qué te ocurre, amigo? -Mochi mira extrañado a su amigo. Es la primera vez que lo ve triste.

-Es que... bueno... tengo un poco de miedo -apoya su cara en su brazo mientras su dedo índice hace varios círculos imaginarios en la mesa- . Siempre que invito una chica a salir, termina plantándome sin decir una palabra.

-¿Y no sabes el motivo? -Mochi posa su hombro sobre su amigo, en signo de empatía.

-No... intenté mandar mensajes, pero me bloquean sin saber porque.

-Vamos, no te preocupes, ¿cuantas fueron? ¿Dos? ¿Tres?

-De hech... -Lis quiere decir algo pero es interrumpido.

-¡Olvidémonos de los números! Para eso están las clases JAJAJAJAJAJA -ríe con falsedad. Lis se golpea la cabeza mientras piensa "eres estúpido". Mochi se da cuenta de la situación pero cree es mejor no hablar de eso ahora.

-Amigo -dice Mochi- , no invitarla es lo mismo a no verla de nuevo. Ya tienes su número, al menos inténtalo. El que no arriesga no gana -le muestra una sonrisa.

-Tienes razón -saca el teléfono- .Al carajo el miedo. Le voy a hablar aho...

-¡Noooo! -Lis y Mochi gritan al unísono.

-¡¿Qué pasa?! -responde, un poco aturdido.

-Acabas de conseguir el número -dice Lis- , espera un poco. Pensará que estás desesperado.

-Pero estoy desesperado, pensé que me conocías mejor, Lis.

-Lo sé perfectamente, imbécil. Pero a las chicas odian los tipos así, por eso, intenta esconderlo, ¿quieres?

-Uff, será difícil. Me gusta mostrarme tal y como soy.

-Ya entiendo porque terminas plantado -contesta Lis.

-Mira -Mochi saca de su mochila un pequeño libro llamado "El ruiseñor y la rosa", de Oscar Wilde- , ¿Has leído alguna vez un libro sin números?

-No, pa' que.

-Bueno, te voy a prestar este, y quiero que lo leas hoy mismo.

-Pero...

-No, no hay excusas. Si quieres saber sobre el amor, entonces lee sobre ello, así como lo hiciste con las matemáticas.

El chico tomó de mala gana el libro y lo guardó.

-Ten amigos será divertido, estos hijos de su... -se decía  a sí mismo mientras salía del lugar.

-Eso fue impresionante -declara Lis- . ¿Cómo es que no tienes novia?

-Sencillo mi querido amigo -responde Mochi- . Le pertenezco a todas mis chiquitas. Nunca pierdo una oportunidad para mostrar mi poderoso erotismo ante ellas.

-Es decir, eres un puto pervertido.

-Es otra forma de verlo.

-No entiendo porque me junto con tarados.

-Y hablando de tarados, ¿cómo está tu novia?

-¿Qué dijiste? -clava su tenedor en la mesa.

-Nada, nada -responde Mochi, ocultándose detrás de su mochila- que si está bien.

-Más te vale -desclava el tenedor y lo guarda, libera un leve suspiro- . Ayer se enojó conmigo. No quiere hablar conmigo.

-¿Y eso?

-No tengo idea. Le envié muchos mensajes y ni siquiera los mira. En serio, a veces no la entiendo.

-Típicos problemas de pareja.

-Es una molestia. No sé porque sigo saliendo con ella.

-Uy, no debiste decir eso.

-¿Por qué?

-Está detrás tuyo.

Lis abre los ojos a más no poder, su corazón se acelera mientras voltea a toda velocidad. No hay nadie.

-JAJAJAJAJA debiste ver tu cara -Mochi se tira al suelo, no puede aguantar la risa.

-Corre.

-¿Qué dijiste?- no logra escuchar por culpa de sus propias carcajadas.

-¡CORRE!

Mochi observa el tenedor en la mano de Lis. Por algún motivo, se veía tan afilado como una espada. Sin pensarlo dos veces, sale corriendo del comedor, dejando su mochila atrás. Lis se sienta junto a ella.

-Me quedaré su almuerzo como compensación.

 



#15579 en Otros
#2439 en Humor
#5626 en Joven Adulto

En el texto hay: humor, amor, amistad

Editado: 11.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.