Algunos llaman al arte una forma de expresión. Para mí, era la única manera de respirar. Cada trazo de aerosol en la pared, cada color que se mezclaba en la oscuridad de la noche, era un grito mudo, una confesión que no me atrevía a pronunciar a la luz del día.
Mis murales eran mi verdad, mi escape, el caos hermoso que me mantenía cuerdo en un mundo de reglas impuestas y expectativas pesadas. Nunca pensé que esa verdad, esa parte oculta de mí, chocaría de frente con alguien que solo vivía para las fórmulas y el orden.
Pero a veces, las colisiones más improbables son las que liberan la energía más explosiva. Y yo estaba a punto de aprender que la verdadera obra de arte no siempre se pinta con aerosol."