Neilan abordó a Johanna una mañana en el jardín, su rostro serio y su mirada directa. —Johanna, ahora que estás a salvo, necesito entender completamente la razón por la que los guerreros de Laird Cameron te secuestraron. Es crucial para la seguridad de nuestro clan saber a qué nos enfrentamos.
Johanna suspiró, recordando el terror de su captura. —Laird Cameron quiere casarse conmigo. ¿Te acuerdas que te negaste firmemente a este matrimonio? Laird Cameron no lo tomó bien y mandó a sus guerreros; aprovechó el momento en que salí de Eilean Donan para atacar. Los guerreros me tomaron con la esperanza de obligarte a ceder.
Neilan asintió, su mandíbula tensa. —Entiendo Siento no haberte protegido. ¿Mencionaron algo más? ¿Alguna amenaza o exigencia específica hacia el clan Mackenzie?
—No, Neilan. Su objetivo era solo yo —respondió Johanna, evitando mencionar su amor por Evan, un secreto aún guardado.
Luego, Neilan cambió de tema, su mirada ahora fija en la figura solitaria de Aileen, que caminaba pensativamente cerca del lago. Johanna, has pasado tiempo con Aileen. Noté su extrema reacción ante la mención de las tierras McGregor. ¿Sabes algo de su pasado? ¿Algo que explique ese terror?
Johanna vaciló. Su lealtad a Aileen luchaba contra su deseo de ser completamente honesta. —Ella... mencionó que no tuvo una vida fácil allí, Laird. Que huyó por necesidad. Pero no entró en detalles.
Neilan la observó con atención, percibiendo su reticencia. —Entiendo Pero si sabes algo que pudiera ponerla en peligro aquí...
—No lo sé, Neilan —insistió Johanna, aunque su voz sonaba ligeramente forzada.
Más tarde, atormentada por el secreto de Aileen y la creciente preocupación por su bienestar, Johanna buscó a Evan en los establos. Bajo la excusa de ayudarlo con los caballos, le confesó en un susurro angustiado la verdadera razón del terror de Aileen.
—Evan, Aileen... Ella huyó porque el hijo del Laird McGregor intentó... abusar de ella. Por eso no puede ni siquiera pensar en volver a esas tierras. Pero te lo ruego, debes jurar que no se lo dirás a nadie. Ella confía en mi silencio.
Evan se quedó helado, su rostro pálido por la sorpresa y la rabia. Abrazó a Johanna con fuerza. —Mi amor, esto es terrible. Pobre muchacha. Juro por mi vida que no diré una palabra. Pero debemos protegerla.
Preocupado por la seguridad de ambas mujeres, especialmente ahora que conocía el peligro que acechaba a Aileen, Evan buscó a Malcolm.
—Malcolm, con la amenaza latente de los guerreros Cameron, creo que deberíamos tomar precauciones adicionales para proteger a Johanna y a Aileen. Propongo que yo mismo vele por su seguridad más de cerca dentro del castillo. Conozco bien los pasillos y podría reaccionar rápidamente ante cualquier intruso.
Malcolm, siempre protector con su hermana y agradecido con Aileen, consideró la propuesta de Evan. —Es una buena idea, Evan. Tu cercanía y tu lealtad nos darán tranquilidad.
Malcom y Evan fueron al patio de armas a comunicarle la decisión de que Evan proteja a las chicas. Neilan estaba practicando con sus dos mejores guerreros; al ver a Malcolm, paró.
—Hermano, tenemos que hablar —dijo seriamente Malcom.
—Ocurre algo con Johanna o Aileen —quiso saber Neilan sin saber por qué esta última sintió una gran preocupación.
—No, Neilan, las chicas están bien, pero de eso quería hablar, aún estamos ante la amenaza del Lairs Keith Cameron; sabes que él no se va a quedar tranquilo —le decía Malcolm.
—Si eso me preocupa, el Laird Cameron no se va a quedar tranquilo y más después de la humillación a sus guerreros. He estado pensando en proteger más el castillo —dijo Neilan.
—Ya lo he estado hablando con Alastair y Fergus; uno de ellos vigilará a las chicas —le comentó Neilan.
Malcolm miró a Evan y luego a Neilan, y le sugirió que mejor fuera su amigo Evan, ya que las muchachas estarían más tranquilas con él.
Así, bajo la excusa de la amenaza de los Cameron, Evan se convirtió en un vigilante silencioso de Johanna y, especialmente, de Aileen, sin que nadie más sospechara la verdadera razón de su preocupación y la oscuridad que acechaba el pasado de la joven protegida. El secreto de Aileen se había extendido a una persona más, tejiendo una red de silencio y vigilancia en los muros de Eilean Donan.