La flor del desierto

Capitulo 4

Bárbara El Nekby

Dormí como un ángel y no de esos caídos del cielo como el que está en la habitación contigua, no, dormí como si no tuviera preocupaciones. Hace meses no dormía tan bien. Creo que saber que no me van a quitar la corona me hizo poder descansar. Tengo cosas importantes que hacer. Me levanto de un salto, de dirijo al baño, pero una silueta en mi balcón me detiene. La puerta se abre y palidezco.

—Ta … Talal —digo nerviosa y no es por mí, sino por lo que este pueda pensar si descubre la silueta en mi balcón. Yo voy a matar a Noah, no entiendo que gana poniéndose en riesgo.

— ¿Qué pasa, mi sultana? —suspiro para calmarme.

—Nada, solo que no te esperaba. Voy a arreglarme y bajo al comedor. Espérenme para desayunar. —ordeno, pero lo veo negar.

—Bajaremos juntos, te espero aquí.

—No, no me esperes, prometo que no tardaré. —este mira hacia el balcón con su ceño fruncido. Mis ruegos se fueron a la mierda cuando este abre la puerta y ve al idiota de Noah escondido.

—¿Se puede saber qué es esto? —me llevo la mano a la boca haciéndome la sorprendida.

—Señor, ella no lo sabía, siempre subo al balcón de la señorita para verla dormir. -se excusa el idiota, hombre tiene que ser.

— ¡Señora! Entiéndelo de una vez, esa mujer a la que subes a admirar es mi esposa y para ti y todo su pueblo es su majestad. La sultana Barbara El Nekby —escupe Talal con evidente mal humor—. Que sea la primera vez y última vez que hagas esto, no voy a permitir que vuelvas a acercarte a mi mujer. —lo empuja hasta la puerta y tira, voltea para que sea yo quien enfrente su mirada iracunda.

— ¿Y tú? —me cruzo de brazos.

— ¿Yo qué? Ya lo escuchaste, yo no sabía nada. —me defiendo.  

—Eso no fue lo que me pareció, pero tranquila, si llegamos a un acuerdo no le diré a los del parlamento lo que acaba de pasar. Te imaginas que humillante sería para ti, que pensaran que no llegaste virgen al matrimonio. —ironiza.

—Tú no serías capaz. —este me sonríe ladino.

—Se te acabó tu tiempo de ser caprichosa, esposa. De hoy en adelante usted y yo dormiremos en la misma habitación y que sea lo que Alá desee. —niego y el asiente—. Podemos aparentar ser un matrimonio feliz y amoroso o ser el matrimonio más corto de la vida por una acusación de adulterio. Sabes que perderás todo, tu corona, tu título y te ganarás un merecido castigo por infiel además del repudio de tu gente. Tú eliges. —ya ven porque lo odio, suspiro cansada. Yo voy a matar a Noah, si no hubiera sido por su indiscreción yo no estuviera en las manos de Talal.

—Bien, pero no te pases, solo es apariencia y ante mi familia no hay que aparentar tanto, ellos saben que …

—Shh, no mi estimada sultana, para todo el mundo debemos ser la pareja feliz. Usted se dio cuenta que me ama y yo que la amo más que a mi vida. ¿Está claro? -se acerca peligrosamente a mí.

 —Perfecto, querido esposo. —digo apretando mis dientes.

—Ahora ve a arreglarte, aquí te espero, mi sultana. —doy media vuelta para entrar al cuarto de baño y comenzar mi rutuna diaria. 

Una vez lista bajamos al comedor donde nos encontramos con mis padres, Moad y su hermosa familia y Robert.

—Buenos días familia. —saluda Talal halando la silla para que yo me siente.

—Buenos días, ¿Cómo amanecieron? —pregunta mi padre.

—Estupendo. —contesta mi tormento.

—Me alegro, se les ve descansados. Barbie, ¿Cómo te sientes? —Talal aprieta la mano que me tiene tomada.

—Bien, estoy muy feliz, nunca pensé que estar casada fuera tan divino. —Valentina sube y baja las cejas, pero hago que no la veo.

—Claro, estas en la mejor parte, la luna de miel, pero ya cuando nazca el primer bebé … —se detiene al verle ahogarme con el zumo.

— ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? y ¿Por qué? – pregunto cuando me repongo—. No, eso está descartado para mí.

—Mi sultana, recuerda que lo hablamos ayer, ya no somos jóvenes y tenemos que apresurarnos para tener a nuestros herederos. —escucho a Talal y más me ahogo.

—No, eso es una decisión que tiene que ser tomada con calma, además quien dijo que estamos viejos, no podemos esperar unos años. —digo firme y mi madre asiente.

—Tienes toda la razón cariño, eso es una decisión en conjunto. Tú sabrás cuando estes lista para tenerlos.  —mi madre tan complaciente.

—Gracias madre. —vuelvo a comer del desayuno bajo la mirada de todos. Estamos tranquilos desayunando cuando entra el exconsejero de mi padre, y digo ex porque mi padre lo dejo en las manos de mi ahora esposo.

—Señor El Nekby —dice ganando la mirada atenta de todos—. Ya está todo listo para su harén. La selección de mujeres se hará en la tarde. – miro seria a Talal el cual se pone rojo. En realidad, estoy divertida con la situación. Ahora quien puede chantajear a quien. 

 

Talal El nekby

 

Desperté con la gran idea de hacer mi propio harén. No estoy faltando a la cultura, mi mujer no tiene que enterarse, siempre se ponen a las doncellas en una torre diferente para mi deleite. Además, Bárbara tiene que acostumbrarse pues voy a tener a todas las esposas que sea necesario, como los altos sultanes de los mejores tiempos de nuestras tierras. Llamé a mi nuevo consejero para que preparare todo y entro a la habitación de mi esposa.

Su comportamiento me extraña. Bárbara por más que se sea, no es débil y mucho menos tartamudea para hablar. Aquí algo está pasando y yo lo voy a descubrir. Ella, aunque niega todo no sabe disimular sus nervios. Miro al balcón y lo veo. Es ese hombre del que me habían hablado, el pobre ha vivido enamorado de mi sultana toda su vida, pero le fue mal en la vida, ella ahora es mi esposa y él va a tener que entenderlo.

Luego de sacarlo y haber sacado provecho de mi descubrimiento. El cual yo sabía la verdad desde un principio, pero mi adorada esposa no tiene que saberlo. Mas si le pude sacar el mejor provecho. Esperé paciente que esta se arreglara para bajar con su familia, la misma que se va en unas horas para América. Observe su habitación y me quedó claro que mi sultana no es como otras mujeres. Su habitación es muy sencilla, ayer no me había fijado en ese detalle. Su cama, aunque cómoda no es una enorme como la de mi habitación. Sus cosas muy bien acomodadas. Dándome a conocer que ella es una mujer muy ordenada. Eso es muy bueno. Sale del cuarto de baño y me quedo mudo. Ella es tan sencilla, pero al mismo tiempo tan hermosa. Sus ojos marrones iluminan todo a su paso y su cuerpito de sirena me hace dejar de pensar con coherencia.



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En el texto hay: humor, romance, sultana

Editado: 04.10.2022

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