La fuerza de Ciro

Duda

Duda 

Ciro contempla el calmado semblante de su hermano, tranquilo, sereno, como si nada le perturbara por lo contrario trasmitía una paz envidiable, el mayor pasa su mano derecha por su rostro recordado cuando eran jóvenes, sonríe para él mismo, pasa sus dedos por lo cabellos.  

_ Me gustaría que hablaras con la verdad hermano mío.  

Darío se mueve dando la espalda a su hermano, Ciro pasa la mano por la espalda dañada, cicatrices de antaño, unas ya están por desaparecer otras que son tan nuevas como el día que se encuentra en marcha, no se dio cuenta que los ojos negros del menor ya estaban abiertos, Ciro acomoda la sabana cubriendo su intimidad.  

_ ¿Qué voy a hacer contigo?  

_ Pido disculpas por levantar mi puño contra ti y los niños. 

_ Acepta tus disculpas. Ahora dime hermano mío ¿Qué va a pasar contigo? 

_ Lo de siempre, permaneceré en la manada, soy el tercer hermano, el asesino del rey. 

_ ¿Y sobre lo otro? - sin dejar de ver la espalda- _ Tu lazo con nuestra cuñada. 

_ Nunca la tome, ni en la celda, ella llorando me dio la espalda, me despreció, me dejo muy en claro que al que ama es a nuestro hermano.  

_ ¿Entonces? Explícame ese comportamiento tuyo.  

_ Ni yo lo sé. - se gira quedando enfrente de su hermano- _ Solo me dejo besarla cuando estuvimos solos en la celda, me abofeteo hasta que se cansó, me maldijo y me grito y lo merecía por no darme cuenta de mi amor por ella antes, después de eso Salí y me dejo ahí solo con mi dolor. 

_ Ok ¿Y qué más? 

_ Le pedí a Dédalo que los hipnotizara que les borrará la memoria, no quería que se sintieran mal por todo el daño que causa, se ofreció a hacer lo mismo conmigo... mi amor pudo más y volvió a caer ante ella como lobo y como hombre. 

 _ Un segundo lazo ¿Ya lo habías registrado antes en tus crónicas? 

_ No lo recuerdo, muchos de mis documentos se perdieron en el incendio de Alejandría. Ciro, sé que para ella soy solo su amigo, su cuñado, pero para mí es la mujer que amo. 

_ Me alegra saber que Sandra no es tu hija. Te vas a poner presentable para la familia, la manada y tu esposa que espera arriba. 

_ No la quiero ver. 

_Te vas a tragar tus palabras y sentimientos y las va a tratar como lo que es tu esposa y la mujer que amas, porque si mi memoria no me falla fuiste tú quien fue por ella, fuiste tú quien la volvió a marcar y ella a ti . 

_ No la quiero, no la amo, no la deseo ni como hombre ni como lobo.  

_ Tú lobo y tú hombre se van a aguantar. Debes vivir con eso. Ahora, al baño- le ofrece la mano derecha, su hermano acepta- _ Le dije que Elián te envió a Suramérica por cuestiones diplomáticas.  

_ ¿Y te creyó?  

_ Ni una palabra - Darío sonríe orgulloso – _ Borra esa sonrisa de tu cara. - se meten juntos al baño, Ciro se sienta a esperar-  

_ No soy un cachorro que debas cuidar. 

_ Y sin embargo te comportas como uno. - el sonido del agua calla los pensamientos de ambos-  

_- El agua fría se recorre con cansado cuerpo de Darío, alza el rostro para sentir el agua en el- _ ¿Y si Sandra si fuera mía, callarías el secreto?  

_ – Ciro se lleva ambas manos a la cabeza frustrada- _ ¡En nombre de Zeus no juegues conmigo!  

_ No es juego es una pregunta seria, por otro lado, Secundina lleva mi aroma por eso me obedece, en cuanto a la bebé, yo no la conozco a eso vine, dime hermano mayor ¿A quién se parece? ¿A Elián, a ti, a mí oa mí Secu?  

_ Un momento, yo huuelo como ustedes ¿Por qué a mí no me obedece como a ustedes? 

_ Creo yo que, por la convivencia, ella y yo llevábamos ocho años como amigos íntimos. 

_ Explícame esa intimidada. Dime como se conocieron. 

_ – Sale de la ducha, delante de su hermano se empieza a vestir- _ En el hospital en mi primera semana, tuvimos mucho trabajo esa noche, me ofreció de su comida. Fue amable conmigo como lo era con los demás compañeros. 

_ ¿Sientes algo por ella en ese momento?  

_ No que yo lo recuerde, con el paso de la convivencia me empezó a nacer la necesidad de protegerla. 

_¿Por qué?  

_ Su soledad, su melancolía, en mi larga vida conocí mujeres solas, mujeres tristes, nunca una mujer con tanto deseo de morir como el de ella, ella era una muerta en vida es como lo puedo explicar. 

_ ¿Cuándo te enamoraste de ella?  

_ ¿Él? De aquellos tiempos, nunca, lo juro. 

_ Entonces ¿Cuándo? 

_ Cuando llegué con Fernando de México, a mi vista y olfato cambio, pero no le hice caso, supuse que era el embarazo, con el paso de los días, supe que no – se ve las manos- _ Negué mis sentimientos por ella lo más que pude, hasta que ya no pude más. 

_- Toma las manos de su hermano, Darío alza la mirada- _ Elián sigue preocupado por ti, también yo, sinceramente creí que todo iba a volver a la normalidad en el momento que ella te diera la espalda. 

_ Juro que no quiero hacer daño a mi familia, me da vergüenza admitir que me enamora de mi cuñada.  

_ Dijiste que Dédalo te seguía ¿Por qué lo dijiste? 

_Es la verdad, me escape de su “cárcel” por venir a ver a mi hija. 

_ –Ciro ejerce presión sobre ambas manos haciendo que su hermano se arrodille ante él- _ Sandra es hija de Elián y aunque fuera tuya, es de Elián, así es y así será. 

_ -Darío se queda sumiso para evitar de nuevo la pelea-_ Así es y así será. 

Dicho eso sale de la habitación seguido del menor, Darío va con su familia, siendo recibido por los más pequeños de sus hijos sobre todo por Estefanía, Ciro en su despacho viendo a la nada pensando en todo, no escucha cuando golpean la puerta en repetidas ocasiones. ocasiones, no es hasta que Jano grita que vuelve a la realidad, le da le pase, la griega de piel bronceada, cabellos castaños oscuros largos hasta la cintura, ojos avellana, de atlética figura se coloca delante de él, Ciro alza su mirada, Jano le sonríe y es él quien la sienta en sus piernas, nadie emite palabra alguna. 




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