La fuerza de Ciro

No estas solo

No estás solo 

La fría mirada azul de Dédalo viaja por los cinco licántropos, siente placer al ver que Darío le teme, da un paso al frente y los cinco dan uno hacía atrás, el vampiro sube sus manos en son de paz, acto seguido se posa en frente del menor sin que nadie lo pudiera siquiera ver, levantando en peso sujetándolo del cuello, Los ojos azules del vampiro cambian a negro los de Darío a amarillo, Ciro, al ver lo que estaba pasando se apresura a ayudar a su hermano al igual que Talio , sin embargo los golpes que ambos de dan no inmutan al frío Dédalo, su anatomía cambia dejando a un lado su forma humana, no era la primera vez que Fernando lo veía así pero es la primera vez que el miedo lo dejaba inmóvil, los golpes de los Licaón no mueven ni un milímetro al Lilin por lo contrario el peso de su cuerpo y el de Darío hace que se vaya hundiendo en el piso, el menor de los hermanos saca fuerza de flaqueza sus manos cambian a garras, garras que encaja en la fría piel nívea del vampiro haciendo que la sangre brote de ellos, Dédalo se obliga a soltar al menor, es turno del menor de regresar el favor dando un certero golpe en el rostro animal de Dédalo, al ansias de matarlo hace que la bestia emerja , la sangre que había brotado del vampiro como si tuviera vida propia formando hilos, los cuales empiezan a enredarse en las piernas de los tres Licaón, el vital líquido quema cual fuego la piel de los tres. Es la primera vez que Talio se enfrenta al vampiro y eso lo hace gritar de dolor, y ese grito hace que la fuerza de su padre llena su cuerpo, sabe que no puede salir de los hilos y con que con cada movimiento se encajan en su carne, sin embargo, no le importa se mueve paso a paso hasta llegar con su amigo y sin piedad alguna sus garras surcan el pecho de grisáceo de la bestia que es Dédalo, Talio y Ciro salen de las amarras de Dédalo, las fauces del menor se sen sobre el cuello y el puño izquierdo del vampiro se hunde en lado derecho del licántropo, los dos mal heridos vuelven a su forma humana, Dédalo tambaleándose con las pocas fuerzas que le quedan llega al cuello del menor encaja sus colmillos para beber cierra de él, aún débil se hace una incisión para que su sangre “limpia” caiga en la profunda herida de su amigo acto seguido cae a su lado inconsciente.  

El pecho de Talio aún sube y baja descontroladamente, siente su piel arder, el miedo está en todo su ser, un miedo que inunda la habitación, Ciro esta casi igual que su sobrino, pero él es el protector de la manada y sin pensarlo va. por un arma, esa arma que era un mito en el mundo de los hombres, la lanza de Longinos llega con los demás con la intención de matar a Dédalo, al llegar no pierde tiempo alza el puñal ejecuta la acción, la sangre cae casi a chorros al cuerpo del vampiro, Ciro alza la mirada solo lo justo para ver los ojos oscuros de su hermano menor, este niega con un movimiento de cabeza, retira el arma de la mano de su hermano, se pone de pie, se cerciora que su hijo este bien, lo está básicamente pero puede ver y oler el miedo, lo calma hasta que sus ojos claro recobran su normalidad, regresa con su hermano le da el arma, toma en brazos a Dédalo, lo acuna en su pecho. 

_ Él está enojado conmigo, con justa razón, pero no es motivo suficiente para darle muerte. - le da un beso en la frente- _ Él vio morir a su medio hermano hace eones en manos de su hermano, sufrió por eso, no quiere que levante la mano contra mi hermano mayor.  

_ Ni yo lo quiero. -dice serio Ciro-  

El menor se deja los demás en la habitación para bajar a la recámara de Dédalo. De la nada un fuerte viento se hace presente dando paso a los truenos sin nubes un relámpago ilumina la negra noche y ante los Licaón aparece Cy y Ramsés, otro relámpago, la forma humana del menor lo abandona exponiendo así su verdadera naturaleza, de piel gris , carente de vello corporal, no es delgado como su hermano, es corpulento, su rostro es una mezcla de roedor con reptil, las órbitas oculares son grandes, sus hermosos ojos verdes dan paso a unos ojos “vacíos” como si dos hoyos negros vivieran en esas cavidades, su cabeza es un poco más grande lo normal sobresaliendo sus temporales, las cejas o donde deberían estar las cejas son unos bordes que se alargan hasta la mitad de la cabeza, una línea sagital divide la cabeza, sus orejas son similares a las de un murciélago las cuales se extienden temporal, occipital, rosando levemente con el parietal, de sus omóplatos un par de alas que bien recordaban a las de un dragón de cuentos medievales, sin duda una apariencia terrorífica, emite un sonido dulce, hostil e hipnótico que no va a acorde con su físico, Ciro alza las manos en señal de paz.  

_ Ellos pelearon, están heridos. 

_ ¿Dónde están? - Ciro señala el piso, Cy dice el nombre de su acompañante cual serpenteo, camina hacía el mediano con cada paso se vuelve humano, Ciro mide 1.93cm, el 1.85 cm aun así ambas miradas se clavan una a la otra- _ Reza a tus dioses que no muera mi hermano.  

_ Están débiles, pero no van a morir. 

Jonathan y Fernando se quedan con Talio, mientras Ciro acompaña a Cy a la habitación, al llegar los dos hermanos observan la escena, Darío sentado en un cómodo sillón con Dédalo en brazos, abrazándolo como protegiéndolo lo sujetaba fuerte, tanto que Ramsés no pudo retirarlo. de su agarre, Cy se coloca a la altura de los dos, pasa su mano izquierda por la cabellera de su hermano, no dice nada, pero le causa felicidad saber que se encuentra bien. 

  _ Estos dos son tercos, los dos quieren tener la razón.  

_ Si lo se.  

Ramsés sube con los demás para ayudar a Talio dejando a los cuatro hermanos solos, Cy, se acomoda en uno de los sillones, Ciro en otro, esos dos pares de ojos no dejan de observar a los dormidos.  

_Se van a matar. 

_ Perder. 

_ Darío no ha sucumbido ante el poder psíquico de mi hermano, pero Dédalo no lo ha dejado de torturar. 




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