—Capitana, estamos listos para entrar.—Comentaba el contramaestre con su típico traje blanco.
Estaba justo en la proa del barco con una antorcha en su mano derecha. Detrás de él varios de los piratas que le seguirán hasta la ciudad. Todos con antorchas de igual forma para alumbrar su camino.
—Ya casi es momento de entrar en acción, solo dejamos que el Sol caiga un poco más. En esta ocasión las sombras serán nuestras aliadas. Tengan paciencia.
—¡Sí capitana!
El joven Koar estaba hasta atrás del grupo de piratas y se acercaba cautelosamente hasta el frente. Quería estar en primera fila para mirar el ataque y salvar a su familia. Pero la tripulación no se la dejaba fácil, en cuanto lo veían le daban codazos o aventaban el cuerpo para chocar contra él, para no dejarle avanzar.
A esta singular agresión se le sumaban frases como "Estorbas”, “lárgate de aquí”, “que débil eres" Todas las frases acompañadas con un rostro de repudio pues no aceptaban a nuevos en la tripulación y menos a los que no se ganaban su lugar como debe ser.
Los momentos que tuvieron que esperar no fueron muchos, el sol se había metido lo suficiente a la apreciación de la capitana para proporcionar a la tripulación sigilo, pero también un poco de luz antes de llegar a la ciudad.
—Señores es el momento.—Dijo con voz seria.—Ya pueden mover el barco.
El paraíso de la reina comenzó a moverse dirigido por los piratas que quedaron a carga para desplazarlo. Lo hizo por toda la orilla a una velocidad considerable pues necesitaban llegar rápido sabiendo que la torre vigía podría verlos.
—Ya lo saben. —Comenzó a dar las últimas indicaciones repasando el plan por última vez.—Cuando estemos lo suficientemente cerca bajaremos ya pie llegaremos hasta la torre, tenemos que ser más rápidos que el barco y escalar para deshacernos de los guardias. El contramaestre y sus hombres están a carga de eso. Los demás avanzaremos sutilmente por el puerto aniquilando a todos los soldados que encontramos y nos reuniremos a las afueras del pueblo.—La capitana sacó su muy afilado sable que llevaba en la cintura para señalar la isla con el.—Traten de evitar cualquier conflicto peligroso antes de llegar a la ciudad, ahí descargaremos con todo lo que tenemos agrupándonos para continuar con el plan.
Toda la tripulación estaba lista para entrar en acción, sus cuerpos ya estaban en posición y sus mentes ya sentían la adrenalina.
Conforme se acercaban a la isla podía ver que no había muchas personas, la zona de comercio ya estaba cerrada. En el muelle solo estaban unos cuantos barcos aunque ninguno tan grande como el que se acercaba.
Solo eran unos pesqueros y de comercio ya que los barcos de la armada estaban anclados en otra zona que era privada.
La torre de vigía estaba muy bien fortificada, cinco guardias estaban en ella mirando por todos los ángulos con antorchas encendidas. Debajo de ellos estaban varios más dando rondines cercanos para no dispersarse mucho. Su función era el apoyo y relevo en las torres, en caso de conflicto los encargados de hacerles frente serían los propios miembros de la torre. Aunque eran un número inferior a cualquier grupo atacante, su posición era de mucho valor estratégico ya que desde ahí y con las armas de largo alcance, podían eliminar a decenas de enemigos antes que se acercaran a ellos.
La tripulación de la capitana escarlata sabía esto y había pensado en un buen plan para eliminarlos.
Por fin había llegado el momento de desembarcar cuando llegaron a una posición muy cercana. Un gran número de los piratas bajaron usando las escaleras de cuerda, lo hicieron muy rápido lo que demostró que era una maniobra que usaban seguido. Solo quedaron algunos piratas que se encargarían de cuidar el barco y mantenerlo listo para el escape.
El grupo que descendió del barco se movió rápidamente según lo planeado. Se distribuyeron en tres partes, los primeros que eran el menor número se encargarían de subir a la torre vigía para eliminar a los guardias y cortar las campanas de alarma. El segundo equipo los cubriría colocandose adelante de manera que se convirtieran en un muro por si más soldados venían de refuerzos. Y el tercer equipo que era comandado directamente por la capitana y dónde Koar había decidido participar, se mantuvieron alejados acercándose lo más que pudieron a la entrada de la ciudad. Desde ahí intentarían examinar los movimientos, ubicar lugares atractivos para robar y sobre todo localizar más guardias en caso de que Koar les hubiera mentido con los datos.
La capitana era una persona muy astuta, pocas veces dejaba algo a la suerte y siempre tenía varios planes de apoyo para lograr el éxito. Era inteligente, creativa, ambiciosa y muy despiadada cuando debía serlo. Aunque tuviera la información siempre dudaba de su veracidad lo que le había salvado muchas veces anteriores, y le había dado victorias importantes para convertirse en la leyenda que era.
Koar por su parte estaba sumamente nervioso, intentaba no acercarse demasiado pues sabía que una traición de los piratas era una posibilidad. Aunque confiaba en la capitana y en su palabra de ayudarle para salvar a su familia.
El asalto comenzó inmediatamente a la señal esperada. El grupo de piratas caminaron lentamente por la hierba escondiéndose lo suficiente para atacar evitando alguna reacción de los guardias. Superaban en número a las fuerzas defensivas que estaban abajo por lo que pudieron noquearlas tapando sus bocas para no prevenir a los vigilantes de la torre. Cuando lo hacían los bajaban lentamente para esconderlos en la propia hierba y les despojaron de algunas municiones y armas. Solo quedaba el escalar para poder vencer a los guardias superiores sin hacer sonar la alarma.