Una vez a bordo, les dió el dinero que había prometido, lo había escondido muy bien cerca de ahí. Lo repartió como era debido y así pudo recuperar la cadena familiar. Además ahora contaba con una nave rápida con la que podría surcar las yeguas, y no solo eso, le quedaba gran parte del dinero que no gastó en conseguir un barco.
Desde ahora su vida sería otra, quizás el suceso de los barcos sería reportado como accidente y la corona inglesa no tomaría represalias contra él, pero al meterse con los contrabandistas y el Marqués, le traería más conflictos. Todo valía la pena con tal de salvar a su familia y su honor.
Koar se había fijado la meta de eliminar al Marqués pues solo así su familia podría recuperar lo suyo en Tortuga, una tarea que no sería sencilla.
Su grupo pudo constatar tras una revisión que el barco tenía suministros suficientes para hacer el viaje, eso los motivó y sirvió para que pudiera hacer el viaje sin detenerse.
Llegaron rápidamente a la bahía, el barco lo dejó anclado antes para no alertar a los enemigos, después de todo, una lucha contra ellos no estaba descartada.
John le explicó lo que sabía de ese lugar y también lo que se podía encontrar.
Koar hizo nuevamente un plan para una vez llegado el momento.
Se acercarían para hablar con el líder, Koar se haría pasar por un pirata reconocido y negociaran la compra de su familia. Usaría el resto de su dinero para comprarlos, de esta forma evitaría el conflicto.
Una vez pensado el plan, lo ejecutaron.
John se adelantó para generar la reunión. Tenía que hacer contacto con su conocido para poder tener diplomacia y un mejor trato.
Afortunadamente para él, lo reconocieron y aceptaron la reunión con su capitán.
Koar fue con cuatro de sus hombres como guardaespaldas, el resto estarían cerca para apoyarlo en caso de que las cosas estuvieran mal.
—Asi que ahora trabajas para un pirata “Mano de hierro”—El hombre le habló a John con un poco de risa.—La última vez no te fue muy bien, creo que la necesidad puede más que el orgullo.
—Asi es, este hombre paga bien.—Contestó con un tono serio, no le complacía recordar la época pirata.—Pero ahora quiere experimentar con un nuevo negocio… los esclavos.
El hombre que los entrevistaba era una persona muy alta y delgada, piel morena y cabello negro rizado eran sus características. Tenía facciones de alguien muy burlón. Sin duda estaba hecho para hablar y tratar a las personas.
—Es un buen negocio.—Dijo mirándolo a los ojos.—Tan antiguo como el propio comercio. Desafortunadamente no es para cualquiera y menos aún con las nuevas leyes, es más riesgoso.—Giró su cabeza para mirar a Koar, lo examinó por varios segundos.—Este es uno de los puntos que ha logrado sobrevivir por mucho tiempo, gracias a la intervención de los políticos. Es una línea segura y deja mucho. Por ese motivo les digo que no pueden venir aquí y exigir formar parte de un negocio que les ha costado a otros.
En ese momento sacó su espada para amenazar a Koar en la garganta. Todos los hombres que acompañaban al esclavista hicieron lo mismo y los amenazaron. El ambiente se puso muy tenso.
—Creo que no nos explicamos muy bien.—Dijo John tratando de calmar los ánimos.—Este hombre viene a comprar perfiles en específico, no vamos a vender ni a poner en riesgo tu negocio.
—El negocio lo pusiste riesgo desde que trajiste a este hombre.—Se mantuvo firme sin mover la espada.—Es un desconocido, no sabemos nada de sus intenciones.
—Como amigo le explicó.—Por fin intervino Koar en la conversación.—Estoy aquí porque me dijeron que usted me podría vender algunos esclavos.—Retiró con su mano la espada que lo amenazaba.—Dígame si puede o no.
La forma tan brusca con la que habló, hizo que su agresor le respetara un poco.
Koar había aprendido sobre la fortaleza verbal viendo a la capitana escarlata, sabía que tenía que entrar en papel y ella era su inspiración.
—Tengo muchos esclavos pero ya están prometidos a compradores.—Le respondió mientras bajaba su espada.
—Solo necesito cuatro.—Koar seguía con el tono autoritario.—Le pagaré dos veces su valor y usted podrá decir que los perdió en el camino.
El hombre lo miró fijamente, quería descifrar los secretos de Koar pero le fue muy difícil, solo lo intrigaba pero no sabía el por qué.
—¿Qué perfiles estás buscando?—Preguntó para continuar la negociación.
—Déjame verlos y te diré cuáles me interesan.—El joven sonrió pícaramente y sacó una bolsa con monedas de plata.
El hombre observó la bolsa y supo que su cliente no estaba bromeando. No era algo tradicional que él mostrara a cualquier persona detalles de su negocio. Aún no confiaba en él pero sabía que era una buena oportunidad para ganarse algo extra de dinero. Además la presencia de John, un viejo conocido en el negocio le hizo ver que podría ser buen cliente.
Después de meditarlo decidió darle el gusto. Se levantó y le indicó que lo siguiera hasta donde los tenían ocultos.
Parecía un gran logro. Koar y sus cuatro hombres avanzaron siguiendo a su anfitrión. Este los llevo hasta una cueva vigilada por sus hombres. Entraron para seguir el recorrido.
El lugar solo estaba alumbrado por antorchas sujetadas a la pared. Además de un polvo blanco tirado en el suelo haciendo un camino. Esto con la finalidad de no perderse adentro.
Las cuevas eran muy profundas, sin embargo solo se ocupaba lo más cercano al exterior. Lo difícil para recorrerlas radicaba en la cantidad de caminos que tenía, siendo solo conocidos por aquellos hombres que las recorrían muchas veces.
Caminaron por algunos minutos hasta llegar a la zona donde tenían amarrados a los esclavos. Los tenían sentados atados de pies, manos y boca. Esto con la finalidad de que no hablaran entre ellos. Además los tenían distribuidos en varios grupos lejos unos de otros, y cada uno custodiado por un par de guardias, así tenían mayor control sobre ellos.