El respeto y admiración por la tripulación de Koar era muy evidente. Muchos de los piratas ahí reunidos les pedían trabajo, mientras que otras bandas anhelaban una colaboración. Para todos la respuesta fue la misma “no estamos aquí para eso, solo estamos disfrutando” fue entendida y respetada por todos los que intentaban.
La ansiedad estaba consumiendo al navegante negro y casi como si el destino supiera que necesitaba una distracción mientras esperaba, ocurrió un suceso inesperado.
Atravesando las puertas bruscamente de aquella taberna apareció la capitana escarlata. Estaba sola y gravemente herida.
Todos la miraron y comenzaron a rumorar. Algunos no podían creer quien había sido capaz de derrotar a tan grande pirata cuyo prestigio rivalizaba con la emperatriz pirata, mientras que otros la miraban con deshonra por no haber podido mantener ese prestigio.
Un pirata desconocido se acercó para ayudarla pues estaba al borde del colapso. Con mucha dificultad había llegado hasta ahí, nadie se explicaba cómo con tales heridas.
Stephanie se aferró al pirata y le susurró. “El navegante negro, vine a buscarlo”
Después de decir esas palabras se desvaneció perdiendo la conciencia.
Koar así como su tripulación se acercaron para auxiliarla. Estaban muy preocupados.
—La gran capitana dijo tu nombre.—Le dijo el pirata en cuanto se acercó.—¿Tú le hiciste eso?
—Por supuesto que no.—Le respondió un poco indignado.—Dejala a nuestro cargo. Nuestro médico la atenderá.
—¿La quieres rematar?—Insistió el pirata.
—Ya te dije que no.—Se la arrebató de los brazos.—Somos aliados.
El pirata no insistió más, cualquiera que fuera la realidad él no quería problemas con la tripulación más temida de aquel momento así que se retiró.
Koar la carga y con ayuda de sus hombres llegaron a una habitación que tenía la taberna, era una posada que alquilaban.
La recostaron en la cama y el médico comenzó la revisión.
La capitana tenía graves heridas por cortes de espada en varias partes de su cuerpo. La más grave estaba en su muslo izquierdo, era profunda y se generó una infección en ella. Su cuerpo presentaba fiebre y deshidratación. Ambas cosas podían contrarrestarse pero la herida era prioridad. Había perdido mucha sangre y perdería más de no hacerse nada.
El médico comenzó con la atención, limpió las heridas y preparó todo para coser la herida. Pidió que trajeran alcohol, trapos y algo para meter en su boca para morder con el intenso dolor.
La tripulación se movió rápidamente para llevar lo solicitado, mientras tanto el médico se quedó ahí para el proceso. Sandra y Koar se quedaron ahí para auxiliar.
El médico se esforzó lo más que pudo. Logró cerrar la herida y limpiar los demás pero la fiebre no cedía. Había algunos medicamentos a base de plantas, los usaron para ayudar, pero el resto dependía solo de ella.
Las horas pasaron llenas de angustia principalmente para Koar quien no se despegó un solo momento de ahí. Se sentía responsable de su seguridad.
Sus hombres trataron de investigar si alguien sabía qué había pasado o si veían a un miembro de su tripulación en los alrededores pero no fue así y nadie sabía qué les sucedió. Lo único que quedaba era esperar a que ella les contara.
Al final la espera rindió frutos pues ella despertó. Se sentía muy débil pero reunió la fuerza necesaria para hablar.
—¿Dónde estoy?—Preguntó al abrir sus ojos.
Koar se levantó rápidamente para corroborar su estado, el doctor tomó su muñeca para sentir su pulso.
—Estás en la posada de la taberna.—Le respondió el médico sin soltarla.—Te estoy atendiendo, tus heridas son graves.
—¿Cómo te sientes?—Koar se acercó desesperado.
—Al fin te encontré.—Su voz era muy débil.—Me ayudaste como prometiste.
El jóven pirata se acercó para calmarla, tocó su frente para entrar en contacto con ella.
—Tranquila, estás en buenas manos.
El médico ovacionó la gran resistencia de aquella mujer. Había sobrevivido a tales heridas y llegado hasta ahí por su propio pie, además estaba superando la infección y se recuperaba rápidamente, era algo digno de admirar.
—Él nos atacó.—continúo con voz débil.—Eran demasiados y nos emboscaron.
—¿A quién te refieres?—Usaba un tono amable, en verdad se sentía atraído por ella.
—Vendrá por ti… puso una recompensa por nosotros.
Su tono seguía siendo débil y sus palabras poco coherentes, no lograba tener una conversación fluida así que Koar decidió dejarla descansar para cuestionarla después.
El jóven pirata no se alejó mucho de ahí. Durante las horas siguientes solo salía para corroborar el estado de su tripulación y pedirles que se mantuvieran atentos, quizá alguien los estaba siguiendo.
Sus hombres le hicieron caso y montaron guardia durante el resto del día y la noche.
A la mañana siguiente la capitana despertó, había mejorado bastante, su voluntad era muy fuerte. Además la presencia de su aliado le hizo obtener fuerzas.
Ella intentó levantarse, el médico la detuvo y fue ahí que entró Koar para calmarla.
La capitana le explicó el motivo de su prisa. Dijo que días antes le había tendido una emboscada el ejército francés junto a una banda pirata, eran dirigidos por el capitán botas limpias. Dicho ejército era muy grande, contaban con varios barcos y una gran estrategia. Los tomaron desprevenidos y los atacaron. La derrota llegó a su tripulación y fueron todos capturados. Los llevaron a una prisión y ahí los torturaron.
El líder del ejército francés era el Marqués, aquel que regia Tortuga, Koar supo de quién se trataba inmediatamente. Le dijo que ella y el navegante negro eran sus mayores enemigos y que los castigaría hasta morir.
Pasaron tres días de tortura, la capitana ideó la forma de salir con el apoyo de su tripulación, fue la única que pudo hacerlo. Se alejó de ahí prometiendo que regresaría por ellos pero necesitaba ayuda. En ese momento pensó en Koar y se dirigió hasta el refugio pirata pensando que ahí lo encontraría. El destino le hizo ver que tuvo suerte con esa decisión.