Cuando dejaron de ser útiles para la tripulación, lo encerraron en la prisión del barco, le daban de comer cuando se acordaban.
Sabedor de eso, Dios le permitió llegar a aquella isla donde se reuniría con sus hijos por última vez.
Cómo era de esperarse, Koar y Sandra estaban muy tristes. En aquellos momentos la fama, el dinero y cualquier logro no parecían suficientes. Perder a su padre les rompía la misión principal. No lo habían podido salvar.
Trataron de ser fuertes para seguir avanzando. La tripulación ayudó en el ritual funerario mientras que ellos dos se despedían de su cuerpo.
Koar prometió ante su tumba que buscaría venganza sobre el Marqués, así limpiaría el nombre de su familia. Además juró proteger a su familia, aún faltaba encontrar a su madre y por eso no podía detenerse.
Tras el entierro, el Navegante Negro se llenó de mucho coraje imaginado lo que su padre vivió y cerca de él estaba el hombre responsable.
Con una mirada de odio, corrió hasta donde estaba prisionero el capitán botas limpias. Estaba muy debilitado mientras dos piratas lo resguardaban.
Los oficiales de Koar supieron ver la intención que tenía en sus ojos, lo siguieron para evitar que lo matara.
Stephanie estaba muy sorprendida viendo cómo su colega había sido consumida por el odio. Nunca se imaginó que un alma tan noble como la de él se comportaría así.
—Eres un m*ld*t*.—Dijo en cuanto alcanzó al prisionero.—Él no les hizo nada.
El pirata no le respondió, incluso no se imaginó de qué hablaba. Pensó que se trataba de una baja en la batalla, ya que él marqués nunca le notificó que era su padre aquel prisionero.
Koar se abalanzó contra él, el rostro del prisionero aún tenía los estragos de los golpes que le dió su agresora, así que estaba muy débil y adolorido.
Comenzó a gritar inmediatamente después de recibir el golpe, lo hizo tan agudo que molestó los oídos de los ahí reunidos, pero para el joven Koar no fue motivo suficiente para detenerse.
—Basta ya capitán.—Le dijo John mientras llegaba.—No te convertirás en eso. Tú no eres así.
Pero ni ante esas palabras el joven se inmutó. Seguía golpeando a su rival, está vez con patadas en su pecho. El prisionero comenzó a suplicar de una forma patética, rogó por ser perdonado.
Adwain y John tuvieron que intervenir, más que por ayudar al prisionero lo hicieron por salvar a su capitán de tal estado.
Lo tomaron de los brazos y lo obligaron a retroceder.
—Lo voy a matar, tiene que sufrir.—Les decía entre llanto y coraje.—El mató a mi padre.
Adwain se puso de frente y tomando su cuello lo confrontó mirándolo a los ojos.
—Si lo que buscas en venganza hazlo.—Se mantuvo firme en su mirada.—Quieres vida por vida, entonces toma la suya.—Sacó su pistola y se la dió.—Pero acaba de una vez con eso siendo el hombre que siempre has sido, no un bárbaro que ataca sin piedad.
Esas palabras le llegaron a Koar, al fin había logrado calmarse. Miró a su compañero y el arma que le ofrecía. Lo pensó por varios segundos y al final decidió tomar el arma.
Sandra estaba ahí y miro como su hermano estaba sufriendo. Se acercó a él para ofrecer consuelo. Ella también era conciente de la verdadera personalidad de su hermano y no quería que se viera afectada.
—No es necesario que hagas esto.—Le dijo con un tono dulce.—Ese hombre ya sufrió.
—Ningún sufrimiento que haya tenido es menor al que provocó.—Alzó el arma para apuntarle.—Necesito vengar a Padre, solo así va a descansar.
Sandra sintió un poco de compasión pero en el fondo compartía el razonamiento de su hermano, ella también deseaba venganza. Ya no dijo más y se hizo hacia atrás.
—Quiero que todos salgan de aquí.—Pidió sin bajar el arma.—Esto lo haré solo.
Sus allegados se miraron y decidieron obedecer, lo vieron más tranquilo y decidieron que era algo que tenía que hacer. Salieron de la prisión para dejarlo a solas.
Una vez solo Koar se dirigió al prisionero.
—Tú decidiste esta vida.—Lo miró fijamente.—Cargarás con toda la responsabilidad de tus acciones.
—Haz lo que quieras.—Hablaba fríamente desde el suelo.—Pero te equivocas al creer que tú elijes está vida.—Comenzó a reír con dificultad.—Esta vida te elije a ti, tú deberías saberlo.
Sus palabras retumbaron fuertemente en la cabeza de Koar. Recordó que ese destino no eligió, tuvo que tomarlo para vencer las dificultades que había en su camino. Él también sonrió levemente y sintió compasión por aquel pirata.
Inmediatamente después disparó el arma. La bala entró en la cabeza del pirata matandolo instantáneamente.
En ese momento sintió aliviada su carga y los sentimientos se hicieron presentes. Comenzó a llorar como no lo había hecho antes. Tiró la pistola y se llevó sus manos a los ojos para retener las lágrimas mientras las liberaba con pasión.
Una persona más seguía adentro, una que no obedeció las órdenes de salir y había observado todo, esa persona era Stephanie quien se acercó a consolarlo tocándole el hombro.
—No importa si esta vida te elige.—Mostró gran compasión por él.—Lo importante es que eliges afrontarla luchando por ti, tus sueños y los tuyos.
Las palabras de la capitana ayudaron al jóven capitán que poco a poco se reponía del dolor. Lo único que quedaba era levantarse para continuar.