Los piratas llegaron hasta la fortaleza interior, estaban tan cerca que la vieron perfectamente. Detrás de los muros y la gran puerta estaban los soldados restantes y las personas por rescatar.
Koar les reveló el plan. Pidió a algunos piratas que se disfrazaron de soldados franceses para acercarse, una vez ahí pedirian ayuda a sus aliados.
La situación se cumplió. Los piratas llegaron hasta la puerta corriendo y gritando. “¡Por favor ayúdenos!”, “¡Los piratas nos están superando en la puerta sur!”
Los soldados compararon por sus aliados, ellos deseaban salvarlos, su honor les obligaba.
Pero no podía hacerlo, el marqués había ordenado que se quedaran detrás del muro así que ninguno salió.
Ese grupo de hombres eran liderados por el general quien era un veterano de guerra. El también sintió pena por no poder ayudar a sus compañeros.
“Por favor, ellos vendrán hasta aquí por ustedes” seguían pidiendo a los soldados. “¡Ayúdenos!”
A tal petición el general no se pudo resistir.
—Abran las puertas.—Dijo con voz de mando.—Vamos a ayudarte.
—Pero general, el Marqués dijo que no.—Le respondió uno de sus soldados.—Debemos permanecer aquí.
—El Marqués es un cobarde que no sabe nada de guerra.—Se atrevió a declarar el general.—Si no vamos nuestros aliados morirán, no me lo perdonaré.—Se tocó el pecho con ambas manos.—Además ellos vendrán hasta aquí, debemos sorprenderlos mientras nuestros hombres están luchando allá.
Las palabras del general no fueron tomadas a la ligera. Los soldados estuvieron de acuerdo con él y decidieron salir para avanzar hacia el sur.
Justo cuando iban a mitad de camino comenzó la emboscada de los piratas. Los soldados estaban mal parados y se limitaron a cerrar un círculo para defenderse. Los piratas aprovecharon el momento y atacaron sin piedad.
Tras el conflicto, Koar, Stephanie y un grupo de hombres corrieron hacia la puerta para infiltrarse en la fortaleza. Nadie los detuvo, el camino estaba abierto fácilmente para ellos.
Corrieron dentro y pudieron ver de cerca la mansión que era protegida por aquellos muros. Los piratas entraron siendo cautelosos.
—Hacia allá está la prisión.—Dijo Stephanie señalando el camino.—Vamos por mis hombres.
—Vayan por ellos.—Le respondió Koar.—Yo me adelantaré, necesito matar al Marqués yo mismo.
Sus hombres lo detuvieron, le dijeron que no podía avanzar solo pero él estaba muy decidido.
John, Adwain y Sandra se ofrecieron como compañero. El resto de piratas los tomó Stephanie para ir a las prisiones.
Los piratas se dividieron, ambos con una misión importante. La capitana escarlata quería salvar a sus hombres lo antes posible para alcanzar a Koar y ayudar contra el Marqués.
Recordaba la dirección perfectamente y guió a su grupo hasta ahí.
Bajaron las escaleras, la única luz que permitía tener visión en aquellos calabozos, era la proporcionada por las antorchas.
Entraron con mucha precaución, sabían que había guardias custodiando.
La capitana tenía la adrenalina al tope que sus heridas dejaron de doler, se movía tan ágil como siempre.
Después de avanzar pudieron ver a los guardias, la capitana y sus hombres se abalanzaron sin piedad hacia ellos. Los dejaron incapacitados en poco tiempo.
Avanzaron un poco más y al final llegaron hasta las celdas. Pudo ver con alegría que sus hombres seguían ahí y la reconocieron de inmediato.
—¡Capitana regresaste!—Dijo la Garza quien de veía muy herido.—¿Cómo lo lograste?
—Nuestros aliados nos ayudaron.—Dijo ella buscando la forma de abrir la celda.—El Navegante Negro y todos estos hombres se unieron a nosotros para pelar, la batalla continúa arriba.
No era necesario dudar de ella, pudieron ver a los piratas que llegaron con la intención de salvarlos. En poco tiempo rompieron las cadenas para así liberarlos de la prisión.
Todos los piratas salieron y fueron auxiliados por el grupo de rescate.
—No hay tiempo que perder.—Dijo la capitana apresurada.—¡Vámonos de aquí!
Los piratas comenzaron a desalojar como lo ordenó la capitana pero ella de detuvo por una voz que le habló.
—Esperen por favor.—Su tono era muy áspero, tenía la garganta muy seca.—Saquennos de aquí, por favor.
Stephanie apuntó con una antorcha hacía la celda de dónde le hablaban. Pudo ver qué estaba ahí un hombre mayor, una mujer junto a él y un par de niños.
—¿Quiénes son ustedes?—Preguntó muy sorprendida.
—Soy el gobernador Tortuga… lo era hasta que el Marqués me derroco.—Señaló hacia los demás.—Esta es mi familia, si no me quieres ayudar a mi entorno llévate a ellos.
Stephanie meditó la situación, era un gobernador, alguien que estaba en contra de los piratas, nada le garantizaba que después de aquel día ellos no irían tras de su gente.
—Por favor, dejalos salir.—Insistió el hombre mientras seguía tosiendo.—Ayudalos a llegar a la salida y que puedan ir a Europa a buscar refugio… por favor.
Stephanie no lo dudó más y le pidió a sus hombres que le ayudaran a romper las cadenas para liberar a los prisioneros.
Después de hacerlo abrieron las puertas para que salieran. La señora fue la primera, seguida de sus dos hijos, el gobernador se quedó dentro agradeciendo su cortesía.
—Usted también salga.—Le dijo Stephanie acelerada.—Tiene que huir con su familia.
El hombre se sintió muy honrado, dió las gracias al borde del llanto. Sabía que eran piratas y aquella capitana había demostrar más humanidad que el Marqués, eso le cautivó.
El grupo pudo salir de la prisión sin más demoras e impedimentos.
La capitana pidió a los heridos, el gobernador y su familia que esperarán ahí en una habitación de la finca, ella y los demás tenían algo por hacer aún.
La capitana dió la orden de alcanzar a Koar para ayudarle.