La gran impostora

4. El que no arriesga, no gana.

La gente a mí alrededor se había vuelto loca y yo seguía sin comprender el porqué de esto. 

Si tenía buena voz, y debía decir que hacía más bien que mal a la vista pero todo esto combinado, seguía sin generar en mi lo que generaba en las personas que me rodeaban.

¿Quizás había algo roto en mí? ¿Había algo malo conmigo tal vez que no me permitía disfrutar de las mismas cosas que disfrutaba el común de la gente?

"No te olvides que casi terminas babeando el mantel de seda cuando viste que Douglas apareció frente a ti, dijo una voz en mi interior".

Voz a la que me hubiese gustado callar de un puñetazo de haber sido posible.

Alguien tocó mi hombro, interrumpiendo mis pensamientos. 

— ¿Señorita Irwin?

Asentí.

—Soy Jake Bass. Un miembro del equipo de " Dumpty Lomps "— estiró su mano para que yo pudieses estrecharla— El señor Jones me comentó antes de que comenzara la prueba de sonido, que debía buscarla y entregarle esto— rebuscó en el bolsillo delantero de sus pantalones—Son 4 pases VIP para que usted y sus amigos los disfruten luego de que acabe el concierto—anunció.

Sostuve los tickets en mis manos unos segundos y no pude molestarme al darme cuenta de que él, Douglas, había enviado estas entradas con el simple motivo de conocerme mejor, ya que le parecía " atractiva". 

Una parte de mí, tal vez la más honesta de todas me decía que los devolviera. Seguramente habrían alguien los disfrutaría más que yo. Pero mi parte profesional, la que me había traído hasta aquí, me pedía a gritos que los aceptara sin más. De este modo, podría estar cara a cara frente a Doug.

—Muchas gracias— respondí con una sonrisa cordial en mi rostro—Dígale al señor Jones que le agradezco mucho esta oportunidad.

—Algo me dice que a él le gustaría escuchar esas palabras salir de su boca más que de la mía.

—Gr... Gracias—repetí y esperé a que él hombre desapareciera de mi vista para poner los ojos en blanco al pensar en lo que había dicho.

¿Acaso era la clase de hombre que disfrutaba de esa clase de cosas, que tenía un gesto con una mujer solamente para que ella fuese y le agradeciese en persona, arrojándose a sus pies, como si le hubiese salvado la vida? Porque si así era, tenía la impresión de que nos llevaríamos mal. Muy mal.

— ¿Qué quería ese hombre?— preguntó Emmerson quien parecía estar atento al show que tenía frente a él pero no lo suficiente como para dejarme desprotegida a mí.

—Es solo uno de los hombres del staff de la banda, que vino a traernos esto.

Ondeé los tickets frente a ellos y las expresiones en sus rostros eran de lo más variopintas. Phoebe pestañó varias  veces, intentando comprender si eso de verdad estaba pasando, Emmerson enarcó una ceja, pensando fríamente en esto al igual que yo. Si algo nos había enseñado nuestro trabajo era que debíamos sospechar hasta de nuestras sombras y por último, las pupilas de Sophie había triplicado su tamaño al pensar en lo que podría hacer cuando tuviese a Douglas a escasos centímetros de su cuerpo.

—Trae para acá—dijo mi amiga quitándomelos de la mano para observarlos más detenidamente— ¿Sabes? Si no fuese una mujer a la que le atraen pura y exclusivamente los hombres, te llevaría al baño para agradecerte por esto.

En la mesa reinó por unos segundos un silencio sepulcral, que fue remplazado por nuestras carcajadas al ver la desesperación en el rostro de Sophie al creer que se había pasado de la raya.

—Linda, si yo no fuese una mujer a la que le atraen solamente los hombros— imité sus palabras— Posiblemente me aprovecharía esa magnífica oportunidad, pero lamentablemente eso iría en contra de mi buen juicio. Además no soy la clase de persona a la que le gusta mezclar negocios con placer.

—Y tan solo para quedar claros... ¿Cuál de los dos soy yo?

—Placer—afirmé—Siempre placer—me incliné y besé su mejilla.

—Me siento halagada— suspiró y se llevó una mano al pecho— ¿Ahora qué les parece si pedimos una botella de vino para celebrar que conoceremos a la banda?— sugirió y levantó una mano para llamar al camarero.

—Suena como una grandiosa idea— dijo Emmerson— Pero deberás pedir un margarita virgen para Phoebs y tres copas para nosotras.

Sophie y yo nos miramos la una a la otra, pero ninguna pronunció una palabra en un largo tiempo. Posiblemente porque estábamos pensando en lo que él había dicho. Supongo que dos cabezas no siempre pensaban mejor que una.

Mi amiga comenzó a golpear con fuerza mi muslo.

—Auch— grite quitándole la mano de ahí—Que te pasa.

—Creo que ya se lo que ocurre aquí— sentenció— Tu no tomaras vino y pedirás un trago libre de alcohol porque... Estás embarazada— señaló acusadoramente a la prometida de mi amigo— ¿No es así? Es por eso que pediremos tres copas en lugar de cuatro.

Una gran sonrisa se formó en la cara de la persona con la cual había pasado los mejores años de mi vida.

— ¿Estas segura de que quieres seguir trabajando en el buffet de abogados? ¿No quieres trabajar con nosotros?— Emmerson le preguntó a Soph.

—No gracias—afirmó esta— Estoy bastante feliz en mi actual trabajo. Pero aprecio tu oferta—Ahora, escúpelo— golpeó la mesa con su puño y clavó la mirada en él.

Mi amigo y ex, tomó de la mano a la mujer que estaba sentada a su lado.

— ¡Estamos esperando a nuestro primer hijo! — colocó una mano en el estómago de Phoebe.

El agua que había llevado a mis labios terminó desparramada en la mesa, rociando con pequeñas gotitas a mis acompañantes.

—Diugh— se quejó Soph— No puedo creer que hayas hecho eso. ¿Acaso así pretendes conquistar a Douglas?

—Lo siento— limpié mi boca con la servilleta— ¡Los felicito chicos! — me levanté de la silla y corrí a abrazarlos—¿De cuánto tiempo están?— giré mi cabeza para observarlos a los dos a la misma vez.

—Cuatro meses y medio— afirmó Phoebe radiante.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.