Siempre supe que era diferente al resto de personas que me rodeaban, en el colegio y en mí día a día, sentía que no pertenecía a ningún lugar y con ese sentimiento fue como terminé ingresando en el misterioso bosque que se encontraba en los límites del pueblo. Todos los habitantes se mantenían alejados y lo que más deseaba era un poco de tranquilidad, ¿Habría un lugar mejor? No lo creo, nadie me molestaría, esa era la única intención de mi loca visita a este bosque oscuro, jamás cruzó por mi mente verme involucrada en una lucha contra una oscuridad que pretendía robar toda la magia y envolver con su negrura todo a su alrededor y todo porque tuve la gran idea de recoger una curiosa roca.
– ¡Ten cuidado!–grita un peculiar guerrero posándose frente a mí desviando una flecha que no había percibido.
–Gracias–musito revisando que no me haya pasado absolutamente nada, ni siquiera sé como he conseguido sobrevivir hasta este momento, aunque tengo mis locas teorías, en las cuales la responsable es esa roca blanca brillante que encontré en el sendero mientras caminaba y me lamentaba de lo penosa que resultaba mi existencia.
Todo parecía tan tranquilo, la vi brillando curiosamente, que me pareció una excelente idea tomarla para poder analizarla con un mayor detalle, me incliné y la sujeté, al ver que su brillo se intensificaba, intenté soltarla pero se había adherido a mí y eso no era lo peor, sentí como me elevaba en el aire, mi negro cabello que llevaba suelto se tornó blanco y terminó atado en una coleta alta, sujetado con un curioso listón de color negro, mi ropa también se transformó y cuando me percaté, ya me encontraba en este sitió, esquivando armas, personas y ataques. La roca ya no era una roca si no un peculiar bastón, en el cual la roca ocupaba la parte superior y brillaba. Su poder se extiende a través de mi cuerpo y parece tener mente propia, una muy buena combatiendo porque yo de luchar no se absolutamente nada, es más, detesto los enfrentamientos pero durante los minutos que han transcurrido, he luchado como una guerrera experta.
–No lo haré siempre, guardiana–replica posando sus intensos ojos verdes en mí, no sé qué clase de criatura sea pero ese tono de ojos definitivamente no es normal, acomoda su negro cabello y rápidamente continua luchando, debo asumir que estamos en el mismo bando y que suerte, no sería capaz de luchar contra él y ganar, seguramente terminaría muriendo.
Si muriese en este sitio extraño, ¿qué sucedería conmigo? ¿Acaso mi cuerpo seria encontrado en el sendero del bosque? ¿Quién lo encontraría? Ya lo dije, en el bosque nadie ingresa, al parecer solo yo he tenido esa grandiosa idea, ojala y no se me hubiese ocurrido que escapar hacia el bosque era buena idea, nadie me molestaría pensé y mírenme. Esquivo un nuevo ataque que me hace reaccionar, los oscuros ojos de ese ser me miran con desprecio, elevo mi pie y lo golpeo al tiempo que con el bastón evito la espada que lleva en sus manos, mientras se recupera del golpe, lo toco con la roca brillante, la luz ingresa en su ser haciendo que se retuerza de dolor, no me gustaría estar en su lugar, especialmente en el momento en que veo estallar su cuerpo, volverse oscuridad y desaparecer.
–Ha sido el último, vamos pronto, antes que aparezcan más–ordena el sujeto que me ha salvado con anterioridad dirigiéndose al grupo de guerreros que se ha reunido–. Guíanos, guardiana.
Al percatarme de que su mirada se encuentra puesta en mi dirección al hablar, miro a un lado, al otro e incluso detrás de mí esperando encontrar a quien sea que este mirado. Al no encontrar a nadie abro ampliamente mis ojos, ¿me habla a mi o a un árbol? Espero que se trate de lo segundo porque no tengo ni la más mínima idea de lo que habla, ¿A dónde se supone que debo guiarlos? Las miradas expectantes puestas en mi consiguen ponerme nerviosa.
– ¿Yo?
–Sí, tú, ¿No eres la guardiana acaso?
–Eh… ¿Si?–musito dudosa, el gesto de fastidio que se pinta en el rostro de ese sujeto que al parecer es el líder de ese pequeño grupo de guerreros, consigue preocuparme–. Por supuesto, vamos.
Siento que el bastón da un pequeño tirón a mi brazo en dirección a un sendero ubicado hacia la derecha, al verlo iluminado con una luz parecida a la de la roca, intuyo que ese debe ser el camino, ¿A dónde? No tengo la más mínima idea pero evidentemente hay prisa y no pienso demorarme en tomar una decisión con el riesgo de que se lancen contra mí al considerarme una intrusa en su bosque, son guerreros muy fuertes y yo, solo soy yo, con un bastón increíble que se ha encargado de salvarme, debo confiar en él. Con una seguridad que realmente no siento avanzo en dirección al sendero que he visto, el sujeto misterioso y serio avanza siguiéndome y pronto me percato de que camina a mi lado.
–Todos, avancen, manténganse alerta, las sombras pueden salir de cualquier lugar para evitar que lleguemos al templo Atleti–indica con seriedad, no digo nada a pesar de lo aliviada que me siento de saber al menos a donde es que nos dirigimos, Atleti significa fuego de vida, –. No te llamaré guardiana todo el tiempo, ¿Cuál es tu nombre?
–Itzé–respondo sin dejar de avanzar por el sendero que se ilumina a nuestro paso, esa luz me da una tranquilidad enorme–, ¿Tú quien eres?
–Awki, líder de las tropas de la luz y príncipe regente.
– ¿Príncipe regente? ¿Y el rey?
–Sí, es una larga historia pero la resumiré, mi padre desapareció hace aproximadamente un mes, cuando todo el caos comenzó, subí al trono como príncipe regente, mi hermano mayor enfureció, lógicamente ese lugar le pertenecía; sin embargo, los sabios no lo consideraron adecuado y decidieron que yo debía tomar el control mientras mi padre volvía.
– ¿Por qué tu hermano fue considerado inadecuado?
–Es un tanto…bueno, ¿Cómo decirlo? Manipula la oscuridad, justo por eso ahora tiene el control del reino, necesitamos vencer a las sombras para poder recuperar el control y devolver la paz, es por eso que estas aquí, para ayudar, la piedra lunar traería al guardián indicado para iluminar el reino y así destruir a las sombras.
Editado: 04.08.2023